La Universidad de La Laguna (ULL) ha descendido 97 posiciones en el Ranking de Shanghái por la escasez de fondos destinados a ciencia, así como la consecuente paralización de muchos proyectos de investigación. Así lo admitió ayer la rectora de la ULL, Rosa Aguilar, que precisó que este resultado confirma una "mala tendencia" que aleja a la Universidad de su objetivo: posicionarse entre las 500 mejores del mundo.

A la vista de los datos que proporciona este año la famosa lista global de universidades hecha público durante el día de ayer, Aguilar se mostró positiva, porque, en todo caso, "continuamos entre las mil mejores universidades del mundo en cuanto a investigación". No obstante, consciente del mal resultado, insistió en que, de perpetuarse la situación de la financiación de la ciencia en España , "la ULL continuará con esta tendencia hacia el descenso".

La clasificación mundial evalúa las mil universidades con más prestigio del mundo, especialmente en su vertiente científica. En este sentido, el puesto que logra cada institución sirve, a su vez, para evaluar a los científicos adscritos a ella cuando solicitan contratos para continuar o comenzar una investigación.

La Universidad de La Laguna ha bajado de la horquilla que logró alcanzar en 2018, cuando se posicionó entre las 601 y las 700 mejores universidades del mundo. En este último informe, la ULL ha empeorado su tendencia creciente hasta situarse en la horquilla 701-800. Este descenso también ha ocurrido a nivel nacional, aunque no ha sido tan acusado. Según la evaluación de calidad científica, la ULL ha retrocedido cuatro puestos entre las universidades españolas. Así, de encontrarse en la horquilla 18-20 en 2018, ha pasado a posicionarse en la 22-27 este año.

Seis indicadores de rendimiento

El Ranking de Shanghái mide el rendimiento de las universidades con base en seis indicadores. La calidad educativa se valora en función del número de exalumnos ganadores de premios Nobel o medallas Field, baremo según el cual, entre las españolas, únicamente la Universidad Complutense consigue puntuar. En cuanto a la calidad de las facultades se tienen en cuenta dos indicadores: miembros con los mencionados reconocimientos e investigadores considerados como altamente citados en alguno de los veintiún ámbitos seleccionados.

Por su parte, la producción científica aglutina dos indicadores: uno que mide el número de artículos publicados en las revistas Nature y Science y, otro, el número de artículos indexados en Web of Science. Finalmente, un último indicador informa sobre el rendimiento per cápita de los investigadores, y se calcula dividiendo los indicadores anteriores entre el número de investigadores a tiempo completo en la institución.

En esta ocasión se ha reconocido la calidad de hasta 38 instituciones españolas, cinco más que las que obtuvieron una plaza en este top en 2018. Los rangos u horquillas expresan las posiciones que ocupan un conjunto de universidades con puntuaciones finales sin diferencias significativas entre sí. A nivel mundial, la Universidad de La Laguna se encuentra ahora a la misma altura que la Universidad de Dheli en India, la de Creta en Grecia o la de Nevada-Las Vegas, en Estados Unidos. En cuanto a su posición en España, la ULL tiene la misma calidad investigadora que la Universidad Rey Juan Carlos I o las universidades de Murcia y Navarra. Como novedad, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) ha logrado entrar por primera vez en esta clasificación.

España, en los puestos de cola

En su conjunto, el 65% de las universidades españolas que han optado a un puesto dentro de este ranking se encuentran en los últimos puestos -entre la posición 501 y la 1.000-. Mientras, la Universidad de Barcelona ha vuelto a revalidar su posición como la única institución española que se cuela en el top 200 a nivel mundial. Le siguen la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Granada y la Universidad de Valencia, que se encuentran en la horquilla de puestos 201-300.

Rosa Aguilar destacó que las instituciones que han accedido a este listado son en su mayoría públicas. A su parecer, esta situación "confirma la calidad de la investigación" que se realiza en estas universidades y es a lo que deberían atender los gobiernos, tanto nacionales como autónomicos, a la hora de financiar la distintas líneas de investigación que se llevan a cabo por los científicos adscritos a ellas.

La rectora lamentó la situación de recortes y paralización de la investigación en España y, concretamente, en las universidades públicas, porque los proyectos que se llevan a cabo en la institución "son de mucha calidad". Asimismo, se mostró crítica ante la actitud de los políticos, ya que "parece que nadie habla" de la necesaria financiación para la ciencia. "No solo demandamos más cantidad de dinero, sino también que las líneas de ayudas se mantengan en el tiempo", insistió la rectora. "Una investigación no se puede parar, y si las convocatorias no se publican de manera regular, no podemos continuar trabajando", concluyó. Concretamente, expresó su inquietud por los "investigadores noveles", debido a que "las becas para doctorados no tienen una línea de financiación clara".

Insuficiente presupuesto

El Gobierno de Canarias apenas dedica un 0,50% de su producto interior bruto (PIB) a la financiación de la I+D, lo que para la mayoría de investigadores, así como los representantes de las universidades, resulta insuficiente. "El Gobierno autonómico debe tener en cuenta la importancia que tiene la investigación para abordar los retos de Canarias", afirmó Rosa Aguilar. Y es que, según la rectora, la recesión a la que se está viendo abocado el sector turístico requerirá de un cambio de modelo económico completo. Para ello, Aguilar apuesta decididamente por el apoyo de una economía basada en el conocimiento.

En este sentido, la rectora se mostró cautelosa a la hora de determinar el nivel en el que se debería aumentar el porcentaje de PIB de las Islas dedicado a este respecto. Afirmó, no obstante, que es necesario que se incremente, aunque sea "poco a poco" y "atendiendo a las necesidades" que vayan surgiendo en el sector. Por tanto, concluyó que la investigación en las universidades ahora mismo requiere de dos importantes cambios: aumentar la financiación y estabilizar las distintas convocatorias de proyectos de investigación.