En 1969, Valeriano Claros Guerra (Fuengirola, Málaga, 1942) fue uno de los ingenieros formados por la NASA que trabajaron para el funcionamiento de las estaciones de seguimiento y apoyo a las misiones Apolo. Desde una de estas estaciones, situada en España, Claros Guerra vio cómo el hombre llegaba a la Luna.

Claros ha impartido clases en las Escuelas Técnicas Superiores de Ingeniería y Arquitectura de Las Palmas y Madrid. A los nuevos titulados en Telecomunicación recomienda "salir fuera siempre, porque hay que aprovecharlo todo". Y concluye que "saber inglés y una beca en Inglaterra abrieron mi carrera".

Usted participó en la misión 'Apolo' para cumplir el viejo sueño de llevar al hombre a la Luna, ¿qué impacto tuvo en las comunicaciones globales?

Lo que la NASA hizo en la misión 'Apolo' hoy lo hacen muchísimas empresas que tienen satélites en todo el mundo y también tenemos los españoles. Pero aquello fue el paso de gigante para tener unas comunicaciones en todo el mundo y fue la NASA la primera institución que lo hizo. Probablemente los rusos también lo tenían pero eso no lo hemos conocido hasta después de la caída del muro de Berlín. La primera carrera entre los soviéticos y los americanos era por ver quien llegaba primero a la Luna con sondas, es decir, con satélites no tripulados.

¿Quién gana la carrera espacial a la Luna?

Desde el año 1958, primero con el satélite ruso Sputnik, hasta 1962, se enviaron doce misiones americanas y rusas juntas, solo cuatro fueron un éxito y en una alunizamos. En los siguientes cuatro años se mandaron más de 30 y ya solo tres o cuatro solo fueron fallos, las demás cumplieron. Lo que se estaba cocinando en todo ese desarrollo era la segunda carrera espacial a la Luna de ver quién llevaba hombres a la Luna y para eso la NASA tuvo que cambiar su red de estaciones (10 o 12 alrededor del mundo) y crear una muy potente porque ahí ya se ponía en peligro la vida de una persona. Si a un satélite no se le podía enviar una orden pero no iba tripulado no era problema pero con los astronautas no se podía hacer y empezaron ya a tomar conciencia de contratar muchísimas más comunicaciones. Ahí tenemos que apuntarnos un tanto los españoles porque solo tres grandes empresas proporcionaron circuitos a la NASA y una de ellas fue la Telefónica de España. A partir de entonces las comunicaciones se simplificaron mucho.

¿Hoy el reto es ir a Marte?

Sí, pero es un reto todavía muy teórico. La NASA se encontró algunos problemas para poder llevar hombres a la Luna y poder traerlos sanos y salvos. Para eso se necesita un cohete adecuado, que no había entonces y se diseñó; y luego ver en qué órbita lanzarlo para poder llegar, bajar a la superficie y regresar. Eso fue el trabajo de cientos de empresas. Se calcula que en todo el proyecto 'Apolo' participaron cerca de 300.000 personas. Cuando ya íbamos por el 'Apolo 12' la NASA licenció a muchos de esos ingenieros porque se pensó que ya era todo rutinario pero apareció el 'Apolo 13' y hubo que traer a un montón de personas a trabajar para ver cómo traerlo de vuelta. No llegar a poner los pies en la Luna, dar la vuelta por detrás, fue un éxito, porque trajimos a los astronautas sanos y salvos de vuelta.

¿Cómo vivió esa llegada del hombre a la Luna?

Yo estaba en el turno en el que produciría el momento del alunizaje y al principio ellos querían salir y abrir la escotilla pero no estaba prevista inicialmente esa operación y se demoró cuatro horas. Al terminar mi turno pensé que me perdería un hecho histórico así que me fui a mi oficina a seguir todo el desarrollo hasta el final. En mis estancias en la formación en EE UU, los americanos me habían imbuido del entusiasmo nacional de que había para lograrlo. Y en aquella noche, solo en mi despacho, donde tenía una pequeña hamaca de playa, me dije: este es el trabajo que me gusta y aquí quiero hacer mi vida profesional.

Pese a su experiencia, ¿por qué dice que llegar a Marte es un reto teórico?

Trump ya ha dicho que lo Marte no interesa mucho y está cambiando de nuevo la orientación para volver a la Luna. Ahora es mucho más barato. El proyecto 'Apolo' costó cerca de 3,5% del PIB de un año de EE UU, unas cantidades estratosféricas y el nuevo presidente mira otra vez hacia la Luna, en un momento que ya tenemos dos empresas que están construyendo cohetes y no sé si llegaremos al punto que ocurrió con los aviones pero quizá en unos años ir al espacio o a lugares cercanos no sea algo excepcional.

¿Para cuándo?

No será en dos o tres años pero quizá ir a la Estación Espacial Internacional llegue a ser algo sencillo. Varios expertos han dicho que no creen que nadie tome la decisión de ir a Marte si no hay una seguridad cien por ciento de que los astronautas podrán volver. Hacer que vamos a Marte porque queremos ir con el daño colateral de que los astronautas no puedan regresar no es asumible. Eso se va a repensar en unos años. Mi amigo Pedro Duque decía el otro día que no cree que se pueda ir a Marte en 40 o 50 años. Además, todavía hay problemas que no se han resuelto: cuánto tiempo se va a estar allí, cómo... Yo siempre digo que a mí me frustró mucho cuando el proyecto 'Apolo' se paró. Queríamos ir a la Luna como la primera vez que se fue a la Antártida pero la realidad es que allí arriba hay mucho hidrógeno 3 y si algún día hacemos la fusión sería fantástico poder traerlo hasta aquí. Si la fusión funcionase tendríamos energía gratis para cientos de generaciones.

¿Las oportunidades de la minería espacial hacen conveniente seguir explorando otros planetas?

Hay algunos estudios de empresas privadas que hablan de la posibilidad de ir, no a Marte, sino a alguno de los asteroides que tenemos no demasiado lejanos pero antes habría que demostrar qué es lo que hay allí y que aquí lo necesitamos. Ya se utilizan muchos minerales por los cambios en las comunicaciones. Ahora el coltán se ha puesto de moda, por ejemplo, pero el problema de la minería en la Luna es que existe un acuerdo similar al de la Antártida que dice que cualquiera no puede ir allí a hacer cualquier cosa sino que debe realizarse de una manera consensuada con la humanidad.

¿Cuál es su consejo para los nuevos titulados en Telecomunición?

Salir fuera lo recomiendo siempre. Hay que aprovecharlo todo. Las dos cosas que abrieron mi carrera fueron saber inglés y una beca que tuve en Inglaterra