A cierta edad, el paso por un quirófano es inasumible. Los riesgos son tan altos que incluso los profesionales se muestran a menudo en contra de intervenir a una persona mayor. Pero cuando el corazón falla, la opción siempre debe ser arreglarlo de alguna manera para evitar ingresos hospitalarios o una consecuencia peor.

En este sentido, el Hospital Universitario de Canarias (HUC) ha empezado a implantar recientemente una novedosa técnica, basada en el cierre a base de "clips" en una de las válvula cardíaca que reduce considerablemente las patologías relacionadas con el mal funcionamiento del corazón.

Se trata de un novedoso dispositivo llamado MitraClip, una técnica que ya hace tiempo que se utiliza en varios países y que ha probado su eficacia en más de 80.000 pacientes en todo el mundo. En Canarias, se han implantado tres dispositivos desde hace apenas unos meses, dos de ellos en el HUC. El próximo 29 de julio, el servicio de cardiología del Hospital Universitario de Canarias implantará otros dos nuevos dispositivos de este tipo para arreglar la "anomalía" válvula de sus pacientes con más riesgos.

Este mal funcionamiento tiene que ver con la edad y el uso del corazón. Afecta directamente a la válvula mitra, la que regula el paso de la sangre oxigenada desde el pulmón (en la aurícula izquierda) al resto del cuerpo, pasando por el ventrículo izquierdo. "La insuficiencia de la válvula mitral -también conocida como regurgitación mitral, insuficiencia mitral o incompetencia mitral- ocurre, generalmente, cuando el ventrículo empieza a perder fuerza y se expande", afirma Francisco Bosa, jefe del servicio en el HUC. Esta dilatación del músculo cardíaco, y concretamente del anillo valvular, provoca que "la sangre se acumule y empiece a dilatar la cavidad ventricular", fruto de que parte de la sangre oxigenada se quede dentro del corazón, en lugar de salir al resto del cuerpo, por "falta de potencia del ventrículo".

Esto, a su vez, perjudica el funcionamiento de la válvula mitral, la que separa ambas cavidades. "Hay veces que la válvula se abre perfectamente pero cuando va a cerrar, deja un agujero, por el que se cuela la sangre", asegura el especialista. Cuando esto sucede, la válvula mitral -que en su funcionamiento normal se cierra y abre para mantener la aurícula y el ventrículo separados- pierde elasticidad y, en lugar de cerrarse correctamente, permanece siempre un poco abierta, provocando la insuficiencia. Esta situación, además de no permitir llevar correctamente toda la sangre oxigenada al organismo, tiene el añadido de que puede devolver el líquido rico en glóbulos rojos a los pulmones.

Los pacientes que sufren la ineficiencia de su corazón para acometer la tarea de llevar la sangre oxigenada a todo el organismo, se cansan rápidamente ante cualquier actividad. "Siempre están asfixiados, no pueden caminar, ducharse o secarse, necesitan ayuda permanentemente", insiste el especialista.

Normalmente, esta patología se soluciona con cirugía cardiaca cuando es muy grave. Si la filtración de sangre es leve, no suele requerir de tratamiento. Pero hay pacientes con una patología severa que tampoco pueden pasar por un quirófano porque los riesgos que conlleva resultan mayores que los beneficios. La implantación de un MitraClip no supone una cirugía demasiado aparatosa -no requiere abrir al paciente- y logra unos resultados muy beneficiosos tanto para él como para la sanidad pública. Con esta unión sencilla de los bordes libres de ambos velos de la válvula mitral, la sanidad se ahorra costes en unos pacientes que suelen permanecer continuamente ingresados.

La intervención es muy sencilla. Con el paciente totalmente dormido, "el dispositivo se introduce a través de un catéter que pincha por la vena femoral de la pierna derecha", explica Bosa. Desde ahí, los especialistas van dirigiendo el MitraClip hasta la aurícula derecha. Una vez ahí, se procede a pinchar "el tabique interauricular que separa ambas cavidades para ubicarse en la aurícula izquierda y, finalmente, implantarlo la válvula mitral".

Los cardiólogos realizan toda la intervención guiándose a través de las imágenes del cuerpo del paciente tomadas por rayos y ecocardiografía transesofágica. Con esta visión completa del paciente, que se divide en tres pantallas -una de ellas además cuenta con un electrocardiograma con el que se miden las posibles arritmias-, "podemos saber en qué lugar del cuerpo se encuentra el dipositivo, si estamos haciendo la intervención de manera adecuada, si tenemos que retirar alguna cosa o al lugar al que tenemos que ir", explica el cardiólogo.

Por otro lado, el aparato cuenta con una especie de mandos que se ubican en el exterior del paciente. Este mando permite a los especialistas ir orientando el dispositivo hacia el lugar adecuado, sobre todo en el momento más delicado de la operación: pinzar adecuadamente la válvula para reducir significativamente la insuficiencia.

En definitiva, el trabajo que acomete este dispositivo en la válvula mitral es el de aproximar ambos velos, lo que a veces requiere de hasta dos o tres clips, dependiendo del grado de severidad de la patología. Cada clip mide entre cinco y siete milímetros y permite cerrar ese hueco que deja la válvula en su mal funcionamiento. Una vez implantado, el catéter se saca y el paciente puede volver a hacer su vida con normalidad en apenas unos días.

Una vez implantado este dispositivo, si el paciente se cuida y sigue la pauta terapéutica tras la intervención, con el objetivo de que su ventrículo deje de dilatarse, el remiendo, según el especialista, "le puede durar toda la vida".

"Con la implantación de este dispositivo conseguimos mejorar considerablemente la calidad de vida de unos pacientes para los que la cirugía está contraindicada, ya sea porque suelen tienen el corazón muy frágil o porque su edad es ya muy avanzada", afirma Francisco Bosa.