"Ha sido por segundo año consecutivo una experiencia maravillosa tanto a nivel personal como profesional". Lo asegura Rita Álvaro Lavandera, estudiante canaria, majorera en concreto, y egresada en Psicología y Criminología por la Universidad Europea de Madrid. De nuevo ha dedicado parte de su verano a un Proyecto de Cooperación y Voluntariado profesional en la Asociación Dakhla Handicapes de la ciudad de Dakhla, en el Sáhara. Allí ha formado a madres y docentes del centro sobre cómo afrontar la diversidad funcional en los niños.

"En Fuerteventura asistí a alguna charla sobre el Sáhara, resume Rita que pasa unos días en su isla natal, y luego en septiembre de 2018 salió la convocatoria de Cooperación, me apunté y fui. Ahora he repetido durante dos semanas".

El proyecto consiste en trabajar con pacientes pediátricos, concretamente 66 niños de 0 a 12 años, con diversidad funcional (parálisis cerebral, espina bífida, síndrome de Down, TEA...). Reciben tratamiento de fisioterapia, estimulación, logopedia y terapia ocupacional para que se integren mejor a la sociedad.

Desde hace dos años, Rita y otros estudiantes de la Universidad Europea, acompañados de profesores expertos en Psicología y Fisioterapia viajan al Sáhara con el objetivo de mejorar la formación de las personas que allí trabajan puesto que en Marruecos, y especialmente en esta zona, carecen de recursos de especialización en estas ramas. Rita considera "muy positiva la evolución del año anterior a este".

Explica que no solo trabajan con los pacientes sino que dan apoyo y soporte a las madres de los menores, tanto psicológico como formativo. Eso les ayuda a "entender cuál es la realidad de la situación de sus hijos" y les invita "a aprender a desarrollar tareas para ayudar a su readaptación".

"Hacemos actividades con ellas dos veces en semana para que sean conscientes del problema que tienen sus hijos, muchas creen que es gracia divina y que es todo cosa de Dios y van a curarse solos", valora. Y añade: "Les inculcamos lo importante que es, por ejemplo, mantener el tratamiento".

Aparte de las sesiones terapéuticas en fisioterapia motora y la concienciación de las madres, los voluntarios han dado charlas sobre la alimentación de los pacientes. "Hemos tenido que explicar a las madres que los niños con problemas respiratorios no pueden tomar cous cous, un alimento esencial allí, ya que los granos se quedan en los pulmones y dificultan la respiración", cuenta Rita. Se les enseñó un tipo de Fisioterapia Respiratoria "que habían solicitado y no pudimos dar la primera vez. Hay niños que mueren por las infecciones al tragar".

Además, asegura "les ayudamos a relajarse y a liberarse del estrés" y "aplicamos el programa Wisconsin que proporciona alimentos nutritivos suplementarios, información sobre nutrición y lactancia y recomendaciones".

Rita explica: "Si tienen estos problemas se les excluye directamente del sistema educativo que en su mayor parte se circunscribe al ámbito privado. Solo 1 de los 700 niños del centro acudía regularmente a un colegio francés privado". Por ello. "trabajamos en crear un pequeño aula con un profesor que les pueda preparar para los exámenes estatales. Y en árabe, claro. Solicitamos donaciones para ello y también creamos la página web que incluye la historia del centro".

Rita estudió hasta cuarto de Medina y lo dejó "para ejercer la Fisioterapia". Recalca la importancia de la figura del director del centro, Mohamed, o Buh "como lo llaman todos. Vivió de adolescente en los hospitales de San Juan de Dios de Las Palmas y Tenerife porque padece poliomelitis. Una figura clave en todo esto" .

"Cuando las voluntarias y trabajadoras del centro desarrollan las actividades con los pacientes, las madres tienen que estar delante, comenta Rita, para asegurarse de que a los niños no les pasa nada así como para aprender ejercicios que pueden hacer en casa con los pequeños y mejorar sus condiciones de vida".

Rita también es crítica: "Hay niños con parálisis cerebral a los que el gobierno marroquí ha quitado la subvención para pañales por ser saharauis. Muchos se hacen sus necesidades encima lo que dificulta el progreso en su proceso, así como la facilidad de las madres para cuidar de ellos".

La labor de Rita y otras estudiantes es un claro ejemplo de cómo aprovechar, de la manera más solidaria y eficiente, su formación en la Universidad. Cómo ya psicóloga graduada y perfectamente formada, ha compartido durante dos años consecutivos su tiempo y esfuerzo con unos pacientes de los que asegura: "Hay que darles visibilidad porque realmente lo necesitan".