"Pido a la Consejería de Sanidad que se creen unidades específicas para el tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) -anorexia, bulimia, trastorno del atracón, etc.- en los niños y jóvenes con especialistas, un equipo multidisciplinar de profesionales sanitarios dedicados en exclusiva a eso". Es la petición de una madre, Carmen Suárez, cuya hija es anoréxica. Ha remitido sendos escritos a Sanidad del Gobierno de Canarias y al Diputado del Común con esta exigencia, además de recabar apoyos en la Change.org, donde ya ha conseguido la firma para su causa de 834 personas.

Un argumento demoledor: "Mi hija Laura, de 14 años, padece anorexia nerviosa restrictiva (TCA). Se trata de la enfermedad mental de mayor mortalidad que existe". Además, añade otra solicitud: "Que se preste ayuda económica e información adecuada también a padres y cuidadores, parte fundamental en la recuperación que muchas veces deben abandonar su trabajo para cuidar de hijos gravemente enfermos".

"¿Por qué me pasa esto a mí, mamá? ¿Qué he hecho yo para merecer esta vida? ¿Por qué no puedo vivir como el resto de mis amigos?". Son preguntas que, afirma Carmen Suárez, "me hace mi hija constantemente. Llevamos un año luchando contra la enfermedad, por la que ha perdido mucho peso. Llegó a 37 kilos con 1,60 de estatura, aunque ha mejorado y ahora pesa 43".

Continúa el relato: "Fue ingresada en el hospital después de seis meses en los cuales perdía un kilo por semana y estuvo ingresada tres con una terapia que no dio resultado. Las condiciones de ingreso fueron lamentables por la escasez de medios y le dieron el alta con menos peso del que tenía cuando entró,".

Ahora Laura recibe controles semanales en Psiquiatría "que empezarán a espaciar cada vez más" y "cada 15 días o más la controla una nutricionista del mismo centro", apunta. Señala que "los pacientes con el mismo trastorno se iban de alta y al poco volvían a ingresar. Dicen que lo hace el 100%. Laura aún no. Es muy perseverante y dura. Una gran negociante con la que actúo a diario en base al premio, Si no quieres comer, no comas. Pero si comes, tienes premio como ir al cine".

"La previsión para su recuperación -subraya- desmoraliza. Unos cinco años, en los cuales perderá su adolescencia". Por tanto, "reclamamos para Canarias y sus hospitales unas unidades específicas, que traten los trastornos de la alimentación en niños y adolescentes; camas y habitaciones para ellos y unidades externas donde acudan incluso a comer. Hasta los 15 años ingresan en Pediatría general, junto a los que padecen otras enfermedades. Mi hija llegó a estar con niños en aislamiento por contagio y bebés que no la dejaban dormir, cuando los niños con TCA tienen una elevada ansiedad y necesitan tranquilidad y descanso en su recuperación".

"A partir de los 15 -concluye Carmen- son ingresados en Psiquiatría de adultos. En unas condiciones lamentables y con protocolos no adecuados a su trastorno, causando gravísimos perjuicios a pacientes que siguen siendo niños".

"Muy pocos medios para un grave problema"

"Los medios en Canarias para estos tratamientos son nulos", valora Carmen, que añade: "El HUC ve mermados sus recursos día a día, no tiene personal preparado para estas enfermedades y el de Pediatría trabaja el doble y es imposible que pueda con todo. A mi hija le dieron el alta con menos peso del que entró y con la idea de volverla a ingresar pronto para empezar de cero con ella, me dijeron, pero...". Ha sido en casa, "con mucho esfuerzo ", valora, "donde ha habido mejoría". Y "con ayuda externa de pago porque no tiene seguro escolar ya que cursa 2º de la ESO y solo le cubriría a partir de 3º". La niña "ha parado de bajar de peso e incluso ha recuperado, la desnutrición es menor, pero sigue muy bajo y no está curada. Hay que vigilarla para que no caiga en la bulimia. He perdido trabajos porque soy autónoma y salgo menos horas por la tarea que tengo. Con dos hijos a mi cargo". Apostilla: " Llevar en casa a un niño con esta enfermedad es terrible. Tienen ataques de ansiedad a pesar de la medicación, amenazan con suicidarse, se autolesionan, sobre todo con cortes, o no quieren comer. Suelen ser niños muy perfeccionistas y de gran rendimiento académico. Laura este año sacó todo 10 salvo un 9 en Lengua. Y se enfadó". Concluye: "Tienen una tristeza permanente que una madre sufre y no sabe cómo tratar, a pesar del cariño y el amor que se les da y del apoyo de la familia, fundamental en mi caso".

Casos en aumento

Carmen valora: "Solo en la clase de mi hija hay tres casos diagnosticados. Y empiezan a estar también afectados muchos chicos". La Asociación para la Liberación de la Anorexia y la Bulimia en Tenerife (Alabente) es pionera en Canarias. Desde fuentes cercanas a la ONG explican que resulta muy complicado dar cifras pero son miles las afecciones, más frecuentes en menores de entre 14 y 15 años y jóvenes de 20 a 25. "Hay unidades en Ciudad Real, donde el doctor Beato hace una gran labor, Madrid, Barcelona u Oviedo. Con tratamientos progresivos que funcionan", dice Carmen. Se dio cuenta porque "un día con 40 grados estaba tapada hasta arriba con un edredón. Iba siempre con ropa holgada, pero cuando vi su cuerpo me asusté". Añade: "Se ha hecho experta en pesos, tanto que cuando lleva al veterinario a su conejito -mascota terapéutica- clava el del animal". Critica "cuentas de Istagram y páginas de internet como Anaymia que fomentan estos trastornos. O grupos de whattsapp que dan ideas a los jóvenes para engañar a sus padres cuando estas patologías destruyen familias".