Este reportaje es parte de una serie realizada por iniciativa del Vicerrectorado de Internacionalización de la Universidad de La Laguna (ULL) para conocer la situación actual de antiguos alumnos del centro académico tinerfeño que, llevados por su talento y la pasión por su trabajo, han llegado a empresas y universidades líderes fuera de España. A través de sus historias profesionales y personales serán descubiertas las rutas que ha seguido el talento formado en Canarias hasta lograr un impacto global. Por ejemplo, el de Adrián y Olivia, que ahora coinciden en el Reino Unido en dos de las instituciones con mayor prestigio del mundo: Cambridge, en el caso de él, valenciano graduado en la ULL, y Oxford en el de ella, natural de Gran Canaria. El Vicerrectorado de Internacionalización expresa con el proyecto "su compromiso con la proyección internacional de los alumnos, investigadores y profesores de esta universidad".

Joven pero ya todo un experto en inteligencia artificial

Adrián Rodríguez-Bazaga (Valencia, 1995) es un joven talento graduado en la Universidad de La Laguna (ULL). Con tan solo 23 años acaba de fichar por el Departamento de Genética de la Universidad de Cambridge en Reino Unido y por una empresa que desarrolla fármacos contra el cáncer. Adrián es ya un experto en el uso de la inteligencia artificial en investigación biomédica, y en su nuevo puesto creará tecnologías punteras que luego utilizarán científicos de todo el mundo para estudiar enfermedades y desarrollar nuevos fármacos y tratarlas.

Nacido en Valencia y criado en La Laguna desde los siete años acapara logros y reconocimientos en una fulgurante carrera que comenzó en 2013 al matricularse en Ingeniería Informática en la ULL. Su curiosidad innata le llevó a querer comprender cómo funcionan los dispositivos digitales que usamos cotidianamente, incluidos los videojuegos a los que se aficionó casi desde la infancia. "Quería saber cómo el juego funcionaba internamente, cómo se podía crear y como lo ejecutaba el ordenado. De ahí surgió el interés por aprender qué es la programación y sobre las tecnologías en general", explica.

Adrián demostró en la ULL ser un alumno prometedor y con una gran capacidad de trabajo. Sus profesores le recomendaron solicitar becas de iniciación a la investigación como la que obtuvo en su segundo año de carrera para realizar una estancia de un mes en un centro de investigación asociado a la Universidad de Santiago de Compostela. En esta primera experiencia como investigador pudo aplicar algunos conceptos teóricos aprendidos en la carrera para resolver un problema con aplicación real, en este caso desarrollar un sistema capaz de sugerir artículos de Wikipedia para acompañar textos educativos. "Aprendí que podía combinar pequeñas cápsulas de cosas teóricas que sabía en ese momento para hacer algo más grande con utilidad para las personas", dice Adrián.

Gracias a su buen expediente académico, durante su último año en la ULL, Adrián recibió una Beca de Colaboración en Departamentos Universitarios del Ministerio de Educación, que le permitió colaborar con otros investigadores. Durante este periodo también realiza su Trabajo de Fin de Grado (TFG), para el que desarrolló un modelo matemático y un sistema capaz de diseñar rutas turísticas de manera automática gracias a la inteligencia artificial y la ciencia de datos, todo ello accesible desde un teléfono móvil. Dicho TFG y su trayectoria académica le valieron uno de los premios a mejor expediente cuando se graduó en 2017.

Tras dejar la ULL, durante el verano de 2017 realizó dos programas de prácticas muy competitivos. Uno de la Agencia Espacial Europea y el otro en el Centro de Computación de la Academia Eslovaca de Ciencias, en Bratislava, con una beca de la UE. Empezaron a llegarle ofertas de trabajo sin siquiera buscarlo. A través de LinkedIn se pusieron en contacto con él tres investigadores del Centro Nacional de Supercomputación, en Barcelona. Decidió aceptar una plaza en ese centro como científico de datos, matriculándose a la vez en el Máster en Inteligencia Artificial y Ciencia de Datos de la Universidad Politécnica de Cataluña, un programa internacional de excelencia europea de dos años de duración. Así pues, Adrián se trasladó a Barcelona donde hubo de compaginar el trabajo a jornada completa con los estudios. "Iba a clase por la mañana y por la tarde, a la vez que hacía mis ocho horas de trabajo, con lo que salía a las 10 de la noche", explica nuestro protagonista.

En 2018 fue admitido en un programa creado por Google en el que jóvenes talentos pueden colaborar en grandes proyectos de desarrollo de software. En él colaboró en la creación de software de código abierto con desarrolladores e investigadores de la Universidad de Cambridge. "Quería involucrarme por primera vez en un proyecto grande, y así conocer cómo se trabaja en equipos

Adrián, reconoce que durante ese periodo durmió muy poco. "Tenía una lista de tareas a realizar cada día, y hasta que no estaban terminadas no me iba a la cama", valora.

En octubre de 2018 finaliza su trabajo en el Centro Nacional de Supercomputación e inmediatamente consigue un puesto en el Instituto de Robótica e Informática Industrial, un centro de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), también en Barcelona. En colaboración con el Hospital Sant Joan de Déu, trabajó en el desarrollo de un sistema que utiliza la inteligencia artificial para el diagnóstico automático de dos enfermedades raras: la miopatía muscular de Bethlem y la distrofia muscular de Ullrich -ambas graves y la última comúnmente letal-.

Desde febrero de este año Adrián es investigador asociado con doble afiliación, en la Universidad de Cambridge y en una empresa de la industria farmacéutica, STORM Therapeutics. Además, Adrián está terminando su Trabajo Fin de Máster (TFM).

A pesar de su juventud, Adrián ya ha tomado el papel de mentor y coordina el trabajo de otros jóvenes en Google Summer of Code, el mismo programa de prácticas en el que él participó como estudiante. Desde su experiencia, recomienda a los jóvenes estudiantes que luchen para conseguir sus objetivos y no tengan miedo de fijarse metas que en principio pueden parecer inasequibles.

Una apasionada por la psicolingüística

La investigadora canaria Olivia Afonso Hernández (Gran Canaria, 1982) reconoce que en 2017 estuvo a punto de dejar la ciencia. Tan solo un año después de haber recibido el premio extraordinario de doctorado de la ULL y de haber obtenido una beca de la Fundación Canaria Doctor Manuel Morales para trabajar durante un año en la Universidad de Oviedo, la falta de oportunidades laborales la llevó a una situación límite. Si no encontraba pronto una nueva posición tendría que dejarlo.

Apenas había convocatorias de plazas para investigadores en España y las pocas que se abrían tenían numerosos candidatos. "Ya llevaba seis meses sin beca en Oviedo mientras buscaba trabajo y no había manera", explica Olivia.

Así pues, decide quemar su último cartucho en un congreso internacional relacionado con su campo de investigación que se celebraba en Poitiers (Francia). "Me costeé el viaje y la entrada al congreso de mi bolsillo pensando que si no me salía nada allí dejaría la ciencia", recuerda Olivia. "En la conferencia conocí a dos personas que hacían cosas parecidas a mi trabajo en dos universidades distintas y ambas me dijeron que estaban buscando gente". A partir de esa conexión fortuita, Olivia encontró no uno, sino dos trabajos. El primero la llevó a la Universidad de Poitiers en Francia, donde estuvo seis meses, y el segundo a Oxford Brookes University en el Reino Unido, donde aún trabaja.

Olivia comenzó a estudiar psicología en la Universidad de La Laguna en 2001. "Había leído libros de psicología en el instituto, pero en la carrera me di cuenta que es una disciplina mucho más científica y sistemática", señala. En tercero de carrera se interesa por la rama de psicología del lenguaje. "No era una asignatura muy popular, pero a mí era la que más me gustaba", recuerda. "Además el departamento de psicolingüística en la ULL tiene mucha fama tanto nacional como internacional".

Tras acabar la carrera decide realizar el doctorado en psicolingüística, que describe como un periodo intenso y de mucho aprendizaje. "Entonces se te pasan los cinco años muy rápido y se sufre mucho al final, cuanto tienes que acabar y exponer tu trabajo para que otra gente lo juzgue", aclara.

Durante estos años Olivia se centra en estudiar en profundidad el procesamiento del lenguaje y el proceso de escritura. Para ello, se centra en desarrollar métodos que permitan medir diferencias en la forma de escribir de las personas en relación a como reciben la información.

Utilizando una tableta digitalizadora Olivia pide a voluntarios que escriban palabras y mide minuciosamente cuanto tardan en hacerlo y cómo lo hacen.

Una vez lee la tesis, por la que obtiene la calificación de Summa Cum Laude y el premio extraordinario de doctorado de la ULL, en 2013 obtiene beca de la Fundación Canaria Doctor Martín Morales para estudiar los efectos que del Alzheimer sobre la escritura. Gracias a su método, descubre que esta enfermedad afecta a la habilidad para escribir mucho antes de lo que se pensaba, incluso en pacientes con "deterioro cognitivo ligero", un síndrome que afecta las habilidades cognitivas en etapas tempranas del envejecimiento y que a veces precede a la enfermedad de Alzheimer. En esta fase ya se produce una escritura más lenta, si bien es difícil de percibir. En el futuro, el trabajo de Olivia podría servir para diagnosticar y entender mejor esta enfermedad.

Actualmente Olivia tiene una plaza de investigadora en el Departamento de Psicología, Salud y Desarrollo Profesional la universidad de Oxford Brookes en Reino Unido. No es la histórica y mundialmente famosa Universidad de Oxford, pero está en la misma ciudad. "Oxford Brookes tiene 150 años, pero aquí es la universidad nueva", explica Olivia. "Es más pequeña y no tiene tanta historia, pero está creciendo y tiene mucha ilusión por seguir haciéndolo." Desde aquí continúa investigando.

Olivia se declara satisfecha con su vida en Reino Unido y como aspectos positivos destaca las excelentes condiciones laborales y la buena acogida que ha recibido. "Los británicos son muy amables y resulta muy fácil tratar con ellos", dice.

Como investigadora destaca que Oxford Brookes tiene muchos recursos para facilitar el trabajo de los científicos y que estos puedan rendir a su máximo potencial, por ejemplo a través de una oficina de investigación que les libera de trabajo administrativo y facilita una investigación con más visibilidad.

Olivia tiene intención de continuar en Reino Unido. Acaba de renovar contrato en Oxford Brookes para los próximos dos años y está buscando una posición permanente. Sin embargo, esto no le impide mantener colaboraciones con investigadores en la ULL.

Desde Reino Unido anima a los estudiantes canarios a abrir sus horizontes y buscar oportunidades más allá de su entorno inmediato. "Hay muchas más de las que uno se imagina cuando está haciendo la carrera, por lo que es importante informarse", concluye.