El fenómeno se extiende como un reguero por todo el Estado. En la media nacional y en las comunidades autónomas. En Asturias, Galicia, La Rioja, Madrid, Andalucía... Y también en Canarias, donde proporcionalmente ya hay más perros que niños menores de 15 años ¿Por qué ocurre esto? Las respuestas hay que buscarla en dos ámbitos científicos. La Psicología y la Sociología, en concreto en la rama del análisis demográfico. De manera genérica y entre otras cuestiones, debido, por un lado, a la soledad de muchos mayores que encuentran su refugio en la mascota y por otro en el descenso brutal de la natalidad. Baste un solo dato estadístico. Canarias ocupa la segunda posición entre las regiones europeas con menor tasa de fecundidad. En un ránking que lidera Asturias y en el que entre las diez primeras plazas hay otras tres españolas: Galicia (quinta), Cantabria (sexta) y Castilla y León (novena). Elocuente.

A nivel nacional la comparativa de 2018 también es contundente: 13 millones de animales de compañía por 7,4 millones de niños menores de 15 años. Más datos: en 2017 en la ciudad de Madrid había el doble de canes -281.399- que críos de 0 a 4 años -141.993-. Y cifras todavía más elocuentes, las de la mencionada Asturias; canes registrados, 163.627, un total de 13,000 más que menores de 20 años -150.674-.

"Adoptar un perro como mascota se ha convertido en algo común, está de moda y es hasta necesario. Tanto, que mientras menos nacimientos de niños hay en España y también en Canarias, más mascotas se suman a la vida familiar". Lo valora Indira Alcalá Franco, Psicóloga Sanitaria, Sexóloga y Terapeuta

Para esta experta "estamos ante un nuevo estilo de vida familiar, el de las familias interespecie. Del tipo que sea pero con la mascota como un miembro más. Parejas que deciden adoptar un perro en lugar de tener hijos propios, porque tener hijos o/y adoptar es complicado, costoso e incompatible con el ritmo de vida que llevamos hoy en día".

"La sociedad actual -apostilla- apuesta por adoptar un perro en lugar de engendrar un hijo propio y criarlo, Celebramos el cumpleaños de nuestra mascota con globos, tarta, cotillones y tarjeta de invitación para la gran celebración, igual el animal no humano ni se entera, sencillamente lo hemos humanizado".

Alcalá concluye que "humanizar a nuestra mascota es darle un lugar en nuestro espacio vital, hogar, corazón y vida como uno más, con todos los derechos de atenciones, cuidados y bienestar, hasta con chip, tarjeta de vacunación y veterinario de confianza".

Las razones son varias: "Será porque un perro no te da tantos problemas ni te exige tanto como hacemos las personas; será porque la soledad es galopante a pesar de ser cada vez más; será porque no es socialmente aceptado hoy invadir el espacio ni el tiempo de nuestros vecinos, amigos, compañeros, ni parientes cercanos y mucho menos lejanos; será porque la migración por mejores condiciones de vida nos hacen establecernos en ciudades, alejarnos de nuestros seres queridos y hacer nuevos amigos no es tan fácil; será porque establecer una relación de pareja es bastante complicado porque existe poca o ninguna tolerancia y el compromiso no está de moda; será porque estamos demasiado enganchados a las redes sociales, vídeojuegos, WhatsApp, etc, etc, etc.,".

Y valora que "la gente ansía tener un perro como amigo incondicional, que no te pregunta ni te exige. Te espera en casa como agua de mayo, siempre está a tu lado y jamás te abandona. Puede ser la solución para tener tu propio tiempo, no depender de nadie emocionalmente y no esperar que otros dependan de ti más de lo necesario". Además, "debemos combatir la soledad, el poco espacio urbano y hasta obligarnos a salir de casa y hacer ejercicio. Razones por las que un perro puede convertirse en el miembro ideal de la familia, aunque seamos solo dos".

Por lo tanto, "ser madre o padre de una mascota se ha convertido en un rol que llena vacíos existenciales. Hay quienes consideran al chucho un hijo o una hija. Les gusta hablarles en tono especialmente cálido y hasta infantil como se les hace a los niños pequeños. Cuesta imaginar establecer un vínculo tan especial, complejo y profundo con un animal, no solo un perro, sino hasta serpientes. Son infinitos los beneficios terapéuticos ante soledad, vejez, depresión mayor, trastornos del neurodesarrollo, procesos demenciales, etc.. Una mascota ayudar a recuperar las ganas de vivir, mitigar el dolor, superar obstáculos, recuperar movilidad y resolver dificultades relacionales".

Por todo ello, "no extraña que muchas personas establezcan vínculos profundos y auténticos con sus mascotas, celebren sus cumpleaños, compartan momentos especiales, sus más profundos secretos, sean sus confidentes, y hasta lloren y vivan el dolor del duelo cuando fallezca. Necesitamos volver a creer en la aceptación desinteresada e incondicional. Necesitamos incrementar nuestra calidad de dar y recibir afecto sin sentir el incómodo sentimiento de que algo tengo que dar a cambio, que algo se espera de mí, que pedir un favor o estar necesitados es síntoma de vulnerabilidad".

Pero Indira Alcalá también apunta: "Tratar a un perro como a un niño es humanizar a la mascota, tal vez le estemos restando la posibilidad de darnos todo su verdadero potencial y mimarlo al extremo de hacerlos inútiles. No ayuda en nada a nuestras mascotas ni mejora nuestra relación con ellos. Más porque el perro necesita desarrollar sus propias habilidades y destrezas, más que intentar convertirlos en niños caprichosos y mimados".

Otro aspecto importante "es porque en la mayoría de los casos, al adoptar un perro de algún albergue, tenemos la convicción de que ha sufrido abusos, abandono y debemos protegerlo evitándole a toda costa la sensación de sufrimiento y llenarle todos los vacíos. Les dejamos entonces, hasta dormir en nuestra cama y sobreprotegerles. Tal vez, lo que en realidad estemos proyectando es nuestra propia sensación de abandono en nosotros mismos que no hemos superado y la necesidad de protección que no hemos logrado jamás sentir".

"El problema de este tipo de actitudes, señala, es que el animal no humano sufrirá ansiedad cuando le dejemos solo en casa, miedo y hasta enfado porque sienta que le estamos abandonando. Por supuesto que cosificar es mucho más dañino que humanizar a nuestra mascota, pero tampoco extralimitarnos porque podría ser dañino para ella".

"La mejor manera -concluye- es nutrir mutuamente la relación entre el animal y el humano, permitiendo cada uno su espacio y desarrollar lo mejor de sí mismos. El mayor beneficio es que una mascota nos brinda auténtico bienestar, nos da sentido a la vida, nos recibirá siempre con alegría y nos ayuda a mejorar nuestros lazos afectivos".

De la precariedad a la realización personal

Josué Gutiérrez Barroso es profesor de Sociología de la ULL y presidente del Colegio de Sociología y Ciencias Políticas de Canarias. Una voz autorizada que inicia su reflexión considerando "poco relevante" la comparativa que se plantea entre perros y niños. Pero analiza "un cúmulo de factores" para explicar la caída en picado de la natalidad en España y en Canarias. En primer lugar "la precariedad (paro, temporalización del empleo...), que convierte la planificación en mucho más incierta que en etapas históricas anteriores y en mucho más complicado tener hijos". Añade el experto que "también hay movimientos sociales que plantean que no hace falta tener un hijo para realizarse como persona. Una cuestión de valores a tener en cuenta". Asimismo "existen quienes priorizan otro tipo de cosas antes de tener descendencia. Por ejemplo disfrutar de la vida y tener menos responsabilidad". Un conjunto de factores que llevan a un bajo índice de fecundidad. "Una sociedad cada vez con más incertidumbre y riesgos más altos. La misión en la vida ya no es tener un hijo, la gente no se arriesga y prioriza otras cuestiones", concluye Josué Gutiérrez. Cabe recordar que, según los datos del informe Evolución de la familias en las comunidades autónomas 2019, llevado a cabo por el Instituto de Política Familiar y dado a conocer el pasado mes de mayo Canarias se sitúa entre las comunidades autónomas que presentan peores indicadores demográficos de natalidad y se encamina a lo que se conoce como suicidio demográfico. Y podría ser aún peor si no fuera por la población extranjera. El estudio sitúa en posición crítica -Un hijo por mujer- a Asturias (1,03), Canarias (1,05) y Castilla y León (1,14). Analizando la evolución desde 1980, las regiones con peores índices de fecundidad son Canarias (-1,48), Andalucía (-1,37), Murcia (-1,33) y Extremadura (1,21). Además, la edad media de maternidad es cada vez más elevada, superior a los 31 años.

La normativa

Aunque sean una población en alza la legislación sobre perros en Canarias está en pañales. Han proliferado las ordenanzas sobre la tenencia de animales pero sobre todo respecto a razas potencialmente peligrosas. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife considera al animal de compañía como "un ser que en el momento en el que se adopta debe ser un miembro más de la familia". Cada mascota debe quedar "registrada en el censo e identificada con chip". El dueño tiene sus "responsabilidades" y está prohibido cualquier tipo de agresión o maltrato. Tampoco están permitidos los espectáculos con animales ni ejercer la mendicidad con uno como reclamo -en las grandes ciudades ya proliferan los mendigos con perro porque "los niños no conmueven tanto"- . Finalmente se relacionan las faltas -leves, graves y muy graves- y las sanciones económicas (multas). Santa Cruz cuenta dos grandes espacios caninos: Cuchillitos de Tristán, en Ofra, y Acorán, en el Suroeste. Y otros acotados en recintos como el parque García Sanabria o el Don Quijote. Queda abierta la posibilidad en otras zonas como El Toscal, Salud Bajo o La Gallega.

Espacios para perros

No sobran precisamente los espacios exclusivos para las mascotas pese a que cada día hay más. San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) publicita su próximo Gran Parque Canino (800 metros cuadrados y 40.000 euros de coste) como ejemplo similar "a las ciudades más modernas de Europa". En Tenerife, el municipio de Arona reservará a un espacio específico para canes en el gran parque urbano de Las Rosas. Y La Orotava planifica tres en El Mayorazgo, Carmenaty y La Luz. En la isla se abandonan cada año 2.500 perros de media.

¿Y las playas?

Verano, calor y pocos lugares costeros en los que esté permitido el baño de perros. Salud Pública del Gobierno de Canarias no tiene censo y lo deja todo a la competencia municipal con la salvedad de que donde hay bandera azul está prohibido el baño de animales. De resto hay ocho habilitadas. Tres en Tenerife (casi cuatro porque en Las Gaviotas, en Santa Cruz, se permite tras no cuajar los intentos en Las Teresitas y el Parque Marítimo): Puertito de Güímar, El Cabezo y El Confital, ambas en Granadilla; una en La Palma: Los Guirres/El Volcán/Playa Nueva en Tazacorte; otra en Lanzarote: Las Coloradas/El Afre, municipio de Yaiza, y tres en Gran Canaria: Los Tres Peos y Los Cuervitos en Agüimes, y Bocabarranco/Jinámar en Las Palmas capital. La iniciativa más reciente es la del Ayuntamiento de La Laguna, que estudia habilitar zonas en Jóver y la Punta.