Siete meses han transcurrido desde que se inició la instrucción judicial que ha tratado de dilucidar lo que ocurrió con la muerte de la británica Amy Louise Docherty, la joven cuidadora de orcas de Loro Parque que desapareció durante la noche del 30 de noviembre del pasado año en Puerto de la Cruz y cuyo cuerpo sin vida fue hallado en el mar, a 200 metros de la costa, frente al faro y explanada del muelle de este mismo municipio del norte de Tenerife. Ha sido una investigación pormenorizada y rigurosa en la que han participado agentes de Policía Judicial, Científica, patólogos forenses, expertos en toxicología para obtener las pruebas suficientes que permitieran descubrir el origen y causa de la muerte de Amy Louise; si el fallecimiento se produjo de manera accidental o si, por el contrario, pudo participar una tercera persona. Por ello se llevaron a cabo múltiples diligencias de una investigación que en un primer momento no descartó ninguna hipótesis, ni siquiera la línea de investigación que apuntaba a una presunta participación del entonces novio de la mujer, un joven de origen alemán identificado como D. K., que ha contado con la representación letrada del bufete del abogado Juan Inurria.

Amy Louise desapareció el 30 de noviembre sin dejar rastro, lo que preocupó a su novio y amigos. La última vez en la que fue vista estaba celebrando un cumpleaños con D. K. y un grupo de amigos en el pub Molly Malone. Poco después de la medianoche ella y su novio se despidieron en la puerta del local. Las amistades que estuvieron con ellos de fiesta negaron que la pareja discutiera. "Amy estaba algo triste por algo que le había pasado en el trabajo, pero nada más", declararon a la Policía.

Un día antes de que se recuperara el cadáver del agua, se procedió a un registro en el domicilio de D. K., por si existieran vestigios biológicos relacionados en aquel momento con la desaparición. Nada se halló ni en el piso ni el interior de su vehículo, inspeccionados con luminol. El joven mostró una total colaboración durante la investigación, que ha determinado tras oírle en declaración y cotejarla con las diligencias practicadas que "no incurrió en contradicciones y los datos obtenidos durante la instrucción corroboran sus manifestaciones", como recoge el auto judicial al que ha tenido acceso El Día.

El estado en el que apareció el cadáver no permitió su identificación in situ el 4 de diciembre y solo el análisis de ADN, cuyos resultados se cotejaron con muestras biológicas de la madre y una hermana de Amy Louise, permitieron reconocerla como la mujer que había desaparecido cuatro días antes.

La juez Carmen Rosa del Pino Abrante señala en su auto que "la exhaustiva labor policial y las diligencias autorizadas judicialmente no han arrojado indicios racionales suficientes de la participación del investigado en la desaparición y muerte de Amy Louise Docherty".

Dichas diligencias judiciales consistieron en el visionado de las cintas de vídeo de diversas cámaras de seguridad de las instalaciones del varadero, muelle, lonjas y el recinto de Puertos Canarios, así como las de dos negocios cercanos. Ninguna de las imágenes captadas desveló nada en particular.

Las declaraciones de los amigos negaron "discusiones, disputas o enfrentamientos entre la pareja. "Solo estaban algo bebidos", dijeron.

Los análisis de la sangre de Amy lo corroboraron: 0,60 gramos de alcohol por litro de sangre; no habían restos biológicos de terceros ni en sus genitales ni bajo sus uñas, y el estudio de las diatomeas concluyó una muerte por ahogamiento en aguas cercanas a donde apareció.

La autopsia no reveló evidencias más allá de una posible causa "accidental-suicida por un mecanismo de sumersión-asfixia".

El análisis de los móviles de la pareja y la actividad en redes sociales tampoco contradijeron lo declarado por D.K.

Ahora solo falta recibir los resultados de los análisis biológicos de las prendas que vestía D. K. la noche en la que desapareció Amy Louise: una camisa roja, una chaqueta verde y un pantalón vaquero. Igualmente se espera por el resultado de ADN de varios pelos encontrados en el interior del vehículo de D. K., sin embargo, los investigadores han señalado que "los resultados pendientes no presentan a priori la entidad suficiente para desvirtuar las pruebas que ya constan en la causa derivados del informe definitivo de la autopsia y del resto de diligencias".

Ante el resultado de las pesquisas, el letrado Juan Inurria solicitó el sobreseimiento libre y aunque la juez destaca que "de la prolija investigación no se han obtenido datos que permitan sostener la participación directa o indirecta del investigado, al tratarse de una muerte violenta de etiología presumiblemente accidental no se puede descartar de forma definitiva la existencia de delito" por lo que en su auto ha dispuesto el sobreseimiento provisional y el archivo de la causa.