Agosto de 2017. Cientos de miles de personas se congregan en parques y explanadas de hasta 14 estados de los Estados Unidos. De un momento a otro, los rayos del sol del día se apagan, sumiendo tan solo a esta parte del mundo en una completa oscuridad. Unos vitorean, otros aplauden y el resto es incapaz de dejar de reír ante el descenso de luz y de temperatura que les traslada a la noche en pleno día. Es la estampa que dejó el último eclipse solar y que, probablemente, vuelva a repetirse este próximo 2 de julio tanto en Chile, Argentina y la pequeña isla de Oeno, en el Pacífico.

Alrededor de la figura del Sol existe una fascinación que parece encontrarse en el ADN de los seres humanos y haberse extendido de generación en generación. El astro no solo da calor, sus rayos son fundamentales para que exista vida en la Tierra y es responsable de fenómenos tan visualmente hermosos como las auroras boreales o el color rojizo del cielo cuando se esconde. Esa excitación por el Sol se ve reforzada por un elaborado misticismo que emerge justamente de esa imposibilidad humana de clavarle los ojos al desnudo. Pero hay un momento en el que se deja ver: cuando la Luna se alinea entre él y la Tierra.

Y ahí se encontrarán, por decimoquinta vez consecutiva, un grupo de astrónomos formado por investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y miembros del proyecto europeo Stars4All. El responsable de la expedición y precursor de la plataforma Shelios, Miquel Serra-Ricart, afirma que esa sorpresa que embriaga a los seres humanos durante el eclipse solar es normal, puesto que lo que se está viendo "es increíble". "Al Sol nunca podemos mirarlo a los ojos, y, por primera vez, lo puedes hacer directamente", afirma Serra-Ricart.

Además, las consecuencias que provoca la interposición de la Luna entre la Tierra y el Sol no tienen nada que ver con ningún fenómeno habitual en el día a día de la vida terrestre. Cuando el eclipse llega a su totalidad, el Sol se transforma, y también lo hace la Tierra. Los rayos que emite -y se pueden vislumbrar a través de la corona de luz que deja nuestro satélite- se tornan de un tono gris metálico, "nada similar a lo que conocemos"; la luz desciende hasta asimilarse a una noche de luna llena y la temperatura baja de manera repentina. "Pero a cien kilómetros es de día", recuerda el investigador.

El equipo del IAC viajará al observatorio de CTIO (Cerro Tololo Inter-american Observatory, Chile) con el objetivo de observar este fenómeno y poder retransmitirlo en directo a través de la plataforma web Sky-live.tv. El año pasado consiguieron que unas mil personas se conectaran al streaming al mismo tiempo.

Los investigadores utilizarán esta plataforma también para divulgar la importancia de la preservación de los cielos nocturnos y tratarán de concienciar sobre contaminación lumínica. La conexión tendrá lugar a las 19:20 horas de tiempo universal (UT, por sus siglas en inglés), una hora más en Canarias (20:20), dos horas más en Europa (21:20) y las 15:20 hora local chilena.

El evento tendrá una duración estimada de dos horas, aunque el máximo apogeo, la totalidad, apenas durará dos minutos. Durante la expedición, los investigadores además harán uso del observatorio chileno para hacer experimentos atmosféricos (basado en la luminosidad y la temperatura) y para observar los cambios en la ionosfera, especialmente en la densidad de electrones. Unas observaciones que pueden derivar en datos a tener en cuenta en las próximas misiones espaciales.

"Lo máximo que un eclipse de sol puede estar en totalidad son siete minutos y medio", incide Serra-Ricart, que aclara que esta situación es muy poco probable, ya que, entre otras situaciones, depende de que la banda de totalidad se encuentre en el ecuador. Fuera de esa franja oscura, de unos 200 kilómetros por donde pasará la Luna y que este año incide directamente en Chile, Argentina y la isla de Oeno, el eclipse se podrá ver parcial.

Los eclipses de sol se producen cuando la Luna -en su novilunio (luna nueva)- se interpone entre el Sol y la Tierra. Cabría pensar que, si el único requisito es que esté en dicha fase lunar y pase entre ambos objetos, los eclipses solares deberían ocurrir al menos una vez al mes. "Pero no es así, porque la órbita lunar no coincide con el plano eclíptico en el que se encuentra la de la Tierra con respecto al Sol", explica el investigador. De hecho, la órbita de la Luna está inclinada ligeramente, concretamente cinco grados, con respecto la de la luna.

Este evento volverá a ocurrir el 14 de diciembre de 2020, y curiosamente, será prácticamente en el mismo lugar: Argentina y Chile. Los españoles no tendremos la oportunidad para ver un eclipse de estas características en nuestro territorio hasta el 12 de agosto de 2026, cuando la banda de totalidad cubra justamente ciudades como Oviedo, Burgos o Peñíscola.

eventos ASTRONÓMICOS en 2019

16 de julio. Eclipse lunar parcial que será visible en Sudamérica, Europa, África, Asia y Australia a partir de las 9:31 p.m. UT.

12 agosto. La lluvia de estrellas Perseidas se podrá ver desde el observatorio del Teide en su máximo apogeo.

11 de noviembre de 2019. El tránsito de Mercurio por delante del disco del Sol se podrá ver en su totalidad desde Canarias.