Cuando el pasado domingo por la tarde muchos vecinos de Gran Canaria se revolvían en el sofá de casa pensando qué hacer para ayudar en la extinción de las llamas, 16 militares profesionales con base en Gran Canaria decidieron actuar y, tras consultar con sus superiores, se trasladaron hasta Agaete para ponerse al servicio de la Policía Local ayudando a desalojar vecinos y animales del Valle y otras zonas hasta las cuatro de la madrugada, con el fuego creciendo sobre sus cabezas. Carmelo fue uno de esos héroes espontáneos que estos días demuestran con sus gestos -en este caso, el suyo y el de 15 entregados profesionales más- sentir por su tierra y las gentes que la habitan un amor que les impidió mantenerse inactivos ante el drama.

¿Qué empujo la noche del domingo a los profesionales de los destacamentos de Artillería e Infantería con base en Gran Canaria para que se trasladaran como voluntarios a Agaete para luchar contra el fuego?

El primer impulso fue el sentimiento de impotencia. Veíamos cómo el incendio se agravaba por momentos, y cómo nuestra gente salía con todo lo que tenía a mano para ayudar a los más afectados, abriendo incluso las puertas de sus casas para acogerlos. A través de las noticias por televisión, vimos que la situación en Agaete podía agravarse a lo largo de la tarde, así que, tras una breve conversación telefónica entre nosotros, formamos un grupo de personas dispuestas a trasladarse hasta el municipio. Antes de partir, se contacta telefónicamente con la Policía Local, la cual nos confirma que dicho apoyo podría ser de utilidad. Seguidamente, nos presentamos allí en calidad de voluntarios para ponernos a su disposición para cuanto estimasen oportuno.

¿Cuántos compañeros se sumaron a la iniciativa y qué perfiles profesionales tenían, porque creo que había desde soldados a mandos como usted, que es teniente?

Nos presentamos un total de 16 voluntarios, pertenecientes al Regimiento de Artillería Antiaérea 94 y al Regimiento de Infantería Canarias 50, ambas unidades con base en La Isleta, en Las Palmas. Respecto al perfil, se conformó un equipo de personas preocupadas por la situación, desde tropa hasta oficiales, militares todos, que como tal sirven a la sociedad y comparten su dolor y solidaridad en situaciones como la que desgraciadamente estamos viviendo.

¿Qué panorama se encontraron al llegar?

A nuestra llegada a Agaete nos pusimos a las órdenes de la Policía Local y personal voluntario del Ayuntamiento de Agaete. La situación era de alarma e incertidumbre, pues había mucho viento y a causa de este el fuego se dirigía hacia el Valle y los barrios de la zona. De igual modo, observamos una gran movilización ciudadana, aportando cubas de agua para reforzar a los bomberos, así como un elevado número de voluntarios que colaboraban con todo tipo de apoyos, desde vehículos, hasta comida.

¿En qué consistió su trabajo?

Nuestra participación con la Policía Local consistió en apoyarles durante la comunicación de desalojo de las viviendas de las zonas potencialmente afectadas, así como prestar la ayuda que los vecinos solicitaban para salir de la zona o transportar sus animales. Todo esto con la intención de evitar que cualquier ciudadano quedase aislado o atrapado en su vivienda si la situación empeoraba.

¿Hasta qué hora estuvieron colaborando?

No recuerdo una hora exacta, quizás en torno a las cuatro de la madrugada, cuando volvimos a la comisaría de la Policía Local, donde dieron por concluido nuestro apoyo. Es por ello que nos limitamos a facilitar un teléfono de contacto ofreciéndonos para ser requeridos nuevamente.

Imagino que dentro de lo acostumbrados que ustedes están como miembros del Ejército a solventar situaciones complejas, en este caso se suma una carga sentimental, ya que está ardiendo la tierra donde la mayoría ha nacido. ¿Qué sensación tiene?

La sensación de todo el equipo es la de cualquier ciudadano que ve cómo su tierra se consume por el fuego. No podemos más que empatizar con nuestros vecinos ayudándoles en lo que podamos, como si eso incluye recoger animales o lo que sea necesario. Todo ello siempre bajo control y coordinación con la Policía Local.

¿Qué más podría hacerse para tratar de ganarle la batalla al fuego?

Sinceramente, creo que la mejor manera para ganarle la batalla al fuego va desde la prevención hasta la colaboración ciudadana, destacando la enorme labor de los profesionales que actúan en estos casos jugándose la vida en situaciones límite. Se debe favorecer en todo lo posible que las fuerzas y autoridades competentes, en resumen los profesionales, puedan realizar sus funciones lo más ágilmente posible.

¿Qué se le puede decir a los ciudadanos que quieren ayudar como voluntarios?

Hay muchísimas formas de ayudar. La mejor manera puede ser la de favorecer la labor de las autoridades competentes y acatar de manera estricta sus indicaciones, ya que ellos son los profesionales que mejor informados y preparados están en estas situaciones. De igual modo, se debe favorecer el desempeño de sus funciones, y para ello se debería evitar el lanzamiento de información no contrastada y equívoca a través de las distintas redes sociales, pues alarman a la sociedad y saturan los medios de comunicación como, por ejemplo, las líneas telefónicas. Realmente, nosotros hemos aportado muy poquito a la catástrofe que estamos viviendo, y quizás la clave pueda residir en saber cuándo uno puede ser de utilidad y cuándo debe facilitar la actuación de los profesionales. Imagino que dentro del Ejército habrá preocupación sobre lo sucedido en Gran Canaria.