Cambiar una idea prefijada es muy difícil. Las ideas de una persona con una convicción es prácticamente inamovible. Ni un terraplanista ni un antivacunas va a cambiar de idea por mucha información rigurosa que obtenga. Pero hay un rayo de esperanza con los que nadan entre dos aguas, y ahí es donde entra la divulgación científica.

Ayer la manida frase que asegura que la ciencia no interesa se convirtió en un eco del pasado. Al menos eso demostró la sala más grande del Recinto Ferial, la sala movistar, con un aforo de 140 personas que se llenó en apenas unos minutos para escuchar durante toda la tarde a varios investigadores hablando de ciencia y las oportunidades de transmitirla de las redes sociales.

La razón probablemente resida en la fama del físico José Luis Crespo, más conocido como Quantum Fracture en su canal de YouTube. Tanto conocen los jóvenes a este divulgador científico que en el auditorio se forman colas para poder llevarse a casa una foto con él. Pero lo cortés no quita lo valiente. Y lo que está claro es que durante cuatro horas estos jóvenes se empaparon información científica rigurosa de mano de la astrofísica, la ingeniería, la computación e incluso, la magia.

Ese aumento del interés por la ciencia, según el ingeniero especializado en Inteligencia Artificial Carlos Santana Vega, más conocido en el mundo virtual como DotCSV, reside en la cada vez mayor exigencia de especialización. A él y Crespo les acompañaron durante las jornadas Internet y Ciencia, organizadas en la zona TLP Innova dentro de TLP Summer 2019, el astrofísico Miquel Serra, la catedrática en ciencias de la computación Pino Caballero, la física Lucía García y el tecnomago Eladio Torres.

"Se nos hace expertos, pero desconocemos lo que hace el resto de la gente", explicó Santana. "La gente siempre ha sido muy curiosa, pero antes teníamos otras formas de acceder al conocimiento", afirmó por su parte Crespo, que insistió en que en internet surge una forma de generar contenido "más libre" y con herramientas más baratas.

García, por su parte, consideró que los divulgadores han empezado a hacer interesante la ciencia. "Todo el mundo conoce los documentales de La 2, que van geniales para hacer la siesta", remarcó la física, que concluyó que ahora se "cuenta de forma entretenida, divertida y aplicada".

Y aunque la divulgación no va a poder convencer a los terraplanistas ni a los antivacunas más férreos, parece que sí está ayudando a mejorar las vocaciones científicas. Así lo constató Pino Caballero, que remarcó que en los últimos años la creciente oferta de contenido divulgativo de calidad ha llevado a un aumento de las matrículas.

La jornada comenzó con la conferencia del investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Miquel Serra, quien se congratuló de ver tanta gente en la sala. "Agradezco mucho la presencia de Crespo, yo nunca hubiera llenado una sala", bromeó el astrofísico a su vez e insistiendo en el hito que acababan de lograr tanto el físico youtuber como Carlos Santana Vega.

Serra mostró su experiencia en la aplicación de nuevas tecnologías para su trabajo. Porque gracias a ellas ha podido mostrar al mundo fenómenos cosmológicos que solo suceden en un punto concreto de La Tierra, como los eclipses solares, a través de streaming, así como gamificar la detección de asteroides para que cualquier persona pueda asistir el trabajo de los astrofísicos, a través de la app Cazasteroides. "Entre Marte y Júpiter hay registradas unas 800.000 rocas dentro del cinturón de asteroides pero pensamos que debe haber unos cuatro millones", explicó Serra, que insistió en que detectarlos es imprescindible para poder determinar la probabilidad que existe para que arriben hasta nuestro planeta.

Crespo prosiguió la jornada sorprendiendo al público rompiendo las barreras entre el arte y la ciencia. "Nos han metido en la cabeza que ambos son incompatibles, y las nociones que tenemos sobre ellas son un poco malas", remarcó el físico. Así, comenzó a desgranar cómo el "jugar" con números complejos -la unión de números reales e imaginarios- puede derivar en una combinación de colores y formas "muy hermosas". Una explosión de color que se denomina Conjunto de Mandelbrot.

Pero la ayuda no va en un solo sentido. "También el arte ha ayudado a la ciencia", resaltó el físico. Concretamente en el imaginario de los investigadores que han podido llegar a teorizar que existen más de tres dimensiones, la conocida como teoría de cuerdas, gracias a todas esas películas y series que en algún momento se han referido a los mundos paralelos.

Los avances científicos también están cambiando el mundo, y lo están abocando a una cuarta revolución que estará liderada por las máquinas inteligentes. ¿Pero cuándo llegará ese cambio radical del mundo en el que vivimos? "Cuando tengamos coches totalmente autónomos", vaticinó el ingeniero informático Carlos Santana. A través del machine learning estamos viendo cómo los robots empiezan a aprender a enfrentarse a situaciones humanas por ellos mismos. En pocos años las máquinas podrán conocer qué productos dejas en el carro de la compra, generar rostros humanos inexistentes o escribir una novela. Aunque estos avances tan potentes en los que se sustenta la cuarta revolución industrial parecen salir directamente de la serie Black Mirror, Santana considera que no todo está perdido y que "dependerá de nosotros el uso que le demos".

Asimismo, destacó que el cambio conllevará la pérdida de muchos puestos de trabajo tanto de poca como de mucha especialización, como los cajeros o los radiólogos. Pero esto, por otra parte, provocará una permanencia de aquellos puestos en los que se requiera "empatía y creatividad".

Tanto Crespo como Santana han conseguido su fama haciendo divulgación a través de YouTube, pero en los canales tradicionales también hay mucha ciencia. Por lo que también necesitan expertos dedicados únicamente a eso. En este sentido ha trabajado toda su vida profesional Lucía García, que ha estado vinculada a programas como El Hormiguero, WifiLeaks u Órbita Laika. Durante su intervención mostró al público las necesidades de adaptación de la experimentación al mundo audiovisual, y mostró algunos "trucos" para hacer mucho más interesante un experimento en la pantalla. La física experimental se atrevió incluso a realizar algunos experimentos en directo como demostrar cómo vuela un avión utilizando un soplador eléctrico y un papel de váter.

El trabajo de estos divulgadores es fundamental, asimismo, para contrarrestar la información pseudocientífica que inunda la red, siempre y cuando se haga "sin criticar directamente", y "demostrando que lo que dicen es falsable" con datos.