Veintinueve años han pasado desde que la Universidad de La Laguna estuviera regida por una mujer. Ahora, ya inmersa en el siglo XXI, otra mujer tendrá la oportunidad de volver a ostentar este título. La primera, y única hasta ahora, fue Marisa Tejedor. La catedrática en Edafología y Química Agrícola por primera vez otorgó una visión más femenina a la universidad, que se convirtió en pionera. Hoy, la universidad vuelve a hacer historia al darle esta responsabilidad a otra mujer.

Se ha convertido en la novena rectora de un campus público de los 50 que hay en toda España en la actualidad. Pero es que tampoco han sido demasiadas a lo largo de los años de existencia de la universidad. En los 801 años de historia de la universidad -desde que en 1218 se fundara la de Salamanca- solamente 19 mujeres han ejercido el máximo cargo en alguna de estas instituciones. Se debe recordar que hasta 1910, la matriculación en cualquier estudio estaba totalmente vetado para ellas. Esta situación de desigualdad solo ha podido ser revertida en parte por la Ley de Igualdad impulsada en 2007 por el Gobierno socialista, que establece que los nombramientos de órganos directivos en instituciones públicas deben ser paritarios.

Según el informe Científicas en cifras 2017, el porcentaje de mujeres que llega al rectorado de las universidades públicas no alcanza el 8%, frente a un 92% de hombres.

Es de hecho, según este informe, el cargo con mayor brecha de género, aunque ha avanzado notablemente en los últimos años, pasando del 2 al 8% de 2015 a 2017. A esta brecha de género le sigue la de directoras de institutos universitarios, que solo corresponde a un 21% de mujeres en España.

También son mucho más igualitarios los vicerrectorados, que competen a un 41% de mujeres frente al 59% de hombres. La brecha de género, además, no es porque no haya personal investigador mujer; todo lo contrario: la ULL cuenta con 657 mujeres PDI (personal docente e investigador) y 991 hombres.

La situación, no obstante, no ocurre de la misma manera en universidades privadas, que parecen apostar por una mayor presencia femenina en sus órganos directivos y de gobierno.

La ULL fue pionera en las universidades públicas en este sentido, y hoy también lo es por ser la primera en afrontar unas elecciones al rectorado con tres candidatas mujeres.