"El CIE de Hoya Fría es peor que una cárcel porque en estas por lo menos hay talleres y actividades para pasar el tiempo y allí no tienen nada de nada. Solo una pelota que le llevamos nosotros o Cruz Roja con la que juegan en el patio. Cuando le pegan fuerte y pasa la altura de la verja, cae al otro lado y se acabó". El testimonio es de Mayte, una voluntaria de Cáritas que durante los dos últimos años ha entrado una vez a la semana en el recinto para atender y dar apoyo a los inmigrantes pero también "para estar vigilantes y denunciar la situación que viven".

"Somos unos diez voluntarios -detalla Mayte- que nos turnamos para ir, básicamente los sábados por la mañana, aunque a veces también entre semana. Muchas veces llegamos hasta la puerta y no podemos entrar. O bien ha pasado algo conflictivo o ha llegado una patera y están identificando a las personas. Damos la vuelta y nos vamos".

Desde Cáritas, Cruz Roja o CEAR proponen "otra acogida distinta a los emigrantes. Se juegan la vida en busca de un mejor futuro y se encuentran un régimen policial durante 60 días. Los meten en una cárcel para sufrir esa agonía hasta que salen el día 61. La mayoría no tiene papeles y se quedan sin regularizar o en un limbo similar al de 60 días antes. Y no han delinquido".

"Peor que una cárcel, valora Mayte, y sin entender el idioma -yo hablo francés y he hecho de intérprete- y en ocasiones sin abogado ni asesoramiento legal. Más perdidos y desorientados que en el mar que atravesaron para llegar hasta aquí. Apertura y cierre de puertas detrás, patio vallado, rejas para separar las habitaciones de hombres y mujeres. ¿Eso es o no es una cárcel?".

Subraya: "Y todos iguales cuando hay mujeres (muchas menos que hombres) que han sido objeto de maltrato. Si tienen hijos pequeños no hay problema pero si son adolescentes las separan de ellos. Hay casos de quien está aquí y sus hijos aparecen en Lanzarote".

El grupo de Cáritas lo constituyen profesionales de distintas disciplinas que quieren ayudar a estas personas. Hay docentes, psicólogos, sanitarios... Sobre todo "darles orientación. Dónde acudir cuando salen o estar pendientes de mujeres maltratadas y que han podido ser objeto de trata, lacras frecuentes. Nos preguntamos cómo se atreven a venir con niños tan pequeños hasta que nos dicen que son producto de violaciones sufridas en el viaje".

Recuerda el caso de "un chico con estudios que no veía nada porque había perdido las gafas en la patera. Desesperado y aislado".

Respecto a la reciente fuga Mayte concluye: "No sé la situación en la que estaban ni lo que pasó, pero entiendo que escaparan si tuvieron la oportunidad. Pónganse en su lugar. Y visiten Hoya Fría... Si pueden, claro".

"No" a los CIE

La responsable provincial del Programa de Migraciones de Cáritas, Arancha Méndez, parte de un rotundo "no" a los CIE porque "criminalizan a personas que no han cometido delito sino una falta administrativa al no tener residencia". Lo primero era conocer la realidad y por eso "creamos en el verano de 2016 el grupo de voluntarios" con un doble objetivo: vigilar y acompañar. Arancha valora que el CIE "es peor que una cárcel". E indica que ha habido menores o solicitantes de asilo "que no deben estar ahí". La frase más repetida dentro es "dónde está" porque "quieren ir donde tienen familia o amigos". La escasez de personal sanitario, la falta de asesoramiento jurídico, las dificultades con el idioma, la comida y la escasez ropa "son las principales carencias". Para Cáritas, hay alternativas: centros de régimen abierto con personal especializado que trabaje la integración del inmigrante.