Dos testigos protegidos se negaron a declarar ayer en el juicio contra el dueño de varios prostíbulos del Arenal acusado de violar a tres mujeres, una de ellas menor de edad, entre los años 2009 y 2014. "Tengo miedo, no puedo decir nada, lo siento", afirmó uno de los testigos.

"Tengo miedo, para mí es muy fuerte todo esto y no puedo decir nada", afirmó el testigo después de un receso de quince minutos y tras el examen de un médico forense, que determinó que los testimonios se encontraban en condiciones de declarar. El tribunal informó de la imposición de multas a los dos testigos al no mostrar "causa objetiva" que justificara su no declaración.

Por su parte, el acusado, para quien la Fiscalía pide una pena total de 28 años y seis meses de prisión por tres delitos de acoso sexual, tres de abusos sexuales y uno relativo a la prostitución, se acogió a su derecho a no declarar.

"No me siento capaz de declarar absolutamente nada, estoy temblando y con ganas de vomitar", señaló la otra testigo, quien dicho esto también se negó a declarar.

Asimismo, la testigo reiteró en varias ocasiones su "incapacidad" para prestar testimonio ante el Tribunal a través de videoconferencia, pese a los avisos por parte del Tribunal de incurrir en posible delito de desobediencia.

Por otro lado, un antiguo trabajador del establecimiento declaró por videoconferencia que el acusado mantenía "casi cada día" relaciones sexuales con "unas diez o doce" de las mujeres del local "sin preservativo" en una habitación exclusiva "a la orden del dueño".

El testimonio aseguró desconocer si las mujeres eran obligadas a mantener relaciones con el acusado. "Yo sé que mantenía relaciones sexuales con varias chicas del club, pero no sé si las obligaba", declaró, además de afirmar que, si las mujeres rechazaban mantener relaciones con él, "podían no bailar", una negativa que "podía" suponer una pérdida de dinero.