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Vámonos de viaje

Navarra, reino de castillos y fortalezas

La Comunidad Foral cuenta con decenas de fuertes e iglesias fortificadas como legado de un reinado que se mantuvo durante siglos

El Palacio Real de Olite fue uno de los más lujosos del medievo. Miriam Cos

Cuenta la leyenda que en una de las alas del majestuoso Palacio Real de Olite, en Navarra, se oyen los gritos y lamentos de un fantasma atribulado. Cada noche se pasea por las alas y salas del castillo hasta llegar a la Galería Dorada, aunque no es el único espectro que, según trabajadores y cuentistas, vive allí. Otros hablan de que el rey Carlos III el Noble, acompañado de su león Marzot, se pasea escuchando una música extraña típica del medievo. Y lo cierto es que no es mala idea pasar el resto de los días, aunque sea en la otra vida, entre las paredes de uno de los palacios más lujosos e imponentes de la Comunidad Foral de Navarra.

Porque el Palacio de Olite, además de convertirse en destino turístico por excelencia de la zona, también por su conjunto histórico, es de esos que se quedan en el imaginario del viajero por mucho tiempo. Corte de los Reyes navarros hasta la conquista de Navarra y su incorporación a la Corona de Castilla (1512), un viajero alemán del siglo XV escribió en su diario, que hoy se conserva en el British Museum de Londres: "Seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas".

Vistas desde una de las torres del palacio. / M.C.

Panorámica del pueblo desde el palacio./ M.C.

Palacio Real de Olite./ M.C.

El complejo está rodeado de viñedos./ M.C

Las enredaderas le dan un aire más característico./ M.C

Una de las calles del pueblo./ M.C

Parte de la Galería Dorada./ M.C

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VISITAS

El palacio se puede visitar por libre por 3,5€. Además, existe una visita, 'Los secretos de Olite'. Es un paseo guiado por las estrechas rúas de la localidad, descubriendo rincones encantadores, retazos de su historia como sede real y divertidas anécdotas populares para luego entrar en el palacio. Precio: 9€ | Teléfono: 948 741 273

No le faltaba razón, en una visita guiada se puede visitar todo el complejo, que actualmente está vacío, no tiene muebles, y que tras un incendio en 1813 que lo dejó parcialmente destruido, ha sido restaurado y una de sus alas laterales convertida en Parador Nacional.

Así, contemplando su majestuoso perfil y la elegancia de sus caprichosas torres, no resulta difícil trasladarse al medievo e imaginar cómo era la vida cortesana en un palacio que contaba con ricas decoraciones, exóticos jardines e incluso un zoológico. En él se celebraban justas y torneos, juegos de pelota e incluso corridas de toros. Olite rememora aquel pasado, en el que llegó a ser la sede de la Corte en tiempos de Carlos III el Noble, durante sus Fiestas Medievales.

Fortalezas e iglesias

RUTA DE LOS CASTILLOS

La Ruta de los Castillos y Fortalezas de Navarra propone un total de 4 recorridos ordenados de norte a sur de la región, integrados por 19 hitos de distintas tipologías, épocas y estilos.

Pero más allá de la belleza imperial de Olite, Navara esconde decenas de castillos o restos de ellos que se pueden visitar. También fortalezas, murallas e iglesias fortificadas. Como por ejemplo del Castillo de Javier, uno de los más conocidos. Sus orígenes se remontan a finales del siglo X, cuando se levantó una torre de señales, la torre del Homenaje. Su estratégica ubicación de frontera entre los reinos de Navarra y Aragón acrecentó su sentido de fortaleza y en torno a la torre se fueron edificando los distintos cuerpos del castillo. En 1516, por orden del cardenal Cisneros, fue parcialmente destruido, y a finales del siglo XIX y aneja a la fortaleza, se levantó la basílica de Javier. En 1952, las obras de reconstrucción devolvieron al castillo su fisonomía original.

Más allá de su historia, el visitante puede adentrarse en las habitaciones y ver muebles de la época, así como piezas de arte en una exposición. Además, los dos primeros fines de semana de marzo se celebran Las Javieradas, en las que miles de personas de toda Navarra recorren a pie decenas de kilómetros para venerar al Santo.

La Basílica y el castillo son dignas de visitar. / SHUTTERSTOCK

Pueblo fortificado

Además de castillos, palacios o iglesias fortificadas, como la de Ujué, un templo en origen románico, embebido por diferentes construcciones que lo rodean y enmascaran, hay localidades que han crecido bajo el albor de murallas y almenas. Artajona es un ejemplo de ello y un lugar que el visitante no puede perderse. Una fabulosa fortificación medieval corona el cerro sobre el que se asienta el pueblo, situado a 30 kilómetros de Pamplona. Su impresionante fortaleza del siglo XI es conocida con el nombre de 'El Cerco' que se asoma con autoridad al caserío que desciende por la ladera hasta el llano por un laberinto de calles estrechas y empedradas, jalonadas por monumentales casas y palacios. Además, tiene otros espacios visitables como la iglesia-fortaleza de San Saturnino, un sólido e imponente edificio del siglo XIII, declarada Monumento Histórico Artístico.

Panorámica del complejo de murallas de Artajona. / SHUTTERSTOCK

Secretos templarios

Santa María de Eunate es una iglesia digna de ver por sus misterios y forma octogonal. Hay quienes lo señalan como punto donde confluyen las fuerzas telúricas, quizá por el hecho de que está levantada en el que hoy es el mismo centro de Navarra. Otros lo visten de misterio propiciado por los canteros que llenaron sus piedras de signos y símbolos, o por el hecho de su más que dudosa vinculación a la Orden de los Templarios. Para los más religiosos, el templo está en mitad del campo para llamar al silencio y la oración.

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