El fin de la crisis económica no ha llegado para todas las personas. Puede que muchas ya hayan asomado la cabeza y que incluso hayan dejado de engrosar las largas colas en la fila de las oficinas de empleo tras haber firmado un contrato laboral, aunque cerca de dos tercios de los mismos sean temporales o a tiempo parcial y salarios que no permiten mantener un hogar o una familia. Y es que tal y como señalan organizaciones que trabajan a pie de calle como Cruz Roja -que presentó su informe anual el miércoles pasado- o Cáritas Diocesana -que hará lo propio el próximo día 20 con su estudio de 2018-, los niveles de pobreza en las Islas son muy elevados, por encima de la media de las regiones de España y el riesgo de exclusión social lo es aún más, con el 40,2% de la población en esta dramática situación. Después de más de una década, y a pesar de los programas o acciones destinados a luchar contra la pobreza y la exclusión social, lo cierto es que ambas instituciones sociales son pesimistas con la realidad que palpan a diario y que les lleva a concluir que en Canarias la pobreza y el riesgo de exclusión se han cronificado.

En el último año la tasa de pobreza y de exclusión social se redujo en 4,4 puntos porcentuales, sin embargo, las cifras siguen siendo extraordinariamente elevadas, tanto que aún no se han alcanzado los valores previos a la crisis. Como se ha dicho, el último dato conocido señala al 40,2% de la población en una situación de pobreza o exclusión social mientras que en 2008, esta precaria situación afectaba al 34,8% de los ciudadanos. Es decir, que esta tasa se mantiene en un 5,4% más que al inicio de la crisis, lo que supone un incremento en el conjunto del periodo del 15%.

En comparación con la media nacional, el ritmo de recuperación ha sido desigual también para las Islas, donde la Comunidad Autónoma de Canarias está 13,6 puntos porcentuales por encima del conjunto del país.

En términos absolutos, son algo más de 840.000 personas residentes en el Archipiélago, prácticamente sin diferencias por sexo que están en riesgo de pobreza o exclusión social.

Pero el indicador que resulta más alarmante para Canarias es que es la comunidad con mayor tasa de personas que viven en condiciones de Privación Material Severa, indicador que con pequeños avances, crece desde 2010.

Este indicador recoge el porcentaje de personas que no pueden permitirse una comida de proteínas cada dos días, que no pueden mantener los gastos habituales de vivienda, que no pueden afrontar gastos extraordinarios, que no se pueden permitir unas vacaciones de al menores una semana al año, que no llegan a final de mes o que tienen serias dificultades para hacerlo.

Es cierto que la población cuyos ingresos les impide llegar a final de mes o lo hacen con mucha dificultad se ha reducido en el último año de forma significativa, entre un 19% y un 17%, respectivamente, pero las cifras se mantienen aún muy por encima de la media nacional.

Y el problema de la vivienda es un factor que en Canarias tiene una especial incidencia dado el incremento de los alquileres que se ha producido en los últimos ejercicios empujado por varios factores, entre ellos el alquiler vacacional que no acaba de ser regulado ni limitado, la falta de obra privada o pública para poner en el mercado más viviendas que ofertar a los demandantes y como mecanismo que sirve también para influir en una bajada de los precios.

El pasado miércoles, el presidente autonómico de Cruz Roja en Canarias, Antonio Rico, y la presidenta provincial de Santa Cruz de Tenerife, Mayte Pociello, presentaron su informe de actividad el año pasado, ejercicio en el que señalaron que atendieron a 245.000 personas en las Islas, de las que 91.172 personas fueron asistidas desde el área de Intervención Social, siendo el 74% de ellas personas en situación de extrema vulnerabilidad.

No hace falta andar con harapos, no tener un techo bajo el que guarecerse o ser pobre de solemnidad, para pasarlas canutas hoy en día. Incluso se puede tener un trabajo pero el salario no da para cubrir las necesidades básicas.

La propia Pociello señaló que dentro de los programas de formación que Cruz Roja organiza, el año pasado se atendió a 3.789 personas de las que 893 personas pudieron insertarse, aunque un tercio de ellas firmaron contratos temporales cuyos salarios son muy bajos. También hay trabajadores a los que no les queda más remedio que firmar contratos a tiempo parcial con salarios claramente insuficientes para salir adelante.

De hecho, el 56% de las personas que acudían hace dos años a Cáritas Diocesana tenían un contrato laboral indefinido pero su salario no alcanzaba los 655 euros.

Tras alcanzar su punto más bajo en 2012, la renta media por unidad de consumo en Canarias inició un proceso de débil recuperación que, en cualquier caso, no ha servido para reducir diferencias con la renta media nacional. El año pasado, ésta subió en un 1,3% (168 euros), casi tres veces menos que el aumento nacional. Así, la renta por unidad de consumo en las Islas es de 13.161 euros, menos de la renta media en 3.229 euros, lo que supone casi un 20% menos, y la segunda más baja de todas las regiones, solo superior a la que se percibe en Extremadura.

Finalmente, un grupo con características especiales es el de la población mayor, cuyas rentas están casi totalmente determinadas por el importe de la pensión que reciben y que, en el caso de Canarias, el porcentaje de las no contributivas es muy superior a las que se perciben en el resto del país.

Así, algo más de 98.000 personas perciben una pensión cuyo importe es inferior al mínimo considerado para no ser pobre. Es decir, el 31,4% de las pensiones y, si se considera solo las de viudedad, que afecta a casi todas las pensionistas, el 43,2%, están por debajo del umbral de pobreza.

"Detrás de los datos en frío hay miles de personas que están sufriendo situaciones de extrema necesidad desde hace mucho tiempo y que, en muchos casos, por desgracia, continuarán así", tal y como destaca el director de Cáritas Diocesana en Santa Cruz de Tenerife, Leonardo Ruiz del Castillo, quien el próximo día 20 dice adiós a esta organización en la que ha trabajado desde 1989, primero como administrador voluntario y luego en su dirección los últimos 12 años,