La población española suspende en cuestiones de descanso. Y el problema es que con los años va a peor. Así lo describe el último estudio realizado por la aseguradora médica estadounidense CIGNA, 360 Wellbeing Survey 2019: Well and Beyond. Según los resultados obtenidos en dicha investigación, tanto la duración como la calidad del sueño nocturno en España han empeorado con respecto a datos recogidos en el año 2017. Y a qué se debe eso: "Básicamente, al modo de vida que llevamos, ya que el estrés es cada vez más candente", sostiene Jesús González, neurofisiólogo del HUCA y experto en el área del sueño.

El análisis de CIGNA manifiesta un decrecimiento de 14 puntos en estos últimos dos años en el tiempo dedicado al descanso nocturno, con un descenso destacado de 8 puntos con respecto al 2018. Tan solo un 31 por ciento de los encuestados para la investigación considera que duerme lo suficiente por las noches. Una estadística que se repite con números similares en la calidad del sueño, que también es bastante deficitario entre los usuarios consultados. De media, una persona adulta necesita entre siete y ocho horas de sueño.

Sin embargo, esta tendencia negativa también está condicionada por el sexo y la edad de la persona. Por regla general, los hombres descansan mejor que las mujeres. "El descanso entre ambos sexos depende de implicaciones a la hora de dormir", indica González, que asegura una mayor predisposición natural de los varones para conciliar el sueño.

"Los hombres se despreocupan más cuando se van a la cama, suelen desconectar con mayor facilidad", subraya el experto en el área del sueño, que por contra considera que las féminas "piensan más sobre el día siguiente, sobre planificar su jornada diaria", algo que incide negativamente.

La falta de descanso por las noches es un problema que cada vez alerta más a la sociedad. "Los trastornos del sueño hacen que la gente se preocupe más y vaya al médico", incide el neurofisiólogo del HUCA, a juicio de su experiencia con los pacientes.

Según un estudio de la Sociedad Española de Neurología, realizado en 2018, un 10 por ciento de la población de España padece algún trastorno del sueño, ya sea crónico o grave. Asimismo, entre el 20 y el 48 por ciento de los adultos españoles sufre complicaciones para quedarse o mantenerse dormido.

Las razones del descanso deficitario entre los españoles pueden ser múltiples. Jéssica Buelga, psicóloga experta en el ámbito laboral, propone seis posibles causas: la hiperconectividad, la multicanalidad, la inmediatez conectiva, la productividad permanente, la sobreestimulación y el sedentarismo. Para la profesional, el uso de las nuevas tecnologías ha pasado "de ser una tendencia y algo positivo a ser una esclavitud", que viene respaldado por "los diversos canales que dificultan la capacidad para favorecer el descanso y la desconexión".

Además, esta psicóloga ovetense también considera que en la carencia de descanso influye "el fomento de la productividad, de ser rentables todo el tiempo", provocando en la persona que "no sepa estar sin hacer nada o sin poder disfrutar de los momentos de ocio o descanso". Asimismo, apunta que, ante la evolución a una carga física mínima en la mayoría de empleos, puede que el cerebro "se canse diariamente por todas las acciones, pero el organismo necesita sentirse cansado".

El insomnio, la hipersomnia, el ronquido y las apneas del sueño y la narcolepsia son las principales alteraciones del sueño. Según la Clínica Universidad de Navarra, "estas anomalías no suelen ser graves, pero sí son importantes por las implicaciones que tienen en la vida diaria", como el agotamiento físico, el bajo rendimiento, el sueño diurno o la dificultad para cumplir con las obligaciones profesionales.

Para mejorar el descanso nocturno, Buelga remarca la importancia de "ir introduciendo pequeños cambios" en la rutina de coger el sueño, de forma que se sea "más consciente de la necesidad de un descanso y desconexión regeneradores para tener una calidad de vida mayor".

Algunas de estas variaciones a implantar en el día a día consisten en la creación de hábitos saludables y de rutinas de descanso, aplazar la utilización del teléfono móvil, fijar hábitos de descanso y sueño adaptados, o aprender a dedicarse más tiempo a uno mismo.

  1. Crear rutinas como apagar el móvil al llegar a casa, tener determinadas aplicaciones silenciadas, limitar el tiempo en redes sociales o no responder a los mensajes
  2. Fijar hábitos como acostarse a la misma hora, crear un entorno tranquilo o dormir un mínimo de siete horas
  3. Hay que aprender a dedicar tiempo para uno mismo y dedicarlo al descanso
  4. Si usted es de los que no pierden la siesta, al menos que no supere los 35 minutos de media.
  5. Evitar el ejercicio físico o cualquier actividad estimuladora antes de dormir, o comer antes de irse a la cama.