Casi el 60% de 35 los cachalotes que fueron encontrados muertos en la costa de Canarias o flotando en las aguas que circundan las islas entre los años 2000 y 2017 presentaba lesiones que delataban que habían sido arrollados por buques, en un problema que afecta sobre todo a las crías.

La cifra, recogida este mes en un artículo publicado en la revista Frontiers in Marine Sciences, confirma varios trabajos que vienen advirtiendo desde hace años sobre la presión que las líneas de ferry de alta velocidad ejercen sobre los cetáceos en Canarias, en particular sobre los cachalotes.

El documento valora que "los choques entre barcos y cetáceos han aumentado significativamente en todo el mundo en las últimas décadas". Canarias, añade, "es una zona geográfica con una importante superposición de alta diversidad de cetáceos y tráfico marítimo, incluidos los ferries de alta velocidad".

Así, los ejemplares de ballena de esperma (Physeter macrocephalus), catalogada como una especie vulnerable, se ven gravemente afectadas por los ataques de barcos. Casi el 60% de las muertes de cachalotes se deben a ello en Canarias. Las hemorragias extensas subcutáneas, musculares y viscerales y los hematomas indican un traumatismo antemortem. Sin embargo, a veces es difícil distinguir si el trauma ocurrió antes o después de la muerte. La presencia de émbolos grasos dentro de la microvasculatura pulmonar se utiliza para determinar un trauma grave in vivo en otras especies.

La hipótesis del informe es que "la detección de émbolos gruesos podría ser una herramienta forense fiable, precisa y factible para determinar los ataques de buques ante mortem en cachalotes varados, incluso en cadáveres descompuestos".

Este estudio evalúa la presencia de émbolos grasos mediante el uso de una técnica histoquímica basada en tetróxido de osmio (OsO4) en tejido pulmonar de 24 cachalotes, 16 de ellos con evidencia de ataque de barcos, varados y necropsiados en Canarias entre 2000 y 2017. Alrededor del 70% presentaron autólisis avanzada. El examen histológico reveló la presencia de embolias de grasa positivas en 13 de los 16 cachalotes con signos de ataque del barco y en dos de los ocho del grupo de control.

Aplicada esa técnica a 16 cuerpos de cachalotes sobre los que existían dudas sobre si habían sido atropellados en vida o ya muertos se ha demostrado que el 81% sufrió un colisión con un barco en vida.

De los 16 casos a examen, trece eran crías o juveniles (10+3) de ambos sexos y tres, hembras subadultas o adultas (1+2). Más de la mitad de esos cachalotes arrollados (56%) aparecieron flotando en la costa oriental de Tenerife; el 18,75%, al oriente de Gran Canaria, y el 12,5%, en el litoral oeste de Fuerteventura.

Los autores subrayan que los puntos del archipiélago donde más cachalotes arrollados aparecen coinciden con las rutas más transitadas por ferries rápidos (de 38 a 53 kilómetros por hora) y de alta velocidad (más de 55) y que el grupo de edad más castigado es el de las crías. No es extraño porque es conocido el papel de "guardería" en estas especies de las aguas de Canarias.

'Corredor de la muerte' de cachalotes y otros cetáceos

A finales del pasado marzo murió al sur de Tenerife un ejemplar de calderón tropical de unos siete meses. Sufría la amputación de su cola. La causa de ese corte fue la colisión con una embarcación, probablemente un ferry de alta velocidad. Supuso el quinto ejemplar muerto este año en Canarias tras la colisión con un barco, aunque este número siempre suele estar infravalorado. "En Canarias se juntan especies de carácter migratorio como los rorcuales", explican los expertos "con población residente de al menos nueve especies como el cachalote, el calderón tropical, zifios, el delfín mular...". En los últimos diez años, la media de cachalotes muertos en aguas del archipiélago por un choque con barcos está de entre dos y tres anuales, número suficiente para quebrar un equilibrio ecológico muy delicado. A una población permanente de hembras y crías, en la época de migración, se unen los solitarios cachalotes macho. De ahí el trajín, notable en el sur de Tenerife o en el corredor entre esta isla y Gran Canaria.