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Vámonos de viaje

Montmartre, el corazón bohemio de París (pese al turista)

Veinte años después, seguir los pasos de la famosa Amélie sigue siendo toda una experiencia cargada de arte y modernidad

Mont Martre con el Sacre Coeur al fondo. Miriam Cos

En una pequeña tienda de la zona de Pigalle (la parte más picante del barrio de Montmartre) decenas de cachivaches entierran la historia de París. Al fondo, en una balda, unas pequeñas cajas de música esconden la melodía de una metrópoli que en algunos de sus lugares permanece impasible ante el tiempo. Como una suerte de Amélie Poulain exploro los recónditos rincones de la tienda buscando la magia ante la ávida mirada del sonriente dependiente. En una de esas cajitas, al darle a la manivela, 'Comptine d'un autre été', de Yann Tiersen -banda sonora original de la película del año 2001- martillea para transportar al recuerdo. Estamos a los pies de Montmartre, y es ahí, más allá de la Torre Eiffel, el Louvre o el Arco del Triunfo, donde París esconde sus encantos escapando de las luces y el amor (o casi).

CONSEJO

En la ciudad del amor lo que más caro sale es la bebida. Un café puede llegar a costar hasta 5 euros o más, las cervezas hasta 10 euros. Lo mejor es acudir a los bares y cafeterías durante la llamada 'happy hour', cuando una pinta de cerveza puede costar unos seis euros.

Porque el barrio más alto de la ciudad está lleno de esquinas y rincones por descubrir, artistas, jóvenes haciendo picnic en las laderas que suben al majestuoso Sacre Coeur, bohemios tomando cervezas en terrazas donde las mesas no dejan espacio ni para un alfiler, tiendas, restaurantes y tascas -estas últimas hay que buscarlas-. Aunque con el paso de los años, el turismo ha provocado que las calles de acceso a la plaza donde se encuentra el funicular (se puede acceder con el bono del metro) que sube a la basícilica, o en su defecto los 197 escalones, se copen de franquicias y tiendas de 'souvenirs' que dan muy poco glamour al lugar -los amantes de los imanes y sudaderas de 'I love París' estarán de enhorabuena-. Aunque nada es óbice cuando se trata de no perder la esencia. Entre tanto típico regalo también se pueden encontrar tiendas con los elementos más curiosos, como por ejemplo, manos de maniquí.

Las calles de acceso al Sacre Coeur están copadas de tiendas de regalos. / M.C.

Hacer compras curiosas en la zona de Montmartre es más que posible. Desde el arte hasta objetos insólitos, ropa de segunda mano al peso, dulces de toda índole o incluso gastronomía típica en tiendas gourmet. No hay nada que no se pueda encontrar en el barrio. En la zona de Pigalle, las tiendas eróticas son el principal reclamo e turistas curiosos. No hay picardías que no se encuentre.

CONSEJO

Los mejores atardeceres, sin duda, se pueden ver desde las puertas del Sacre Coeur. Allí, decenas de personas se sientan en las escalinatas mientras escuchan la música de grupos locales y toman buena cuenta de un picnic con vino y cerveza. Los parisinos aprovechan mucho las zonas verdes para reunirse con los amigos.

La basílica menor

Durante todo el paseo por las calles del barrio más conocido de París la imponente basílica del Sacre Coeur se mantiene imponente invitando al turista a subir para descubrir lo que guarda en su interior. Aunque su imponencia, en una ciudad como París, no hace que sea un templo mayor. Su construcción fue decidida por la Asamblea Nacional en 1873, como un edificio religioso a perpetuidad en homenaje a la memoria de los numerosos ciudadanos franceses que habían perdido la vida durante la Guerra franco-prusiana. Según sus promotores también se hacía para expiar los pecados del Segundo Imperio francés. La primera piedra se colocó en 1875, y aunque se completó en 1914, no se consagró hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, en 1919. La iglesia fue construida con fondos procedentes del propio pueblo. La arquitectura se inspira en la romana y bizantina e influyó en otros edificios religiosos del siglo XX.

Entrar a la iglesia es gratis y merece la pena. / M.C.

Como romántica recomendación y, sobre todo, si acudes al viaje en solitario, no está de más calzarse los auriculares y ponerse la B.S.O del filme más famoso rodado en Montmartre, 'Amélie'. Del autor Yann Tiersen, subir las casi 200 escaleras hasta la imponente iglesia con algunas de sus canciones es todo un regalo para los sentidos.

CONSEJO

Deja atrás la Place du Tertre y baja por la Rue Lepic para llegar al epicentro del barrio parisino. Allí, además de encontrar todo tipo de comercios llegaras hasta el 'Café les deux molins', donde se grabó la ya mencionada película Amélie.

Place du Tertre

Uno de los puntos más llamativos del barrio es la plaza donde se concentran todos los artistas. En ella se pueden encontrar piezas de arte muy originales, aunque por lo general está orientada al turista y el 90% de los que se encuentran allí se dedican a hacer retratos al momento. Esto, no merece la pena. Lo mejor es callejear por la zona, ver el encanto de los locales que hay por allí y entrar a la pequeña Notre Dame, una iglesia de estilo gótico flamígero y que fue antigua parroquia de los lombardos. Ni que decir tiene que comer en la plaza de los artistas no es una buena idea. Al contrario de lo que piensan muchos, en París, buscando bien, se puede comer a módicos precios -como el de un menú del día en España por primer y segundo plato-.

En la Place du Tertre se pueden encontrar decenas de artistas. / M.C.

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