Descubrir cuál puede ser la profesión que desempeñen en el futuro los escolares de hoy es una incógnita difícil de despejar hasta dentro de, al menos, una década. Pero parte de ese camino que se forja casi a partes iguales entre la formación, la vocación y la búsqueda de nuevas especialidades que sean capaces de dar respuesta a los problemas que surgen cada día en nuestra sociedad, en un siglo XXI que parece dejar atrás la famosa Ley de Moore, por la cual cada dos años se duplica el número de transistores que caben en un circuito integrado, o dicho en román paladino: con el paso del tiempo, la tecnología tiende a multiplicar su rendimiento y a dividir su coste.

Rodeados de dispositivos, los jóvenes de hoy en día se forman para "no ser meros espectadores o usuarios de la tecnología; lo interesante es comprender cómo funcionan para que esos dispositivos a la vez que deben sernos útiles, podamos sacarles todo el rendimiento posible, incluso, encontrar respuestas para mejorarlos". Con estas palabras explicó ayer, Coromoto León, catedrática de Lenguajes y Sistemas informáticos de la Facultad de Informática de la Universidad de La Laguna, la filosofía o el espíritu que se pretende impulsar con el Programa Educativo para el Fomento del Pensamiento Computacional, cuya segunda edición concluyó ayer con un acto en el Aula Magna del Campus de Guajara con más de 300 alumnos de los diez centros docentes de Tenerife participantes en esta actividad. También se realizó una práctica demostrativa de algunos de los conceptos que han desarrollado en las 20 horas lectivas en las que los estudiantes han "aprendido a pensar de forma computacional".

El acto sirvió, además, para reconocer el esfuerzo que han realizado los alumnos y profesores de cuarto de Primaria y Segundo de la ESO de los diez centros participantes: CEIP Prácticas Aneja, CEIP Samoga, CEIP Fernando III El Santo, CEIP Punta del Hidalgo, Mayco School of English, CEO Leoncio Rodríguez, Colegio Decroly, IES San Andrés, IES Profesor Martín Miranda y el IES Marina Cebrián.

Esta acción está promovida por el Aula Cultural de Pensamiento Computacional del centro académico y Cienci@ULL, con apoyo de la Fundación General y financiación del área educativa del Cabildo de Tenerife.

El propósito de la iniciativa es promocionar el conocimiento de las Ciencias de la Computación, principalmente las competencias de pensamiento computacional, entre el alumnado que ha querido participar en la presente convocatoria.

"Es una iniciativa que -según avanzaron en el transcurso del acto tanto el consejero insular en funciones de Cultura, José Luis Rivero y el gerente de la Fundación General de la ULL, Julio Brito- pretende llegar a más centros y más alumnos en la próxima edición que se abra el año que viene".

El programa de Pensamiento Computacional "también persigue medir el impacto que esta formación tiene sobre el desarrollo de otras capacidades generales para la resolución de problemas en cualquier ámbito, como la capacidad para entender problemas, modelarlos y ofrecer soluciones".

Para ello, durante el curso escolar que ahora está a punto de acabar, se han llevado a cabo distintas actividades, como una formación específica que combina actividades y herramientas en línea y presencialmente para poner en práctica conceptos básicos en el ámbito del pensamiento computacional, como pueden ser la creatividad, abstracción, lógica, patrones, perseverancia, trabajo en equipo o planificación. Los centros participaron con dos grupos de escolares del mismo curso y la formación se impartió en dos modalidades, cada una con un enfoque distinto, una por grupo.

También se han celebrado talleres formativos para el profesorado en la facultad de Informática de la ULL, con la finalidad de definir algunos conceptos importantes sobre pensamiento computacional y sobre Ciencias de la Computación, en general. Igualmente, se promueven charlas divulgativas para las familias, donde además se les presenta el estado actual de estas materias en los currículos educativos, haciendo especial hincapié en introducir el factor de género, dado que recientes encuestas han detectado que el apoyo familiar es primordial para que las chicas escojan vocaciones profesionales tecnológicas. Quizás el día de mañana la ciencia presuma de tener en lo más alto nombres de mujer como Haydé, Marcela o Sofía.