La historia pasa como una gran ola sobre las peripecias humanas, pero estas logran salir a flote. Las tragedias personales -historias de muerte y sufrimiento, pero también de entereza, sacrificio y lucha, conocidas gracias al testimonio de los supervivientes y el trabajo de los investigadores- ayudan a poner rostro, nombre y apellidos al episodio de atrocidad, todavía inconcebible hoy para nosotros, que supuso el Holocausto.

Domingo Henríquez Pérez, que fue asesinado tras negarse a inyectar bencina -un tipo de gasolina- a los prisioneros enfermos; Rubens Tabares Hernández, que murió en Mauthausen con solo 23 años tras abandonar Madrid en pleno asedio franquista; Francisco Afonso García, combatiente republicano que fue encarcelado en España y, tras ser canjeado por presos nacionales, huyó a Francia, donde fue arrestado; y los hermanos Mata Rodríguez, uno de los cuales murió en el campo de concentración nazi y el otro contó su historia en un libro más de medio siglo después, son algunos de los isleños cuyas vidas quedaron marcadas por la Segunda Guerra Mundial y el exterminio nazi.

Domingo Henríquez

El palmero Domingo Henríquez Pérez estudiaba Medicina y sirvió como auxiliar médico en la división 46 del Ejército Republicano -comandada por Valentín González, El campesino- durante la Guerra Civil. Cuando finalizó la contienda, pasó a Francia, donde fue capturado por las tropas nazis y recluido en Mauthausen-Gusen. Allí se encargó de ayudar en la enfermería al resto de prisioneros. El acto de valentía y humanidad que protagonizó al negarse a inyectar bencina -éter de petróleo, utililizado como disolvente- a sus compañeros enfermos para eliminarlos le costó la vida. Fue gaseado el 7 de noviembre de 1941 a los 27 años.

Rubens Tabares

Una de las víctimas canarias más jóvenes -23 años- nació en Santa Cruz de Tenerife pero se estableció con su familia en Madrid, donde le sorprendió la sublevación nacional-fascista del 18 de julio de 1936. Rubens Tabares Hernández pasó a integrar las tropas en defensa de la República, no está muy claro si alistado voluntariamente o movilizado, según las indagaciones de Fabián Hernández, investigación para la recuperación de la memoria histórica en Tenerife. Durante el asedio de las fuerzas franquistas, dejó la capital de España para dirigirse definitivamente a Francia cuando los golpistas ganaron la guerra. Establecido en Angulema, ciudad que quedó bajo el dominio del régimen colaboracionista de Vichy, fue enviado a Mauthausen en tren como parte de un grupo de más de 900 refugiados españoles. En mayo de 1942 -el día 1, según los investigadores, y el 5, según el listado, todavía provisional, publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE)- falleció de una dolencia intestinal tras ser sometido a trabajos forzados. Su hermana Yolanda solo tuvo confirmación oficial de su muerte en 2013, con 91 años.

Francisco Afonso

La historia del lagunero Francisco Afonso García simboliza como pocas el dramático periplo de los combatientes antifascistas españoles en la primera mitad del siglo pasado. El investigador Pedro Medina Sanabria la relata con detalle en su blog Memoria e historia de Canarias, donde se hace referencia a las arraigadas ideas de izquierda de su familia. Uno de sus hermanos, Bernardino, fue detenido tras el golpe de Estado; otro, Florencio, fue torturado y después asesinado; y un tercero, José estuvo encarcelado durante 26 años. También Francisco fue recluido en prisión, en concreto en Fyffes, de donde salió tras formar parte de un intercambio de presos con el bando franquista. Ya en la Península, se alistó en las tropas republicanas. Después del triunfo de los golpistas huyó a Francia, donde fue internado en campos de refugiados antes de ser capturado por los nazis y enviado a Mathausen. Allí falleció, con 41 años, en junio de 1942.

Los Hermanos Mata

Los hermanso palmeros Orencio y Gregorio Naciancieno Mata Rodríguez llegaron al campo de concentración situado en suelo austriaco en diciembre de 1940. El primero -el más joven- murió transcurridos siete meses de cautiverios, el 27 de julio del 41. Durante su etapa en Mauthausen fue recluido en el pabellón de los enfermos. El segundo vivió para contarlo. Lo hizo en un libro, Memorias de un superviviente del Holocausto nazi, publicado tres años después de su fallecimiento, que se produjo en 2003. En él documenta con detalle el trabajo de los presos, el funcionamiento del campo, los asesinatos y matanzas y, finalmente, la liberación por parte de las tropas estadounidenses.