A medida que el corazón se va haciendo mayor, las válvulas que regulan la entrada y salida de la sangre se atrofian. Concretamente, la obstrucción de la válvula aórtica, situada en el lado izquierdo del corazón -denominado estenosis valvular aórtica severa- que afecta a los pacientes de más de 75 años, es parte del envejecimiento normal, pero puede derivar en consecuencias fatales.

En este contexto, los médicos cuentan con una técnica, llamada TAVI (siglas de Implante de prótesis valvular aórtica vía percutánea), que se lleva implantando dos años en los hospitales público de Canarias y en el último año también ha llegado al entorno de los privados-concertados, al haberse integrado en Hospiten. Con ella consiguen rejuvenecer de alguna manera la válvula, favoreciendo que pueda volver a llevar la sangre oxigenada a todo los órganos.

Se trata de una técnica cuyo uso empezó a extenderse en 2002, tras ser implantada en Francia por el equipo del médico Alan Cribier. A día de hoy más de 100.000 pacientes en España, y más de 20 millones en todo el mundo, se han beneficiado de esta técnica que se lleva a cabo con el paciente despierto, algo sedado, sin anestesia general y sin intubación, y que no conlleva más de dos horas.

Zuheir Kabbani, cardiólogo intervencionista de Hospiten Rambla, compara la implantación de esta prótesis biológica con la introducción de un "paraguas cerrado" a través de la arteria femoral. Bajo control radiológico, se dirige el dispositivo hasta la válvula dañada donde se libera con un "mecanismo de resorte". Inmediatamente después, "el propio mecanismo hidráulico del corazón" permite que el catéter funcione de manera natural, adaptándose al ritmo cardiaco. Una vez liberada se retiran los catéteres y se cierra la punción arterial.

"Se trata de pacientes que ya no están incapacitados", afirmó el médico, que señaló el importante avance que significa el uso de esta técnica, ya que es la más resolutiva hasta el momento, además de la que implica un post-operatorio más llevadero. De hecho, los pacientes suelen pasar una tarde o una noche en UVI para luego pasar a una habitación normal, y tienen la posibilidad de volver a casa en dos o tres días.

Este método de tratamiento en pacientes con estenosis valvular aórtica severa, ha minimizado los efectos secundarios de una cirugía cardíaca abierta con extracorpórea, anestesia general, intubación y por consiguiente las complicaciones propias en pacientes ya de por sí suelen ser mayores, con muchas más afectaciones en otros órganos como puede ser insuficiencia renal, insuficiencia respiratorio, problemas neurológicos e incluso trastornos de coagulación.

Antes de este avance, en la década de los 80 del siglo pasado, se intentó dilatar o tratar ese tipo de estenosis exclusivamente con el inflado de un catéter balón sin cirugía. El balón se situaba a nivel de la válvula obstruida se inflaba consiguiendo abrir el orificio para reducir el grado de la estenosis. Sin embargo, "pronto se vio que el efecto beneficioso duraba poco tiempo y volvían a obstruirse", como constató Kabbani. El TAVI resultó toda una revolución para estos pacientes y en los últimos años se está avanzando en continuar mejorando y haciendo más fiable y segura la técnica. En este sentido, se está investigando el poder incluirlo en más patologías, tanto cardiacas como pulmonares.