Laura Cala Pérez estudió Podología y Enfermería. Ha realizado, además, diferentes cursos relacionados con las dos carreras, tres másteres y un doctorado por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Ha publicado dos artículos en revistas científicas sobre las alteraciones de la marcha en niños.

¿Los pies son el eterno olvidado?

Por desgracia, sí, aunque cada vez menos. Los pacientes diabéticos suelen estar muy concienciados de la importancia de acudir al podólogo, porque se lo inculcan su médico y su enfermero, pero el resto de la población en general olvida que los pies están ahí abajo a no ser que les duelan.

¿Cómo debe hacerse el lavado?

Debe ser diario, con jabón neutro y agua templada. Se debe aplicar también crema hidratante. Entre los dedos hay que secar muy bien y no aplicar la crema en estas zonas porque queda humedad y puede macerar y favorecer la aparición de hongos.

¿Cuándo y cómo cortar las uñas de los niños?

¡Con paciencia! Hay gente que piensa que cuando son recién nacidos es mejor no cortarlas, y esto no tiene ninguna base científica. Es más, no se las cortan y les ponen unas manoplas para que no se arañen, con la consiguiente pérdida de sensibilidad y de conocimiento de su entorno. Es mejor cortárselas. Son uñas pequeñitas y finitas, pero se pueden cortar exactamente igual que a los demás, con más paciencia, respetando sus movimientos y sin forzarles. Y si se mueven mucho y no nos dejan, podemos aprovechar mientras duermen.

¿Y de los adultos?

En general, si hablamos de una uña sana, sin infecciones ni otro tipo de alteraciones, deben cortarse rectas sin meterse por los laterales ni quitar la cutícula, ya que previene de infecciones. Mejor con alicate que con cortaúñas o tijeras porque se controla mejor la punta, y con una lima para suavizar las esquinas. El material que tenemos en las casas no está esterilizado: es mejor no manipular mucho la uña con estos utensilios. En caso de que fuera necesario otro tipo de corte o una limpieza específica, es mejor dejarla en manos de un podólogo.

¿Las mismas tijeras para todos los miembros de la familia?

Pues, al igual que otras cosas de higiene personal, como la toalla o el cepillo de dientes, lo más conveniente sería que cada uno usara su alicate para cortarlas, especialmente si sospechamos que la uña puede tener algún tipo de infección.

¿Qué pautas se deben seguir para comprar calzado?

Lo más aconsejable es comprarlo a final del día, que es cuando el pie está más hinchado. Una vez puesto, debemos mover los dedos para comprobar que no nos comprime. Lo ideal es que sea de piel o material transpirable, tacón bajo y con sujeción en el empeine mediante cordones o velcro para poder ajustarlo. Debería sobrar un centímetro por delante.

La eterna pregunta: ¿qué número calzo?

Hay un truco para saber qué talla debemos comprar a nuestros hijos, que valdría incluso para los adultos, pero es imposible explicarla en este medio, así que recomiendo a los padres que tengan dudas que consulten a su podólogo habitual. Es fundamental que los niños lleven una talla correcta, porque el calzado pequeño es el principal causante de deformidades en los dedos, en las uñas y en la aparición de hallux valgus (el conocido juanete). Según un estudio que hice hace unos años en niños en edad escolar, el 75 % de los niños lleva el calzado pequeño, con las consecuencias que conlleva en la edad adulta.

Sudor de pies: ¿tiene cura?

La hiperhidrosis (sudoración excesiva) es un problema muy común que a veces llega a limitar la vida social de algunas personas. La sudoración está regulada por el sistema nervioso autónomo y, en función de las causas y de la gravedad, se pautan diferentes tratamientos que van desde productos para aplicar en la piel hasta la cirugía en los casos más severos. Los pies, por lo general, están todo el día encerrados en un calzado, por lo que este problema suele agravarse. Sería mejor que dejáramos los pies más tiempo al aire.

¿Cuáles son las patologías más prevalentes?

En los adultos, hongos y las uñas clavadas, hiperqueratosis y helomas (lo que se conoce como durezas y callos) debidos a una mala pisada o como consecuencia de una deformidad en los dedos, como los dedos en garra o el juanete. En los niños, el pie plano y la marcha en aducción (caminar con las puntas de los pies hacia dentro), deformidades en los dedos, las uñas y papilomas o verrugas plantares.

¿Cuándo se debe buscar ayuda profesional?

Obviamente, en cuanto se sospeche que algo no está bien y, por mi experiencia, cuanto antes. De niño. Deberían realizarse controles rutinarios desde la infancia. La gran mayoría de los problemas que aparecen cuando somos adultos pueden corregirse de niño o, al menos, minimizar sus consecuencias. Por lo general, se acude al profesional cuando el problema ya está instaurado y tenemos poco margen de corrección, por lo que a veces solo podemos aliviar o realizar un tratamiento mucho más agresivo, como la cirugía.

¿Hay edad para ir al podólogo?

No, se puede ir desde bebés. Los pies y las piernas van sufriendo cambios desde que el niño nace. Lo que es normal a una edad a otra no lo es, por lo que los podólogos, sobre todo los que nos especializamos en podología infantil, controlamos que el desarrollo se produzca correctamente y podremos instaurar un tratamiento precoz si es necesario. Mucha gente desconoce que la posición que mantiene el feto dentro del útero puede afectar a la posición de los pies, o que un gateo raro puede indicar una debilidad de la musculatura por lo que, como se ve, hay alteraciones que podemos sospechar desde antes de que empiecen a caminar.

Llega el verano: ¿cómo cuidar los pies?

En verano, el cuidado del pie adquiere mayor importancia por la exposición a infecciones. Debemos poner más énfasis en la higiene diaria y en los cuidados que durante el resto del año. Controlar el sudor, secando bien los pies después del baño. Hidratar muy bien, sobre todo, los talones. Utilizar sandalias o calzado adecuado según la actividad que vayamos a realizar y la temperatura que haga. Usar chanclas o escarpines en lugares públicos, algo que suele olvidarse. Aplicar protector solar también en los pies y en la planta si tomamos el sol boca abajo. Hay que tener en cuenta que también se puede quemar.