Los episodios de calima, que tan frecuentemente afectan a las Islas, están haciendo que los corazones de los canarios fallen más. Cuando el polvo del desierto del Sáhara sale de su hábitat natural se convierte en un contaminante más en la atmósfera, lo que, por ende, tiene repercusiones en la salud, y por primera vez se ha constatado que la insuficiencia cardiaca es una de ellas.

Así lo ha afirma el estudio Impacto de la exposición a la calima del polvo del Sáhara en los paciente con insuficiencia cardiaca aguda atendidos en un servicio de urgencias y publicado en Revista de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias que ha estudiado a más de mil pacientes ingresados en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) entre 2014 y 2017.

Una decena de científicos de distintos campos -principalmente la medicina y la meteorología-, liderados por el cardiólogo de este centro hospitalario, Alberto Domínguez-Rodríguez, han establecido por primera vez en España esta relación entre el fenómeno meteorológico y el incremento de la incidencia de los fallos cardiacos en la población.

En 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el polvo sahariano también es un contaminante atmosférico y lo relacionó por primera vez con un mayor riesgo para la salud para quien lo aspira, pero no entró a valorar cuáles eran concretamente esos riesgos. Bien es cierto que existen numerosos estudios epidemiológicos que demuestran una clara correspondencia entre este contaminante, al que estamos expuestos muchas veces por encima del umbral ideal definido por la OMS, y distintas patologías.

Por ejemplo, hay estudios epidemiológicos previos que han observado un aumento de la morbilidad y la mortalidad durante episodios de polvo desértico en el sur de Europa y en Asia. A su vez, distintos estudios correlacionan el material particulado de la atmósfera como "una de las causas principales de los efectos cardiovasculares". También hay estudios que han relacionado la calima con patologías respiratorias, trastornos de ansiedad y dolores torácicos atípicos, así como un incremento de la mortalidad de causa cardiaca y respiratoria.

Pero hasta ahora no ha existido "una evidencia científica del efecto de la exposición de la calima de polvo desértico en los pacientes con insuficiencia cardiaca aguda", describe el estudio. Esta es justamente la razón que ha llevado a estos investigadores canarios a evaluar si la exposición a la calima, con el fin último de hallar una manera para predecir los ingresos hospitalarios de los pacientes con fallos cardíacos.

El estudio se llevó a cabo en el Complejo Hospitalario Universitario de Canarias (CHUC), en el periodo comprendido entre el 1 de enero de 2014 y el 31 de diciembre de 2017.

El equipo evaluó a 1.097 pacientes que durante ese tiempo ingresaron en el servicio de Urgencias del HUC durante más de un día y medio (36 horas) y se estimó la cantidad de partículas inhaladas durante los cinco días previos al mismo. Lo que hallaron fue que las altas concentraciones de calima son un "factor precipitante" de un evento de insuficiencia cardiaca en el 76% de los pacientes.

Esta relación directa con la insuficiencia cardiaca es además consecuencia de cómo se mezcla este polvo sahariano con los elementos contaminantes o microorganismos que ya existen en el ambiente, es decir los contaminantes gaseosos (óxido de nitrógeno, ozono o dióxido de azufre) y los particulados (hidrocarburos, hollín, sulfatos y nitratos).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que "mientras la calidad del aire siga descendiendo, el riesgo de que se produzca un evento cerebrovascular o cardiovascular, cáncer de pulmón o patologías respiratorias, se incrementan".

Según el Real Decreto 102/2011 relativo a la mejora de la calidad del aire y que traspone una directiva europea, las concentraciones de polvo sahariano no deberían superar los 50 microgramos por metro cúbico, pero estas concentraciones ideales se superaron en 31 días, como se expone en el estudio.

De hecho, durante el periodo de estudio, las concentraciones medias diarias de partículas con un diámetro mayor a 10 micras -tamaño suficiente para penetrar en la región traqueobronquial- "variaron entre 2 y 156 microgramos por metro cúbico".

Además, y como explica la investigación, "los episodios de polvo sahariano suelen tener una duración de entre 3 y 5 días", donde la concentración de partículas puede variar desde los 11 microgramos por metro cúbico hasta superar los 100 microgramos por metro cúbico. Es decir, en algunos días, la concentración de polvo sahariano duplicó el ideal establecido por Europa y la OMS.

De los 1.097 pacientes estudiados, se diferenció entre aquellos que habían sido ingresados (318) y aquellos que no (779). La diferencia entre ambos justamente se encontró en la exposición que habían tenido a la calima. Así, los pacientes que tuvieron que quedarse en Urgencias al menos un día y medio, habían inhalado más partículas de polvo durante días más calurosos, que los que no tuvieron que ser ingresados en el servicio del HUC.

No es la primera vez que se estudia cómo afecta la calima a la salud. Y es que la entrada del polvo en suspensión a las Islas ha provocado en distintas ocasiones el colapso de los servicios de urgencia de los centros hospitalarios y de Atención Primaria.

No en vano, cada vez que hay alerta por la llegada de calima en el Archipiélago, la Consejería de Sanidad procede a recordar que el polvo en suspensión contribuye a resecar las vías respiratorias, y en muchas ocasiones se puede provocar un agravamiento de afecciones o síntomas relacionados con enfermedades respiratorias, tales como el asma, personas con enfermedad obstructiva crónica (EPOC) que hacen que aumenten las visitas a los servicios de urgencias y los ingresos hospitalarios en algunos casos.

Se conoce que la exposición a este contaminante puede producir molestias torácicas, tos, palpitaciones, fatiga o incremento a la susceptibilidad a infecciones respiratorias, en los cinco días posteriores a su inhalación. Sin embargo, el Instituto de Salud Carlos III, insiste en que aún es necesario investigar más acerca de este fenómeno.

La relevancia social que tiene la calima ya hizo en el año 2017, que un grupo de investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) junto a la Universidad de Londres (Gran Bretaña) y el Instituto de Investigación del Desierto DRI (Estados Unidos), intentaran establecer el impacto que este fenómeno meteorológico tenía en los pacientes adultos y ancianos del norte de Gran Canaria.

No tuvieron tanta suerte en ese momento pues no lograron establecer una correlación directa entre ambas situaciones. No obstante, sí que llegaron a la conclusión de que las condiciones ambientales, como la mayor humedad o la reducción de la temperatura invernal, afectó significativamente a los grupos de enfermedades respiratorias de la población Gran Canaria.

La arena del desierto se cuela en los pulmones