La firma en Valladolid de la capitulación entre el rey Carlos I, Fernando de Magallanes y el bachiller Ruy Falero para ir a descubrir la Especiería, supuso a la postre, con muchas vicisitudes, la realización de la primera circunnavegación al globo. Esta primera vuelta al mundo no es tan conocida como parece y existen múltiples detalles que no están tan claros y que son realmente importantes. Una pregunta tan simple como ¿qué ciencia y qué tecnología se utilizó? A la mano de cualquier usuario está disponible el portal Rutaelcano, que usa el Google Maps y ha rebuscado en las fuentes documentales. Allí se pueden leer los entresijos de tan alucinante viaje y podemos reproducirlo desde un mapa interactivo. Anotado, completo y también disponible en Google Earth, la cartografía nos pone en la piel de Magallanes y Elcano, permitiendo leer cada paso dado por los navíos y adentrarse hasta detalles fabulosos en los recovecos del Estrecho de Magallanes o en su psicodélico paso por las actuales Filipinas e Indonesia. Un ejercicio de exploración histórica inigualable, dado que nos pone en la piel de aquellos marinos que arriesgaron su vida y su suerte a una empresa incierta.

La señalada firma del contrato, el 22 de marzo de 1518, entre la corona y los portugueses Fernando de Magallanes y Ruy Falero, señalan a este último como el organizador científico del viaje. Falero había conocido la obra de Regiomontano Kalendarium, Ephemerides y De Triangulis Omnimodis. El cálculo de la longitud se reduce a medir la diferencia horaria entre un punto de referencia y la posición de la nave. El problema de la determinación de la longitud según la posición del observador se resuelve gracias a Ruy Falero durante este primer viaje de circunnavegación, siendo una de las razones del viaje, y un gran éxito para la navegación y para la Corona de Castilla y Aragón. La medida de la posición del Sol indicaba el tiempo local, pero el tiempo de referencia no se podía conocer sin relojes precisos, que no se vieran afectados por los vaivenes de la navegación. A la postre, por razones inconfesables, Falero no viajó.

Intentar adivinar a ojo, sin ningún tipo de artilugio, a qué velocidad navegamos cuando vamos a bordo de nuestro barco, resulta complicado, si no imposible. Cerca del siglo XVI se inventó un método para averiguar la velocidad de los barcos. Se empleaba lo que se conoce como corredera, el primer artilugio para medir la velocidad de una embarcación y que dio lugar al origen del nudo como unidad de medida de velocidad. El cálculo de la latitud desde una nave es sencillo. Basta con medir, en el hemisferio norte, el ángulo que forma la estrella polar con el horizonte, y en el hemisferio sur, el ángulo respecto al polo sur celeste que se puede determinar a partir de la Cruz del sur; este ángulo se puede medir con un cuadrante o con un astrolabio. Pero el cálculo de la longitud en alta mar presentaba serios problemas.

Los instrumentos embarcados, adquiridos por un coste de aproximadamente 70.000 maravedís, fueron: cartas de marear, mapas marinos, cuadrantes, astrolabios, agujas magnéticas y correderas y relojes para la flota. El bachiller Martín Fernández de Enciso, alguacil mayor de la Castilla del Oro, publicó su Suma de Geographia (Sevilla, 1519), libro fundamental, no solo por la oportunidad de la fecha de su publicación, en vísperas de la zarpada de Magallanes, sino también por la amistad del autor con Falero y por su propio contenido, pues pudo haber servido como "ayuda a la navegación" al contener las tablas de la declinación solar y por su segunda parte: "Descripción de las provincias y partidas del Mundo", que se corresponde precisamente con el concepto moderno de derrotero. Magallanes conoció a Enciso en Sevilla a través de Falero.

Andrés de San Martín fue el cosmógrafo más eminente de la flota de Magallanes. Por dos veces fue capaz de calcular con precisión, usando mediciones astronómicas, las longitudes de dos lugares, Puerto San Julián en Patagonia y la isla filipina de Homonhon. En San Julián sacó sus instrumentos para poner a prueba el sistema propuesto por Ruy Falero para el uso de las conjunciones de la Luna con los planetas para determinar la longitud. Su medida arrojó el resultado asombrosamente preciso de 61° al oeste de Sevilla, menos de un grado de error. Así cuenta Albo, piloto que toma las medidas, el paso por el canal de Magallanes que los iba a conducir al Pacífico:

21-oct-1520. Descubrimiento del Cabo de las Vírgenes. Escribe Albo: "A los 21 del dicho, tomé el Sol en 52º limpios, a 5 leguas de tierra, y allí vimos una uberta [abertura] como bahía, y tiene a la entrada, a mano derecha, una punta de arena muy larga, y el cabo que descubrimos antes de esta punta se llama el Cabo de las Vírgenes, y la punta de arena está en 52º de altitud, y de longitud está 52º ½, y de la punta de arena a la otra parte habrá obra de 5 leguas. Dentro de esta bahía hallamos un estrecho que tendrá una legua de ancho, y de esta boca a la punta de arena se mira Este - Oeste, y de la parte izquierda de la bahía hace un gran ancón [ensenada] grande, en el cual hay muchos bajíos, más como embocamos en la parte del Norte y como vos emboquéis el estrecho, iros al Sudoeste por media canal, y como vos emboquéis, guardaos de unas bajas antes tres leguas de la boca, y después de ellas hallaréis dos isletas de arena, y entonces hallaréis la canal abierta".

38 días después, el 28 de noviembre de 1520, confiesa Albo: "Desembocando de este estrecho, vuelve la costa al Norte, y a la mano izquierda vimos un cabo con una isla y le pusimos nombre, Cabo Hermoso y Cabo Deseado, y está en altura del mismo Cabo de las Vírgenes, que es el primero del embocamiento."

Ya estaban en el Pacífico.