Cambiar las políticas agrarias globales y reducir la producción alimentaria industrial son algunas de las medidas "importantes y urgentes" que han pedido algunas ONG ante los datos publicados ayer del informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés), sobre deforestación y modelos alimentarios, que insta a reducir la dieta basada en el consumo de carne para luchar contra el cambio climático.

"Lo recomendable es cambiar las políticas globales, en nuestro caso en Europa y España, que están en proceso de reforma de la política agraria común, que es la de mayor presupuesto de la Unión Europa y que condiciona cómo un agricultor o ganadero gestiona su finca", señaló a Europa Press la coordinadora de Política Agraria y Desarrollo Rural de WWF España, Celsa Peiteado. En este sentido, indicó que Europa "tendría que apoyar con dinero público a los ganaderos y agricultores que apuestan por modelos sostenibles y dejar de dar subsidios a aquellos que contaminan". De este modo, apoyó un cambio que parte del modelo de ayudas de las Administraciones públicas, así como la aplicación de "una reforma fiscal que penalice a quien contamina y desgrave a quien es respetuoso con la naturaleza".

Así, destacó la importancia del informe de la ONU, el primero que se centra en el cambio climático y el uso de la tierra, y que "apoya la necesidad de una PAC ambientalmente sostenible". "La deforestación no se está dando solo en los bosques, sino en los pastos y sabanas, que son grandes herramientas para capturar gases de efecto invernadero, con lo cual, a su vez, hacemos que el suelo sea más vulnerable a la desertificación, se pierden elementos vitales para las especies silvestres y la biodiversidad y perdemos la capacidad para producir alimentos", agregó Celsa Peiteado.

En la misma línea se manifestó el responsable de Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra, Andrés Muñoz, quien dijo que "los países del norte, es decir, América del Norte y Europa, tienen que reducir drásticamente su producción industrial y apostar por dietas saludables, con vegetales y cereales". "El modelo de ganadería industrial que se ha impuesto para producir grandes cantidades de carne es insostenible, y el impacto tanto en la salud como desde el punto de vista medioambiental son gravísimos", detalló el experto. Añadió que las principales consecuencias "se están viendo en procesos en la Amazonia de Brasil o en la producción industrial de aceite de palma y soja que se lleva a cabo para dar de comer a los animales de manera industrial".

Sin embargo, enfatizó en que, aunque las consecuencias son globales, "para revertir los efectos hay que empezar por acciones locales". "Por ejemplo, España es uno de los grandes productores de carne de cerdo, que se exporta a China, lo que hace que este país aumente su consumo en proporciones insostenibles", ha añadido. Al ser preguntado por las consecuencias en países en vías de desarrollo, Muñoz matizó que allí es posible prever los efectos de la industrialización y la deforestación. "Afortunadamente, en países donde no se han impuesto patrones de consumo o donde la carne no tiene peso importante, estamos a tiempo de que esto no sea así, pero este modelo imperante ya se ve en África o Asia, donde se apuesta por el consumo de carne", aseveró.

España come mucha carne

Los hogares españoles destinaron a la compra de carne en 2018 una media del 20,64% del presupuesto pensado para alimentación, un 2% menos que el año anterior, según el informe de consumo alimentario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación correspondiente a ese año. Los españoles consumieron un volumen total de 2.114 millones de kilos de carne en 2018. Esta cifra supone una reducción del 2,6% con respecto a 2017 como consecuencia del impacto que tuvo el aumento del precio medio de la categoría, que cerró en 6,69 euros el kilo.