Con solo 11 años, una niña de Gran Canaria se ha convertido en la heroína de su madre, al salvarla de un atragantamiento que podría haber acabado con su vida. Decidida y sin miedo, la pequeña asistió a su madre bajo las recomendaciones telefónicas del Servicio de Urgencias Canario (SUC), logrando desatascar las vías respiratorias de su madre en tan solo cuatro minutos.

Tras detectar que su progenitora se había atragantado, la niña alertó a su abuelo, quien llamó inmediatamente al número de emergencias del Servicio de Urgencias Canario (SUC). Detrás del teléfono se encontraba Alberto Martell, médico coordinador del SUC, quien indicó de forma telemática a la niña cómo podía ayudar a su madre mientras llegaba la ayuda: una ambulancia asistencia y otra medicalizada. Inmediatamente, el médico coordinador de emergencias llamó al domicilio y habló directamente con la niña. La pequeña en ese momento le confirmó que su madre se había atragantado con un comprimido de uno de sus medicamentos y no podía respirar. En pocos minutos, el médico instó a la niña a seguir sus instrucciones para poder salvar a su madre.

"No tuvo miedo"

"No se puso nerviosa", recuerda Martell, que afirmó que es una situación poco común, pues incluso los adultos se inquietan ante las situaciones de estrés. Al contrario que los adultos a los que ha asistido este médico coordinador, la niña "no tuvo miedo" y se mostró muy colaboradora.

En los siguientes minutos, Martell le comunicó a la pequeña que la ambulancia estaba a punto de llegar, pero que era necesario que le prestara mucha atención y siguiera al pie de la letra sus indicaciones. Así, le recomendó abrir la puerta para facilitar el acceso de los sanitarios y poner el teléfono en manos libres, todo ello para ir narrándole los pasos que debía seguir para realizar correctamente la maniobra Heimlich.

El médico solicitó a la pequeña que se colocara detrás de su madre y le diera 5 golpes interescapulares -a la altura de los omoplatos- utilizando el talón de la palma de la mano y que comprobara si había expulsado el cuerpo extraño.

Como esta maniobra no fue efectiva, seguidamente le indicó que desde esa misma posición rodeara con sus dos brazos a la madre y que con la mano derecha hiciera un puño, dejando el dedo pulgar por fuera, a modo de gancho, y a continuación colocara ese gancho del dedo gordo a la altura de la boca del estómago haciendo cinco compresiones hacia atrás y hacia arriba, haciendo así la maniobra de Heimlich.

"A los cuatro minutos escuché por teléfono cómo su madre volvía a respirar, aunque lo hiciera de manera entrecortada", explica Martell, quien también había invitado a su madre a toser durante todo este tiempo. La abuela de la niña llegó pocos minutos después y continuó asistiendo a la mujer hasta que llegó la primera ambulancia.

El médico decidió mantener la teleasistencia hasta que llegaron los recursos sanitarios y, aunque el atragantamiento se había resuelto, se procedió a trasladar a la afectada para una valoración médica posterior al Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.

Si la pequeña no hubiera actuado de manera rápida y sin ningún tipo de miedo, su madre podría haber tenido complicaciones con su atragantamiento, lo que finalmente hubiera tenido graves consecuencias o incluso provocarle la muerte por asfixia.

"Si la vía aérea se obstruye, el oxígeno no puede pasar a la sangre ni tampoco al cerebro, lo que puede causar la muerte de la paciente", afirma Martell . La templanza y la actitud colaborativa que tuvo su hija de 11 años es a lo que ahora debe su vida.