La Cruz Roja y la Media Luna Roja de 190 países conmemoran el aniversario del nacimiento de su fundador, Henry Dunant. En esta ocasión bajo el lema Por humanidad. A nivel tanto estatal como provincial, Cruz Roja, a través de la Intervención Social, atiende a colectivos en extrema vulnerabilidad, personas mayores, inmigrantes o discapacitadas, mujeres en dificultad social, reclusos, infancia, afectados por VIH, jóvenes en dificultad social, etc. Buena parte de esas personas reciben ayudas sociales como alimentos, vestuario, material escolar, productos de higiene personal y limpieza del hogar, juguetes, productos sanitarios y ayudas de menaje, y aportaciones económicas para el pago de artículos de primera necesidad, recibos de suministros, transporte y ayudas educativas.

Algunos datos a nivel provincial para comprobar el sentido de servicio al otro: en Empleo, 2.300 personas en dificultad social atendidas desde 20 proyectos, de las cuales 540 lograron insertarse en el mercado laboral, 176 con contratos de más de 6 meses; en Medio Ambiente, 1.789 participantes en 916 acciones; en Planes de Formación, 855 cursos realizados, 10.416 personas y 4.673 voluntarios formados; en Socorros y Emergencias, 1.733 servicios preventivos sin incluir los de playas y 2.132 atenciones en 20 playas en 2018. En total 3.865 personas atendidas. Y acciones de salud con 2.877 personas.

La de ayer fue una mañana diferente en el entorno de la sede de la asamblea capitalina de Cruz Roja en la avenida Príncipes de España -en el margen derecho de subida, donde el mundo cabe en una acera-. En sesiones de mañana y tarde unas 50 personas, trabajadores y voluntarios -en Santa Cruz son 30 y más de 1.000, respectivamente- se afanaron en mostrar lo mejor que tienen a unos aproximadamente 300 niños y mayores. De un lado, un grupo, con el chaleco rojo y la cruz dibujada como distintivo, explicaba. Del otro, usuarios de Cáritas y Padre Laraña, alumnos de 2º de Primaria del colegio Las Retamas o estudiantes del CIFP César Manrique. Sin olvidar a los curiosos que pasaban por allí.

La jornada se desarrolló en sesiones de mañana y tarde con actividades, juegos, charlas y visitas guiadas por los diferentes proyectos y servicios.

Leticia Davara, responsable de Cruz Roja en el municipio capitalino, valoró esta iniciativa, "para dar a conocer la labor cotidiana y diaria a favor de las personas que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad".

Entre el paisaje dos carpas y una ambulancia por la mañana que por la tarde dejó el sitio a un vehículo adaptado. Ambos con las puertas abiertas para ver con claridad lo que muchas veces solo se intuye.

Los niños comprueban ensimismados cómo se hacen los ejercicios de reanimación cardiopulmonar. Alguno se pone un collarín y los mayores se toman la tensión. En el suelo, un juego de 3 en raya espera a los jugadores con botes de plástico como fichas. Y otro tablero emula al parchís con imágenes de Cruz Roja.

Carlota explica cómo funciona La caja de la empleabilidad, un juego de preguntas y respuestas del área de Empleo que simula una entrevista de trabajo. Al otro lado, Medio Ambiente conciencia contra los plásticos y las basuras.

Pero el juego estrella es la silla oruga, que en el interior -entre charlas y la proyección continuada de un vídeo- manejaba Iván ante un grupo de chiquillos. Leticia subraya: "Permite salvar escaleras y los niños, y no tan niños, se lo pasan en grande". La responsable resume: "Aquí mostramos lo más destacado de los veinte proyectos que tenemos en marcha, entre ellos el del piso para personas sin hogar convalecientes, ubicado en 25 de Julio y financiado por el IASS, donde desde hace dos años la gente que no tiene a donde ir pasa un tiempo tras recibir el alta médica".

Verónica, en la organización desde 2009, y Patricia, que entró en 2013, son dos jóvenes trabajadoras que valoran un acto "participativo y que nos da mucha visibilidad. En una fecha tan señalada como es la fundación por Henri Dunant en el siglo XIX de una organización que sigue con la gente que más lo necesita".

Lo corrobora Carmen, que no se pierde una y explica: "Vine esta mañana tempranito desde Taco y ya me voy". Asegura: "Vengo a todas las actividades y llevo catorce años como usuaria. Siempre están ahí, nos informan, hacen excursiones o dan charlas. Lo disfruto mucho".

Al contrario que Verónica y Patricia, Yender está en Cruz Roja desde hace apenas tres meses. Lleva seis en la isla, a donde llegó desde su Venezuela natal. Valora: "Me gusta entrenar y la actividad física. Por eso vamos con los mayores al parque del Yumbo a hacer gimnasia. Me divierto y ayudo a los demás".

Un día para afianzar la idea de servicio al otro