El presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, pidió ayer en una carta dirigida al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, "ayuda urgente y una distribución justa" de los 121 migrantes rescatados en el Mediterráneo que siguen en el barco de la ONG española Open Arms. Los migrantes llevan ocho días en la embarcación tras ser rescatados en el Mediterráneo cuando navegaban en situación de dificultad, ante la negativa de Malta e Italia a darles ayuda humanitaria y la indiferencia de la Unión Europea.

"Como ha ocurrido repetidamente desde que se tomó la decisión de ignorar la llamada del Parlamento Europeo a revisar el actual reglamento de Dublín (sobre asilo), el destino de personas en la miseria rescatadas en el mar es explotado por razones políticas por gobiernos y es objeto de desacuerdos entre ellos", indicó el político socialista italiano en su misiva, distribuida a la prensa. "Cada vez que un barco llega a aguas europeas se repite la misma escena y se declama la misma retórica", apuntó.

Sassoli reconoció que el trabajo de la Comisión al ayudar a los Estados miembros en tales casos en los últimos años ha sido "admirable" y acorde con los valores de la UE y de acuerdos internacionales. "Esta vez, en cualquier caso, no hay sugerencia de que vaya a haber ayuda disponible", lamentó. El presidente de la Eurocámara subrayó que, según la prensa, a bordo del Open Arms hay 31 menores, entre ellos dos gemelos etíopes de solo nueve meses, así como mujeres "cuyos cuerpos llevan las imborrables marcas de la violencia y el maltrato".

"Si la Unión Europea permaneciera indiferente a su destino, estaría acumulando sufrimiento sobre sufrimiento, y estoy seguro de que eso no es lo que los guardianes de los Tratados europeos creen de corazón que es lo correcto", señaló Sassoli. Así, instó a la Comisión Europea a "coordinar una pronta intervención humanitaria y organizar la distribución justa de los migrantes". Sassoli reconoció estar al tanto de que "cualquier respuesta a esta petición de asistencia humanitaria debe ser voluntaria", pero enfatizó que "la situación es grave y requiere una acción inmediata".

Open Arms pidió ayer urgentemente un puerto seguro en el que desembarcar a los 121 migrantes, mientras que el ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, que mantiene los puertos del país cerrados a las ONG, a las que acusa de favorecer la inmigración irregular, insistió en que no permitirá que el barco entre en aguas italianas. El líder ultraderechista aseguró que la embarcación está en aguas internacionales, en el área de búsqueda y rescate (SAR) de competencia maltesa, y que no piensa cambiar de parecer.

La jefa de misión de Open Arms, Anabel Montes, dijo que "la política no puede estar por encima de las personas" y reiteró la necesidad de recibir la autorización de atracar en un puerto, "siguiendo los convenios y acuerdos internacionales y, sobre todo, haciendo referencia a la Carta de los Derechos Humanos, con especial énfasis en el Derecho a la Vida". Montes afirmó que con el paso de los días es más complicado explicar a las personas socorridas "por qué no pueden desembarcar, por qué no pueden ser llevadas a un puerto seguro".