Pruebe a buscar en Youtube "curar cáncer". ¿Qué le sale? Remedios caseros, todo peligrosa pseudociencia. Aparece Frank en su canal Metabolismo TV. Y tras ver su vídeo de casi diez minutos, en el que afirma por activa y por pasiva que "tu cuerpo puede curar el cáncer", caes en una espiral tóxica. Sin necesidad de tocar una tecla, de ese vídeo saltas a otro, y a otro, y a otro... A cada cual peor. ¿Y por qué?

Sus algoritmos de inteligencia artificial (de máquinas) han sido programados solo para una cosa: ganar dinero. Todo lo demás "da igual", aseguran los expertos en ciberseguridad, que advierten de que a esa espiral dañina también acceden los niños. Julio Rilo, miembro de la cátedra de Inteligencia Analítica Avanzada de la Universidad de Oviedo y director general de la empresa Inixa Security & Communication, llama a la reflexión: "¿Seguimos usando entonces masivamente Youtube?".

El portal de vídeos de Google es la segunda página web más visitada del mundo: 1.900 millones de usuarios al mes. Pero este no es el único ejemplo de un mal uso del big data en la sanidad. La industria farmacéutica, avisan los especialistas, está utilizando "nuestros datos más privados y confidenciales con un único fin de nuevo: lograr maximizar la cuenta de resultados sin ética, sin compromiso con el paciente y sin ningún tipo de pudor". "El único sistema sanitario seguro, y es posible implementarlo porque hay tecnología, será aquel en el que nadie pueda acceder a nuestros datos sin notificación en tiempo real y sin nuestra aprobación expresa tras leer en nuestro smartphone quién, para qué, cuándo y por cuánto tiempo van a utilizar nuestra información", explica Julio Rilo.

La experta en la materia y matemática Consuelo Martínez, están trabajando ya en esta tecnología "esperanzadora". Se conoce como criptografía homomórfica. De esta forma, el médico, por ejemplo, podría trabajar con el dato pero sin descifrarlo. Es un paso más tras la criptografía poscuántica, que trata de evitar que con la llegada del ordenador cuántico las claves secretas no queden al descubierto.

Pero, en ocasiones, no necesitamos que un gigante explote indebidamente nuestros datos, sino que los regalamos, o lo que es peor, pagamos por ello sin ser conscientes de sus consecuencias. Los expertos que acaban de participar en un curso sobre inteligencia artificial en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) alertan sobre la realización online de test genéticos ofrecidos por compañías sin mediación de un profesional sanitario.

Hoy en día se encuentran a golpe de clic, cuestan entre 70 y 800 euros, y los laboratorios utilizan los datos del paciente para lucrarse económicamente. "En ciberseguridad y privacidad, la solución no la tiene ningún tercero, gobierno u organismo, se necesita la colaboración de todos", insiste Rilo. Así que no caiga en la trampa.

Las posibilidades del dato con fines éticos y científicos en favor del paciente son "infinitas". Un claro ejemplo es el presentado la pasada semana en la UIMP: un hospital probará a partir de septiembre en nueve centros sanitarios españoles un sistema pionero para determinar qué probabilidad tienen las embarazadas de sufrir preeclampsia, una patología "con una incidencia de entre el 3 y el 8 por ciento en gestantes" y que constituye "la principal causa de muerte perinatal y materna". La aplicación "no pretende sustituir al obstreta, sino ayudarle" mediante el uso de un marcador cardiaco.

Las aplicaciones de las máquinas en sanidad pueden ser muchas más. "En una gota de sangre podemos tener en torno al 80 por ciento de la información necesaria para diagnosticar el 80 por ciento de las enfermedades sin mayor intervención que el análisis con un ordenador", según sostienen los miembros de la cátedra de Inteligencia Analítica.

Este es el "camino contrario", y beneficioso para toda la sociedad, al que están haciendo las grandes compañías cibernéticas, como pueden ser Amazon, Facebook o Youtube, en donde el dato solo es un negocio.

El 5G abrirá más puertas de ataque a los 'hackers'

El ciberespacio, coinciden los expertos, es "un salvaje Oeste" que irá a peor en los próximos años. En 2025, asegura Félix Barrio, gerente del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), se triplicarán el número de dispositivos conectados a la red, unos 75.000 millones, lo que abrirá más puertas a los hackers. El ingeniero informático Julio Rilo dice que la llegada del 5G "complicará enormemente" la seguridad, pues para su funcionamiento necesita instalar un mayor número de routers (se llaman small-cell) para superar los obstáculos de edificios, casas o árboles en las altas frecuencias en las que opera. "Esos serán nuevos puntos de ataque", advierte el director de Inixa. Los expertos insisten en que no quieren "meter miedo", pero sí "abrir los ojos" de los internautas. Si hace poco saltaba la noticia de que el robot Alexa, el altavoz inteligente de Amazon, guardaba todas las conversaciones para no se sabe qué, ahora ha salido a la luz que los contratistas de Google reciben los audios que graba su dispositivo doméstico, sin necesidad de que esté funcionando. "Si pueden ganar dinero con ello, no se cortan...", denuncia Rilo. Es el tremendo valor del dato, y por el que en internet se ha desatado una auténtica "ciberguerra". Otro experto, el responsable de seguridad de Accenture, Xabier Mitxelena, afirma que el cibercrimen ganará en 2021 "seis billones de dólares, más de dos veces el PIB de España".