El barco de investigación científica que se encarga de analizar los fondos marinos del Sáhara fue bautizado en honor de la mujer que sentó las bases de la entomología moderna a finales del siglo XVII. Nacida en una familia alemana, desde niña estuvo vinculada a la ilustración natural; primero con flores y después con insectos. Lo dejó todo con 50 años y se marchó con su hija a Surinam para conocer la flora y la fauna de la antigua Guayana holandesa.

Pionera científica del siglo XVII

Muchas son las mujeres que durante siglos hicieron aportaciones vitales al progreso científico a pesar de las trabas impuestas por la sociedad. Una de ellas fue Maria Sibylla Merian (1647-1717), figura venerada en su Alemania natal y en sus Países Bajos de adopción por tantos años de dedicación a la ilustración natural, sobre todo a las flores y los insectos, y sus aportaciones teóricas sobre la anatomía y clasificación de estos animales. Fue pionera entre los naturalistas a la hora de observar los especímenes en su ambiente natural y a ella se deben algunas de las primeras organizaciones precisas sobre especies animales y vegetales.

Merian nació en una familia con fuertes vinculaciones artísticas (su padre era grabador y su padrastro, ilustrador) y desde pequeña demostró grandes dotes para la pintura, tanto que llegó a formar su propia academia para enseñar a jóvenes de la alta sociedad. Sus minuciosos trabajos evolucionaron con los años y reproducían todas las fases de la metamorfosis de un insecto, desde la larva hasta el imago, así como los cambios que experimentan las plantas durante su vida.

Patrocinada por los directivos de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, Merian se convirtió en la primera mujer europea en comandar una expedición científica en Sudamérica cuando en 1699 se fue al actual Surinam, por entonces una colonia del país europeo. Allí se dedicó a recopilar y clasificar todo tipo de especies -mariposas o avispas, pero también serpientes y lagartos- durante los dos años que permaneció en aquellas tierras, hasta que la malaria le obligó a retornar a Europa en 1701.

Científicos de medio mundo estudian con detenimiento los fondos marinos del Sáhara desde hace décadas. Bajo el agua del Atlántico, el lecho muestra señales de varios deslizamientos de tierras y sedimentos ocurridos cerca del borde de la plataforma continental africana -algunos tuvieron lugar hace cientos de miles de años y otros, aparentemente, hace no más de 2.000-, pero la zona solo cuenta con mapas parciales que no permiten conocer con detalle sus características. Un equipo internacional de investigadores acaba de cruzar el Atlántico para mapear la zona a bordo del Maria S. Merian, un barco de investigación que el martes llegó al puerto de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria.

El buque partió de Montevideo a finales de abril y desde entonces ha hecho diversos sondeos hidroacústicos cerca de los taludes que conforman las zonas de cabecera. Con estas pruebas, los investigadores esperan determinar algunos parámetros vitales a la hora de evaluar si estos desplazamientos submarinos de grandes masas de tierra tienen la suficiente energía como para generar tsunamis. Los científicos consideran que la forma de estos puntos es indicativa de las dinámicas y los volúmenes que son desplazados en estos sucesos.

El Maria S. Merian, consignado en la Isla por Andrés Perdomo en colaboración con Flick Canarias, es uno de los buques de investigación científica más modernos de Alemania. Construido en el astillero Kröger, dispone de 94 metros de eslora, viaja a una velocidad máxima de 15 nudos y tiene una autonomía de 7.500 millas náuticas. En servicio desde febrero de 2006, se desplaza habitualmente con 24 tripulantes y tiene espacio para un equipo científico de hasta 22 personas.

Tras completar su estancia en Gran Canaria, el Maria S. Merian continuará su viaje para incorporarse a otra misión. Durante varios días navegará con rumbo norte hasta llegar al borde de la plataforma irlandesa. Desde allí se dirigirá a San Juan de Terranova, al este de Canadá, para recopilar datos oceanográficos de la dorsal mesoatlántica entre los paralelos 47 y 48.