El tinerfeño Federico Grillo es el rostro que representa al millar de personas que han participado en las últimas dos semanas en la extinción de los incendios forestales que han devorado la cumbre de Gran Canaria. Nacido en La Guancha, Tenerife, es desde hace cuatro años director técnico de Emergencias del Cabildo de Gran Canaria. En esta entrevista, el tinerfeño relata la lucha que tanto él como sus compañeros libraron contra el fuego y aporta claves para entender por qué se producen en el Archipiélago este tipo de fenómenos.

Tres grandes incendios forestales en una semana. ¿Ha sido casualidad, mala suerte o es que Gran Canaria tiene un problema en sus montes que no hay en otros lugares?

Todos los territorios forestales tienen sus problemas. Este tiene un problema de población muy metida en los montes, o de los montes metidos en la población. Zonas como Juncalillo y toda esa parte de Artenara, donde había antiguamente mucha huerta y mucho pasto, y ahora estaba con muchos matorrales. Es un problema de interfaz urbano forestal que tiene Gran Canaria. Por otro lado, tenemos un antecedente de lluvias muy escasas este año, por lo que la vegetación y las masas forestales están muy estresadas, lo que implica que cuando arde lo hace fuera de capacidad de extinción. Dos de los incendios ya arrancan de principio fuera de capacidad de extinción, por muy rápido que llegues, se te van. Y también puede haber una cierta relación con el cambio climático. Sabemos que existe el calentamiento global, no lo ponemos en duda, pero no sabemos cual es su influencia en esta isla. Lo que sí sabemos es que los incendios están tirando mucho y no es normal como están tirando ahora.

El primer fuego de Las Arbejas fue por una negligencia, el segundo de Cazadores supuestamente provocado por un pirómano, ¿qué se sabe de este último de Valleseco?

La investigación de causas es una fase totalmente aislada para que no se contamine nada ni haya presiones de ningún tipo. La brigada de investigación de causas del Cabildo está formada por agentes de Medio Ambiente altamente cualificados, trabaja de forma autónoma y solo recibe instrucciones de los Juzgados. Si buscamos la definición perfecta de profesional, sería esa gente. Trabajan codo con codo con la Guardia Civil y a partir de las pesquisas, con unos métodos que tienen ellos, elaboran una serie de informes y los llevan a la Fiscalía. Es el Juzgado el que asume esa información y puede decretar el secreto de sumario o no. La causa no es competencia nuestra, no influimos para nada ni hablamos de eso.

Un informe denunciaba hace unos años la existencia de numerosos puntos negros en la red eléctrica cercana a los montes. ¿Se han eliminado esos riesgos?

Se ha trabajado sobre esas líneas eléctricas. Normalmente, cuando se monta una linea, se limpia todo, pero requiere un mantenimiento y en algunos casos es complicado, porque es una vegetación que crece enseguida, como los cañaverales o las piteras. Por lo que sé, se elaboró ese informe y se trabajó con las empresas eléctricas. Algunos puntos se habrán solucionado, otros no, y algunos de los solucionados ya se habrán vuelto a cargar de vegetación.

¿Cuál ha sido el momento más crítico de este último incendio?

De entrada, cuando me dijeron el lugar de inicio y las condiciones climáticas, ya hubo alarma total porque es un sitio muy complicado. Las brigadas que llegaron allí no pudieron acceder, porque son zonas muy abruptas. Mi miedo es que subiera hacia la cumbre con un comportamiento extremo porque por allí podía haber gente caminando, o ciclistas. El segundo gran susto fue esa misma noche. Casi teníamos sujetado el incendio en Pinos de Gáldar, con unas quemas controladas, y también en Cueva Corcho, pero se escapó, saltó por paveseo y las unidades vivieron una situación dura, que si no reaccionas y no estás bien formado puedes quedar atrapado.

¿Se pueden evitar o reducir estos desastres con más medios aéreos?

España tiene tantos como Estados Unidos, nosotros en medios aéreos vamos bien, pero tenemos el falso concepto de que son los que solucionan los incendios. Un medio aéreo, sin personal de tierra que entre después. Además, queda fuera de capacidad cuando la longitud de llama es muy grande. Pueden trabajar con llamas de dos o tres metros y puede mojar una zona, pero con llamas sostenidas de 15, 20 o hasta 40 metros no hay nada que lo pueda parar. Lo única maniobra que sirve ahí son los fuegos técnicos, las quemas de ensanche o cortafuegos. Hemos usado muchas, pero dadas las condiciones del incendio hasta esas fallaban.

Los políticos y las redes sociales piden una base permanente de hidroaviones en Canarias, mientras que los técnicos apuestan por los helicópteros, ¿usted que opina de esa polémica?

Yo creo que es mejor el helicóptero. El hidroavión es muy vistoso, lo ves en la Avenida Marítima, todo el mundo le pone banderas y carteles y eso está muy bien. Los miembros del Grupo 43 son grandes profesionales y seguirán viniendo cuando tengamos grandes incendios, porque es lo que llega en el mismo día. Siempre se abre ese debate cuando vienen, luego se cierra y se vuelve a abrir cuando hay otro gran incendio. Si a mí me dan a elegir, optaría por los helicópteros. Una base de hidroaviones es muy costosa y los aparatos también, con ese dinero daría para comprar varios helicópteros o alquilarlos. La cantidad de agua que movilizan muy cerca del incendio y la cadencia de descarga es mucho mayor en el helicóptero. El hidroavión tiene que bajar al mar, salir desde el mar y elevarse de cota, lo que también implica más tiempo y más consumo. Técnicamente yo estoy a favor de los helicópteros, y luego, cuando la cosa está descontrolada, pues es lógico que vengan los hidroaviones.

La gente del campo coincide con ustedes los técnicos en que los incendios forestales no se apagan en verano, sino en invierno, limpiando el monte de combustible vegetal. ¿Pero cómo se logra eso? ¿por qué no se hace?

Hay una idea de como era el paisaje hace 30 o 40 años, sobre todo por los recuerdos de las personas mayores. Esta isla fue totalmente desforestada y solo quedaban tres o cuatro zonas arboladas. Tamadaba en el año 1920 era un pasto, con unos pinos que perecían cipreses porque rompían hasta las ramas para poder sacar la leña. Se consumía muchísima leña porque no había butano ni vitrocerámica. Imagínense por familia y consumo. Si tienes que coger leña para cocinar no te vas a ir a la cumbre, limpias alrededor de tu casa y luego te vas a alejando, cada vez a más distancia. Bueno, pues al final la gente llegaba recogiendo hasta la cumbre. Incluso se traía mucha leña de fuera de Gran Canaria, sobre todo de La Palma. La isla era muy diferente y ahora se dice que no se limpian los montes como en esas épocas. Antes, la sociedad limpiaba los montes por necesidad, ahora como mucho cogemos leña un día para la barbacoa.

También se habla de la limpieza de la pinocha...

Muy poca gente utiliza la pinocha y no es cierto que no se pueda recoger. El que quiera piniocha solo tiene que pasar por Medio Ambiente del Cabildo y le dicen dónde cogerla. ¿Por qué tiene que hacerse así? Porque si no habría sitios que quedarían esquilmados y erosionados, y no se recogería en los lugares en que es necesario. Además, hay lugares donde no se puede limpiar la pinocha porque no hay ninguna carretera por debajo y no se puede arrastrar hacia arriba. Son cosas que vienen del pasado, que eran soluciones en ese momento, pero ahora el panorama ha cambiado. Vivimos en el primer mundo, se ha educado a la juventud para que estudie y no tenga que trabajar y depender del campo. Esto es un problema social, no es un problema de esta isla, del Cabildo, de los ayuntamientos o del Gobierno de Canarias. Los montes se están cargando y cuando nosotros apagamos los incendios, en cierta manera estamos contribuyendo a que los montes se carguen más. Dicen que debe limpiar la administración, pero no tiene un dinero ilimitado. Si cogiésemos todo el dinero del Cabildo de Gran Canaria y lo dedicásemos solamente a limpieza, el ejército que contrataríamos sería enorme y limpiaríamos solo una parte de la isla porque otras no se puede. El dinero daría para un 30% del territorio, según un cálculo que hice en su momento. Y además volvería a tener vegetación al año siguiente, porque el pasto sale todos los años y se seca en verano. Tenemos que aprender a convivir con los incendios.

¿Y qué medidas se pueden adoptar?

Las administraciones tienen que invertir y lo están haciendo en trabajos selvícolas o de limpieza de aquellos sitios donde son efectivos. Los bordes de las carreteras no son siempre los más efectivos; esa es una solución simplista. Es mejor limpiar otros lugares más estratégicos. En la cumbre ya trazamos un área de cortafuego que cruza de Tamadaba a Los Marteles.

Sus explicaciones televisadas del último incendio le han convertido en un personaje popular, una estrella mediática. ¿Cómo lo lleva en lo personal?

Yo quiero diferenciar lo que es el trabajo de esa parte. Me considero un profesional, procuro que el personal que está bajo mi responsabilidad sea profesional y serio, pues este es un servicio público y nos debemos a la ciudadanía. Evidentemente hay una parte pública en la que tengo que dar la cara, salir a la palestra para explicar lo que se está haciendo y respetar al colectivo. Esa es la parte vistosa. Luego, otras cosas más mediáticas, en lo personal o social, no es de mi interés. No busco fama ni ser un técnico estrella; lo único que quiero es ser un profesional que hace su trabajo y punto.

También recibe los elogios de todo su equipo.

Para mí lo más importante del sistema es el operativo humano. La gente que tenemos es lo mejor que puede tener uno como jefe, están muy implicados. En la mayoría de los incendios he estado yo personalmente en las operaciones. En esta no tanto, por cambiar a un puesto de más alta dirección, y cuando envías a esas personas a un sector siempre te quedas con la incertidumbre de si estas mandando a la gente a la muerte. Han demostrado que ya son mayores de edad, me ha gustado muchísimo como han trabajado los técnicos aerotransportados, los agentes de medio ambiente, los jefes de sector, los capataces y los jefes de brigadas. Los equipos presa han hecho maniobras muy complejas, como el día que se metió el incendio en Tamadaba y con toda la dureza del mundo tuvimos que quemar los alrededores de la base de Artenara para proteger los vehículos de trabajadores, sacar los helicópteros y ponerlos en el campo de fútbol, y acto seguido defender Artenara jugándose el tipo, sabiendo que teníamos a los vecinos confinados. Para mí eso es lo más grande que se puede hacer por parte de la gente y yo me debo a ellos. Me ha gustado mucho que se visualizara ese trabajo en este boom de las redes sociales, que la gente entienda como funciona esto. Esa es la parte con la que me quedo.

Mientras toda la ciudadanía habla de usted, nadie se fija en las personas que tienen responsabilidades políticas. Alguien podría pensar que el protagonismo mediático que le han otorgado a usted es una cortina de humo para desviar la atención de los gobernantes.

Bueno, cada uno es libre de interpretar lo que quiera. Puedo contar mi experiencias positivas, tanto con los presidentes del Cabildo y del Gobierno de Canarias, el consejero o el director general de Seguridad y Emergencias o los alcaldes. Incluso nos llegaban noticias prácticamente a diario de que el presidente Pedro Sánchez estaba muy atento y nos ha enviado todo lo necesario. Los políticos han estado pendientes y han sufrido con nosotros. Se les ha ido explicado la evolución, incluso de madrugada, cuando yo iba revisando zonas y les mandaba mensajes de WhatsApp. Evidentemente, los políticos no van a tomar decisiones sin el apoyo de un técnico. Una de las primeras cosas que les digo a los político cuando entran a gestionar es que siempre que vayan a un incendio se lleven a un técnico al lado. Igual que cuando vas a un juicio tienes que llevar an un abogado. El técnico es el que le da soluciones y ellos validan. Han hecho lo que se supone que tiene que hacer el director de un plan. No tengo ninguna queja, todo lo contrario. Han desbloqueado cosas, han hecho llamadas para conseguir medios extras y de hecho tenemos aquí un ejército de medios aéreos del Estado y hasta de Castilla-La Mancha, que nos cedió dos avionetas. Creo que los políticos han hechos su papel. En otros debates e intereses no entro. Yo soy un técnico y mi papel es apolítico. He trabajado con todas las formaciones políticas y siempre procuro hacer mi trabajo de la misma manera.

Usted explica los incendios como los generales los movimientos de una batalla. ¿Estamos en guerra por el cambio climático?

Es evidente que el cambio climático está ahí, sería de descerebrados decir que no existe. Lo que no se sabe muy bien es cómo va a afectar ese cambio climático, habrá zonas que se volverán más húmedas y otras más cálidas. Yo puedo hablar desde el punto de vista de los incendios y lo que veo es que cada vez son peores. Puede ser por el cambio climático, pero en cualquier caso lo que me importa es que cada vez hay incendios más peligrosos, eso es un hecho.

La queja más repetida por los desalojados es la impotencia de tener que salir corriendo y no tener ninguna posibilidad de defender sus propiedades. ¿Se puede hacer algo para que esa parte de la población no se sientan excluidos o marginados de las tareas de apoyo a la extinción?

Se puede hacer muchísimo y lo primero es en el previo a los incendios. Las personas deben de ser conscientes de que en un entorno rural se deben limpiar los alrededores de una casa. Eso esta permitido, no es cierto que te multen por limpiar la vivienda. Otra cosa muy diferente es que hay gente que quiera aprovechar la limpieza para roturar una monte, o modificar una ladera para ampliar la casa o las huertas. Quitar la vegetación seca es un derecho que tienen todos. Si la casa está limpia, los bomberos podrán defenderla mejor. O que se defienda sola. Lo segundo es cuando se generan las emergencias. La ley permite usar a la ciudadanía para defender unas zonas del fuego y realizar confinamientos en las casas, pero para eso debería estar muy preparados los terrenos, de forma que solo lleguen llamas muy pequeñas. Para que podamos firmar un documento que ponga que el confinamiento es seguro tienen que darse unas condiciones y que las viviendas estén perfectamente protegidas. En ese caso, podríamos plantearlo en ciertos territorios.

¿Y bomberos voluntarios?

Existe el voluntariado. La Ley de Montes permite las asociaciones de defensa forestal, personas que se organizan para apagar incendios, pero tienen que estar formadas, tener una ropa y estar coordinadas con el responsable del incendio, con una emisora e integrados en el sistema. Aquí el voluntariado está organizado en Protección Civil. Las personas que quieran participar en la extinción tienen que pasar un filtro y se les prepara. La Protección Civil de Gran Canaria es de las mejores que hay en España, integrada totalmente como uno más del operativo. Realmente son bomberos voluntarios y apagan fuegos.

Es evidente que los equipos de extinción aprendieron mucho de los grandes incendios de 2007 y 2017. ¿Qué enseñanzas para el futuro han dejado estos tres últimos?

Son enseñanzas muy duras. Ahora mismo estos incendios son avalanchas de fuego, son tsunamis, fuerzas imparables. Tenemos que empezar a tomarlos muy en serio porque pueden barrer ciertos territorios. La gran enseñanza es que hay que cogerlos muy rápido y que una vez que ya ha tirado hay que quitar todo del medio. Tenemos que ser capaces de gestionar todo el movimiento de gente y del propio personal contra incendios, que se la juega. El siniestro de 2017 nos enseñó muchísimo en esto, pues barrió la cumbre y se llevó varias casas por delante, incluso falleció una señora. La población que está dentro de las zonas de emergencia forman parte del sistema de protección, tienen que colaborar y ser conscientes del riesgo. Nosotros desde hace años damos charlas a los vecinos de esos caseríos, procuramos que la gente venga, pero no hay mucha asistencia, quizá por el exceso de información, pero creo que poco a poco estamos llegando a la gente.

¿Qué planes existen para el propio personal de incendios del Cabildo, con una alta conflictividad laboral?

Quiero lanzar un mensaje a nuestro personal de Medio Ambiente, creo que es importante que sepan que el Cabildo apuesta por ellos, ya lo dijo hace unos días el presidente, que va a intentar mejorar las condiciones. Venimos de unas restricciones originadas por la ley después de la crisis, está el dinero pero no se puede gastar. El presidente apuesta por desbloquear esas restricciones y por crear la categoría de bombero forestal. Es una onda que viene a nivel nacional y a Canarias también le toca. El Gobierno autónomo está haciendo la tarea y la idea es que tarde o temprano tenga esa gente el reconocimiento social y laboral que se merecen

Ya se piensa en la reforestación. ¿Plantar olmos, castaños, nogales o frutales reduciría el riesgo?

A nivel técnico hay varias opiniones al respecto. Yo soy más partidario de plantar especies endémicas en terrenos públicos. El sueño de todo ingeniero forestal es recuperar en la medida de lo posible el antiguo bosque de Doramas. Imagínense esas medianías del norte con un bosque parecido al del Parque Nacional de Garajonay. Debía de ser una auténtica preciosidad, pero fue prácticamente eliminado y ahora está queriendo resurgir. Para mí esas son especies muy buenas de cara a los incendios. Desde el Cabildo se ha fomentado la limpieza, eliminando la vegetación mala y repoblando con ésta, pero los proyectos forestales duran de 40 a 60 años. Hay generaciones que plantan y otras que mantienen ese bosque. La propuesta de frutales o de especies agroforestales como los castaños o nogales lo veo más para terrenos particulares, bien sea por madera o por las nueces y castañas.