Un hombre acusado de intentar asesinar a la madre de sus hijas a golpes teniendo orden de alejamiento de ella y después de que lo denunciara varias veces por maltrato ha negado haberla pegado antes "en ningún momento", ni que acudiera en su busca la noche en que presuntamente planeó matarla.

El Ministerio Fiscal sostiene que la noche del 9 de febrero de 2017, el procesado, Mohamed Achraf K.H., nacido en Marruecos pero residente en Gran Canaria "toda la vida", según él mismo ha destacado, fue a por su expareja, a quien tenía prohibido acercarse por amenazarla de muerte, al saber que estaba en el centro comercial Ronda de San Bartolomé de Tirajana.

Allí la localizó y le propinó primero un fuerte puñetazo en la cabeza que la dejó tirada en el suelo para luego emprenderla a patadas con su cuerpo hasta que quedó inmóvil y aparentemente muerta, de acuerdo con el relato de la acusación, que el procesado ha rechazado en la primera sesión del juicio que se sigue contra él en la Audiencia de Las Palmas.

Así, frente a la versión del fiscal de que solo dejó de pegarle "al pensar que la había matado", momento en que afirma que "se marchó corriendo del lugar gritando 'la maté, la maté'", en tanto que su víctima "quedó tirada en el suelo, inconsciente", el enjuiciado ha sostenido que se limitó a darle "cuatro patadas" hasta que vio que sangraba y decidió pedir auxilio "automáticamente".

Como prueba de ello ha referido que llegó a arrebatar el teléfono móvil a un vigilante de seguridad con el que se cruzó a la carrera para llamar al centro de emergencias regional 112 demandando asistencia para la mujer, incluso cuando el dueño del aparato ha comparecido como testigo y lo ha negado.

Y no solo el vigilante de seguridad, que ha asegurado que la agredida estaba inconsciente y con apariencia de no respirar frente a sus afirmaciones de que antes de abandonar la zona comprobó que respiraba, ha ofrecido una versión de los hechos contradictoria con la del acusado, sino también varios testigos más que han sido llamados a contar lo que sucedió aquella noche.

Entre ellos, agentes de la Policía Nacional que intervinieron tras darse la alerta de lo que pasaba y que recabaron declaraciones de gente que explicó que "le vieron huir diciendo que la había matado".

Distintos policías han coincidido, además, en señalar el mal estado en que hallaron a la mujer, que fue encontrada entre bastante sangre y estaba "muy malherida", en palabras de uno de ellos que destacó que, no obstante, "no quería decir nada" sobre lo ocurrido ni quién era su atacante porque "tenía mucho miedo".

El acusado ha insistido, al tiempo, en que acudió al lugar casualmente para encontrarse con sus amigos pero que desconocía que su víctima estaba allí y que solo la atacó porque, según él, la encontró en una planta inferior del centro comercial practicando sexo con otro hombre tras escuchar "risas y gemidos" al abandonar un lugar donde estaba "echando una cerveza y unas rayas" de cocaína con un amigo.

Así mismo, ha negado tener un historial previo de agresiones y amenazas, aunque agentes de la Policía Nacional especializados en familia y menores han apuntado lo contrario. Sí ha admitido, en cambio, que le mandó mensajes de móvil diciendo que la iba a matar, pero solo en una ocasión y en 2016.

En contra de sus palabras han hablado también otros testigos, como un compatriota que resultó ser el hombre con quien la víctima estaba la noche en cuestión y que ha afirmado que no tenía relación sexual alguna con la mujer, de la que era amigo hacía años.

Y ha aludido, como prueba de ello, al hecho de que todo sucedió "justo debajo de la cámara de vigilancia" del centro comercial, razón por la que "todo está grabado, se puede comprobar".

A esa circunstancia han hecho referencia también otros diversos testigos de esta causa, sobre la que deberá decidir la sección segunda de la Audiencia de Las Palmas una vez acabe la vista oral del juicio.