El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades aún tardará dos años en volver a convocar en tiempo y forma las ayudas a los proyectos de investigación que financia. Así lo ha comunicado la Agencia Estatal de Investigación (AEI) en un comunicado en el que también ha publicado un calendario estimado de resolución de las convocatorias incluidas en el Plan de Investigación Científica, Técnica y de Innovación (2017-2020).

La fecha límite para que esto ocurra es 2021 teniendo en cuenta que la convocatoria de proyectos del año 2020 comenzará previsiblemente en septiembre de ese año. La intención de la AEI es "evitar que los proyectos empiecen meses antes de la resolución de concesión" para reducir paulatinamente el desfase entre resolución de concesión y fecha de inicio que se viene experimentando desde hace años. Con la publicación de este calendario, además, la Agencia alega querer dar respuesta a una de las demandas de los científicos en todo el país: que se les confiera una cierta estabilidad y se suprima la incertidumbre que llevan arrastrando durante años. Todas estas medidas tomadas por la Agencia están dentro del proceso de mejora de su eficiencia, con el que quieren redundar "en una disminución del tiempo para resolver las convocatorias".

Los investigadores canarios, aunque ven con buenos ojos y calilifican el avance para el sector "bueno" aunque "pequeño", no dejan de considerarlo una declaración de intenciones que no resuelve en ningún caso el problema que arrastra la producción científica en España. Además, critican que la Agencia supedite el cumplimiento del calendario a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2019.

"Es una iniciativa cargada de buenas intenciones pero que en la práctica va a depender de factores ajenos a la propia Agencia mientras no haya unos presupuestos independientes (un Plan Nacional por la Investigación)", insiste Víctor Tagua, investigador biosanitario. Algo en lo que coincide David Quinto, miembro de la junta directiva de la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI), que los proyectos "no tendrán cierta estabilidad hasta dentro de dos años". Desde la Federación, además, critican al ministro de Ciencia, Pedro Duque, por la tardanza en la que está acometiendo todos aquellos cambios a los que se comprometió, especialmente al tratarse de un aspecto íntegramente "burocrático". "Es ridículo que tarden dos años en hacer esto", insiste otro investigador adscrito a la Universidad de La Laguna.

Se trata, como la propia Agencia alega de seguir el compromiso de transparencia en los procedimientos de gestión y financiación de la ciencia. En este sentido, cubre el periodo que va desde las convocatorias que actualmente se están tramitando hasta las últimas que se publicarán en el vigente Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación, que termina a finales de 2020.

No obstante, este calendario olvida otras subvenciones que también requieren de una planificación previa, concretamente, todas aquellas que tienen que ver con contratación. "No se habla de las FPU ni las FPI, tampoco de los contratos Juan de la Cierva ni los Ramón y Cajal", insiste Quinto. "Hay muchos predoctorados y postdoctorados que no saben si pueden realizar una estancia que ya tenían programada porque se agotan los plazos y la ayuda continúan en trámite de resolución", afirma el científico.

"La creación de un calendario así supone una ventaja a la hora planificarse y saber cuándo vienen las convocatorias para alguien sin experiencia", explica por su parte Víctor Tagua, que se pone como ejemplo. No obstante, critica que "simplemente sirve para estar avisado y prevenido y que no te pille la convocatoria a traición en mitad de tus vacaciones o de experimentos de vital importancia que no puedes abandonar".

Los científicos consultados critican que esta medida es solo "un pasito" que no arregla la situación de precariedad en la que se encuentra la ciencia en España. La clave se encuentra en la infrafinanciación que adolece la ciencia en España y, tan solo solucionando este punto, se podrá mejorar la situación de desbarajuste en la que se encuentra toda la infraestructura científica. "Creo que esto no va a cambiar nada", alega el investigador de la ULL. Pero los problemas van más allá. A esta falta de financiación se suma la excesiva duración en sacar las resoluciones de los proyectos -tardan casi un año en resolverse-, los numerosos retrasos y cambios en los presupuestos que pueden mermar y recortar el dinero recibido, el exceso de burocracia y papeleo o la falta de disponibilidad presupuestaria desde el día uno en el que da comienzo el proyecto.