Hacer las paces o pedir disculpas a menudo se hace difícil para el ser humano. No es, sin duda, porque no hayamos adquirido estos mecanismos, sino porque el ego o la cabezonería a veces son más fuertes. Quizás el ser humano debería aprender algo de las orcas, porque a ellas sí que les resulta más fácil hacer las paces.

A nadie le gusta un ambiente de tensión después de una pelea. No en vano se ha acuñado la expresión "vuelan los cuchillos" cada vez que en una misma habitación hay dos personas con una relación mermada. Para las orcas en cautividad esta situación tampoco es favorable, por eso no suelen meterse en peleas ni en un 1% de las ocasiones. Pero en el 31,57% de las veces que se empujan o se persiguen para darse caza, normalmente como parte de un conflicto jerárquico, estos cetáceos presentan una tendencia a la reconciliación. Un porcentaje que, además, se asimila al de otros animales sociales que se perdonan, como los chimpancés o los delfines.

Así lo han constatado un equipo de investigadores liderados por Paula Sánchez-Hernández, del grupo de investigación de Etología y Ecología del Comportamiento de la Universidad de La Laguna, en colaboración con la Fundación Loro Parque. "Por primera vez se describe para la ciencia el proceso de reconciliación de las orcas después de un conflicto social", explicó Javier Almunia, director de la Fundación Loro Parque y uno de los firmantes del estudio titulado Social interaction analysis in captive orcas (orcinus orca) publicado en la revista Zoobiology Wiley.

Hasta ahora, solo existían unos pocos estudios que describieran las interacciones sociales de las orcas y todos ellos databan de la década de los 70 y los 80. Tiene sentido pues, para estudiar este tipo de comportamiento, es necesario una evaluación exhaustiva y una cámara que pueda grabarlo durante horas.

Sus rituales de amistad y, concretamente para pedir perdón, son variados. La mayoría de las veces (76%), las orcas empiezan a nadar juntas, de manera sincronizada. Para Almunia, este comportamiento responde a una demostración de "sumisión" ante el componente del grupo con mayor categoría jerárquica. "Nadar de forma sincronizada demuestra sumisión y sometimiento de una respecto a otra", afirma el director de la fundación. Los chimpancés, por ejemplo, también tienen una forma de perdonarse de manera sumisa haciendo una especie de "reverencia" al compañero más fuerte tras una pelea.

Porque estos conflictos son, en su mayoría "empujones para demostrar quién manda", explica Almunia. Las orcas viven en jerarquía piramidal, de modo que hay una que es la que posee el máximo poder, a la que sigue el resto del grupo. "Estos enfrentamientos suelen ocurrir desde la tercera que alberga más poder a la segunda o de la segunda a la primera, pero no es frecuente que ocurra de la tercera a la primera", insiste Almunia.

Después de nadar a unísono, la forma más curiosa que tienen las orcas de relacionarse tras la agresión es hacerse cosquillas en la lengua con los dientes. Los investigadores han definido este comportamiento como "mordisco gentil en la lengua" y se había descrito anteriormente por otros investigadores en 1978, pero ahora Loro Parque ha podido grabarlo por primera vez.

Así, en un vídeo que muestra el interior de la piscina donde se ubican las orcas en el parque, se puede ver como una de ellas se acerca a la otra y empurra su morro contra el de la otra. La primera le saca la lengua, y su compañera la muerde suavemente con sus dientes. Unos tres minutos antes se habían peleado y, los investigadores se dieron cuenta de que, justamente, lo que estaban haciendo era disculparse. "Es un gesto de confianza, un 'te dejo que lo muerdas' porque saben que no se hacen daño", explica el director de la fundación. "Creemos que pueden tener sensibilidad en la lengua y lo hacen por esta razón, pero hay que seguir investigando", remarcó. Este comportamiento se engloba dentro del "juego social" que las orcas realizan en un 8% de las ocasiones. Los cetáceos, además de estos gestos, también olisquean en sus agujeros o juegan con el agua.

La tendencia a la reconciliación es mayor dependiendo también de las relaciones que las orcas tengan entre ellas. Así, una pareja que suela relacionarse más a menudo, es más propensa a pelearse con su compañera, pero también a pedirle perdón rápidamente. "En los grupos sociales -al igual que ocurre con los humanos- hay afiliciaciones, lo que quiere decir que algunos animales se llevan mejor con unos que con otros", explica Almunia. Esto ocurre, por ejemplo, con las crías y sus madres, que a menudo crean un vínculo mucho mayor que con el resto del grupo, debido a esos primeros meses que permanecen juntas después del parto.

En el Loro Parque, aunque hay una orca nacida en cautividad (Adán), ese vínculo no se pudo formar porque se separó de su madre (Kohana) tras nacer. Así que las relaciones establecidas, han llegado después, al igual que el resto del grupo, que realmente, no tienen vínculos familiares sino jerárquicos y de amistad. En este sentido Kohana resulta ser la líder de todo el grupo, por lo que la mayoría de los enfrentamientos ocurren justamente con ella. "Se van retando, es una cuestión que va fluyendo entre los miembros del grupo, porque se van retando", explica. "Estos comportamientos son vitales para las orcas, porque son animales sociales", explica Javier Almunia, que insiste en que conocer cómo se comportan las orcas también ayuda a sus cuidadores a constatar que viven sanas y felices. También el estudio explica esta situación. "Los cetáceos que se encuentran en cautividad pueden experimentar estrés social al agruparse inapropiadamente, cuando hay cambios sociales o cuando no están de acuerdo con la jerarquía".

Estudios anteriores, realizados en delfines, revelaron que los conflictos que ocurrían entre estos cetáceos en cautividad tenían que ver con las relaciones de dominación y provocaban "inestabilidad en las interacciones sociales". En otros trabajos también se constató que los machos tienen tendencia ser más dominantes con las hembras, y que la relación de dominica entre machos era "inestable". En este estudio no han podido constatar que entre las orcas haya una diferencia entre ambos sexos, entre otras cosas "porque tenemos un grupo muy pequeño", como afirmó Javier Almunia.

Aun así, la investigación constató que entre dos de las orcas macho más mayores (Tekoa y Keto) las peleas por el poder eran mucho menos recurrentes. No obstante, sí que mostraban una tendencia a la relación sexual y a los comportamientos de juego, de forma más recurrente. El estudio constata, asimismo, que las interacciones sexuales (como perseguir y montar) son comunes tanto entre hembras como entre machos.

En este sentido, los investigadores descubrieron que las orcas recurrían muchas más veces a interacciones sociales y de juego, como la reconciliación, que lo que se dedicaban a las interacciones sexuales o las peleas -que como constata el estudio solo ocurre en un 1% de las ocasiones-.

Este estudio solo es el primer paso de otros cuantos que la Fundación Loro Parque, junto a la Universidad de La Laguna pretende realizar. Javier Almunia concretó que los próximos pasos a dar están en establecer una relación entre los patrones de comportamiento social y los sonidos que emiten estos animales. "Sabemos que la comunicación vocal tiene un papel fundamental en la organización social", afirma el investigador, que recuerda que desde la Fundación se lleva mucho tiempo "trabajando en conocer más los sonidos y el dialecto" de las orcas. No obstante, admite que aún hay que hacer mucho más. Por esta razón, están trabajando en conjunto con la ULL para crear un sistema de detección y seguimiento del comportamiento que les permita mejorar los trabajos que se realizan con estos cetáceos.

las claves

Por primera vez se describe para la ciencia el proceso de reconciliación de las orcas después de un conflicto social. Antes, en la década de los 70 y los 80, se habían descrito algunos comportamientos, pero no se había podido relacionar con que el animal estuviera pidiendo disculpas.

Es curioso el comportamiento afiliativo que tienen las orcas de morderse unas a otras con delicadeza la punta de la lengua. Como si se hicieran cosquillas. Es una muestra de confianza.

Los conflictos sociales representan menos del 1% de todos los comportamientos de las orcas. Según el estudio, lo que más hacen estos animales es jugar y fomentar la amistad entre ellas, seguido de comportamientos sexuales.

Nadar en sincronizada es la forma más común de juego y reconciliación entre las orcas. Lo realizan en un 76% de las ocasiones según el estudio.