Uno de los episodios curiosos que los investigadores del asesinato de Carlos Machín encontraron durante los meses siguientes al trágico suceso está relacionado con una, cuanto menos, sorprendente declaración efectuada por el abogado tinerfeño Santiago M. en Comisaría. Ocurrió el 24 de julio del año pasado, es decir, tres meses y una semana después de que la víctima fuera tiroteada cuando arrancaba su vehículo en el aparcamiento de la Escuela Oficial de Idiomas situada en el barrio de La Verdellada, en La Laguna.

Desde hace años, el referido letrado es socio y colaborador del acusado de ser el presunto autor intelectual de la ejecución, Evaristo González Reyes. De hecho, sus despachos están situados en la misma vivienda de la plaza de San Cristóbal de La Laguna, popularmente conocida como La Milagrosa. Y llegó a asistir al propio González Reyes cuando fue arrestado en el marco de la operación Corredor en el año 2012.

Santiago M. relató a los agentes que, dos semanas atrás, había recibido información sobre las causas de la muerte de Carlos Machín y que estas podrían tener relación con un ajuste de cuentas por un motivo pasional. Explicó a los funcionarios que sabía que la víctima mantenía una relación sentimental paralela a su matrimonio y que el citado hecho no era conocido por su esposa. Aclaró que carecía de datos sobre quién era la supuesta amante, pero que residía en el Sur de Tenerife y que Machín acudía cada semana a verla, siempre en días laborables, aunque los contactos telefónicos eran casi diarios. Y, supuestamente, según explicó el letrado a los policías, esa mujer también vivía una relación con un ciudadano ruso, que fue el responsable del crimen al estar celoso.

Tres teléfonos móviles

Además, informó a los integrantes del cuerpo de seguridad de que Carlos Machín poseía "tres teléfonos móviles"; es decir, el oficial, otro para hablar con su nuevo socio en la empresa de plásticos y un tercero, con el que supuestamente contactaba con su amante.

Ese tercer móvil es el denominado "secreto" por los investigadores, puesto que ni su esposa ni su entorno laboral ni empresarial conocían de su existencia. Dicho terminal fue adquirido por el hijo de un colaborador habitual de Evaristo González Reyes, que se lo entregó a su progenitor y este, a su vez, al citado abogado y empresario lagunero. Y el propio Evaristo se lo entregó a Carlos Machín, según las pesquisas policiales. Era un teléfono "de seguridad", es decir, de los antiguos, sin conexión a internet ni aplicaciones, que solo permite hacer llamadas y mandar mensajes de SMS. Se trata del mismo tipo de terminal que, en muchas ocasiones, se utilizan para mantener contactos secretos o planificar acciones de tipo delictivo.

En este caso, se desconoce por qué Evaristo le entregó a Carlos tal aparato. Pero lo hizo en noviembre del año 2017, cuando los problemas económicos de Machín eran más graves; cuando, según los agentes, presuntamente Evaristo decidió acabar con la vida de su socio, y cuando el citado abogado también entregó otro terminal de seguridad a Ernesto Inocencio O.H., quien, a la postre sería el presunto autor material de los disparos contra la víctima, y al que los agentes atribuyen otras gestiones vinculadas a la planificación y ejecución del asesinato.

De las 1.188 llamadas que Machín hace o recibe en ese terminal "secreto", 798 son conexiones con teléfonos vinculados a Evaristo González Reyes, según las pesquisas de los policías nacionales. Tras realizar diversas gestiones, los investigadores no hallaron rastro de la referida amante ni tampoco de ninguna otra relación extramatrimonial. Ante dicha situación, los integrantes del Grupo dedicado al caso Machín llegaron a la conclusión de que Santiago M. presuntamente quiso crear una cortina de humo para desviar la atención sobre la implicación de los presuntos responsables de la muerte violenta. Meses después, en diciembre del 2018, el abogado Santiago M. fue llamado a declarar, pero esta vez como investigado.

Entonces, como ya era consciente de que los funcionarios policiales habían localizado el tercer teléfono secreto y que este era usado principalmente para hablar con Evaristo González, cambió su declaración y dijo que el fallecido usaba cuatro terminales; es decir, el oficial, el segundo para conectar con su nuevo socio, el tercero para hablar con González Reyes, y un cuarto, para comunicarse con su supuesta amante. A medida que los agentes intentaron aclarar la veracidad de la información que aportaba, Santiago M. realizó una serie de explicaciones que diluyeron la credibilidad de su testimonio, es decir, que todo lo que había aportado era en base a lo que otras personas habían oído.

Detención de Santiago M.

El pasado 29 de mayo por la mañana, el letrado Santiago M. fue detenido en el marco de la operación para el esclarecimiento del asesinato de Carlos Machín. Los agentes lo acusaron de un delito de encubrimiento por el referido suceso y, tras ser puesto a disposición de la autoridad judicial, quedó en libertad provisional con cargos. Tras la muerte de Machín también se erigió en portavoz de la familia de la víctima.

En sus declaraciones de diciembre del 2018, Evaristo González y Santiago M. plantearon a los policías nacionales que Carlos Machín Quintero llegó a recibir amenazas de una supuesta empresa de la competencia situada en Valencia. Sin embargo, esta pista nunca llegó a tener credibilidad para los investigadores, puesto que no detectaron rastro de la misma en los móviles analizados y, además, el nuevo socio de la víctima tampoco tenía conocimiento alguno de esa advertencia. Y, por su condición de copropietario, era lógico que hubiera sabido algo. Es decir, se trataba de un nuevo intento de desviar la atención.

La principal vía de investigación

La localización de un tercer teléfono "secreto" en poder de Carlos Machín fue desvelado en la mañana del pasado lunes por el Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) en un comunicado a los medios de comunicación. Ese terminal desconocido para el entorno familiar de la víctima hasta el momento en que se produce la muerte violenta se estableció, desde el inicio, como la principal vía de investigación para los agentes de la Policía Nacional que asumieron el caso. Así, dichos funcionarios establecieron como prioritario el estudio de la vida útil de dicho teléfono, es decir, contactos, contenido y la existencia de otros terminales con la misma titularidad. Los profesionales del cuerpo de seguridad recuerdan que este tipo de prácticas (adquirir ese tipo de móviles con una funcionalidad básica y repartirlos entre varias personas) son habituales en operaciones ilícitas o irregulares. Y, efectivamente, en ese aparato estaba la clave para esclarecer la ejecución de Carlos Machín.