Teresa Campos, acompañada de sus hijos y nietos, asistirá hoy sábado a los actos de homenaje que el Ayuntamiento de París ha organizado para celebrar el 75º aniversario de la liberación de la capital francesa por parte de un batallón de soldados españoles, que pasó a la historia como La Nueve, y que tenía entre sus filas a Miguel Campos, un panadero del Valle de Güímar en Tenerife. La familia del oficial Miguel Campos lleva meses esperando poder realizar este viaje. Para su hija Teresa, de 83 años, el 24 de agosto es una de esas fechas que no se olvidan, un día que está marcado en rojo en su almanaque.

Justo ese 24 de agosto del año 1944, un batallón de españoles recibía el encargo de entrar los primeros en París. La capital seguía bajo el control del Ejército alemán y aquel grupo al que se conocía como La Nueve debía sortear a los nazis y llegar con sus tanques hasta la plaza del Ayuntamiento, obligando a la retirada de los alemanes. Aunque han tenido que pasar muchos años para que Francia y la historia reconozcan la proeza de estos valientes, al final han tenido que rendir honores a este grupo de soldados, la mayoría huidos de cárceles franquistas y dispuestos a luchar primero contra Hitler y después contra Franco.

De hecho, cuando los tanques de los aliados entraron por las calles parisinas obligando a retroceder al ejército alemán, se dijo y se trató de mantener que aquellos primeros soldados eran franceses, pero no. El batallón que se eligió por la valentía demostrada en los campos de batalla para que iniciara la ofensiva fue La Nueve. Los tanques que llegaron hasta el Ayuntamiento de la capital parisina llevaban nombres españoles como Guadalajara, Ebro, Guernica o Don Quijote.

Sólo con el tiempo y la verificación de los hechos se les ha hecho justicia a estos soldados. Aquel 24 de agosto, el primer blindado que llegó a la plaza del Ayuntamiento de París fue el Guadalajara. Los primeros disparos que las fuerzas aliadas efectuaron se hicieron desde el Ebro, y al mando de este tanque iba el tinerfeño Miguel Campos. Y precisamente, 75 años después de esta hazaña, los familiares canarios de este oficial no han querido perderse los actos de homenaje que se rendirán esta tarde en las proximidades del Ayuntamiento parisino.

En 2015, con la presencia de los Reyes de España, ya se inauguró un jardín dedicado a los combatientes de La Nueve, y que contó además con familiares de estos militares españoles. Afortunadamente para la familia de Miguel Campos, una vez que descubrieron lo que había hecho aquel panadero, afiliado a la CNT, no han dudado en participar en todos los actos que se realicen para destacar la labor y el papel central que jugaron estos héroes de París. Si ya el año pasado Teresa Campos acudió al homenaje y se atrevió a subirse a una de las tribunas para hablar emocionada sobre su padre, este año, al cumplirse el 75º aniversario, no ha querido faltar a la cita.

El panadero de Güímar

La historia de Miguel Campos ha estado repleta durante demasiado tiempo de muchas lagunas. Hasta en los libros de historia que hablaban de La Nueve sólo se mencionaba que Campos siempre demostró un enorme valor. Sus compañeros de batallón, el capitán francés que mandaba su compañía... Todos reconocían en este güimarero a uno de los líderes del grupo. Si era necesario adentrarse en territorio enemigo y enfrentarse a los militares alemanes, ahí aparecía Miguel Campos. También se ha publicado que se unió a la resistencia francesa en Argelia y allí se encargó de reclutar a otros compañeros para luchar contra Hitler.

La fortaleza y el arrojo de este grupo, La Nueve, fue tan relevante que cuando llegó el momento esperado de entrar en la Francia ocupada, fueron ellos los que abrieron el camino al ejército aliado, los primeros en llegar hasta el Ayuntamiento. Pero en realidad quién era Miguel Campos, aquel canario silencioso que desapareció del mapa una vez que su batallón logró llegar hasta el búnker de Adolf Hitler. Su hija Teresa se ha encargado de poner luz al pasado de este joven panadero del sur de Tenerife, afiliado a la CNT, y que terminó por ser encarcelado por las fuerzas fascistas, después del triunfo del levantamiento de Franco.

Miguel Campos y su mujer, Isabel Piñero, se casaron en Candelaria, donde vivía la familia materna, que procedía de La Gomera y tuvieron cinco hijos, aunque al final sólo le quedaron con vida tres. Campos había abierto una panadería en la calle Santo Domingo de Güímar y mantenía una buena situación económica. El 18 de julio, justo el día del levantamiento franquista, comenzó la pesadilla para esta familia. Al parecer fue un vecino del pueblo el que denunció a Campos por su vinculación sindical. Por lo menos eso es lo que le contaron a Teresa. Cuando detuvieron a su padre, ella apenas tenía un mes de vida.

En aquellos años, en Tenerife, el sector de los panaderos estaba muy ligado a la CNT y hasta el partido comunista, por eso no es descartable que Campos fuera sindicalista o socialista. En aquellos momentos, cualquier circunstancia era utilizada para que se ordenara una detención. Al no encontrar a Miguel, decidieron llevarse a las tres mujeres que estaban en la casa: a Isabel Piñero, compañera de Campos, a una cuñada que se encontraba en la vivienda, una chica de 15 años y a Teresa, que era un bebé. Las otras hijas del matrimonio estaban con los abuelos, por eso no fueron arrestadas.

Cuando Miguel Campos se entera de la detención de su familia se entrega. Pero este acto no le sirvió de nada. El panadero de Güímar acabó en la prisión de Fyffes. Su mujer, su hija de un mes, y su cuñada son enviadas a un centro de detención en el País Vasco, concretamente a San Sebastián. De hecho, allí bautizaron a la pequeña Teresa, y en ese lugar frío, inhóspito, en unas condiciones penosas, pasaron tres años.

'Batallón de Trabajo 180'

Miguel Campos es trasladado al llamado Batallón de Trabajo 180 que mantenían los nacionales en Marruecos. Durante este periodo, Campos logra mantener una fluida correspondencia con su mujer. Las cartas que conserva Teresa Campos son una joya y leerlas supone entender las razones que explican la fortaleza de este canario.

Los padres de Teresa no solo se querían, sino que se mostraron un respeto inmenso. Aquel panadero, afiliado a la CNT, siente que han dañado de una forma tan injusta a su familia que le promete a su mujer, por ellas, y sus hijas, que va a luchar con todas sus fuerzas por tratar de devolver la vida que tenían. Seguramente ahí, en esa rabia, por lo que le habían hecho, aquel panadero se transforma en un militar valiente, capaz de enfrentarse a todos los contratiempos de la guerra con tal de cumplir la promesa dada.