El Gran Telescopio Canarias participa en un programa de vigilancia de asteroides potencialmente peligrosos. El pasado lunes, 29 de abril, el GTC observó al asteroide 2019 DS1 en el marco de un programa de colaboración entre el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC ) y la Agencia Espacial Europea (ESA) en el que participan los investigadores del grupo de Sistema Solar del IAC. El GTC se suma de este modo a los programas de Defensa Planetaria de la ESA destinados a hacer un seguimiento de los asteroides que pasan muy cerca de la Tierra y que tienen un cierto riesgo de colisionar con nuestro planeta.

Las observaciones del GTC del asteroide 2019 DS1 han mejorado notablemente la determinación de su órbita, lo que permite predecir cuando el objeto volverá a acercarse a la Tierra y a que distancia. 2019 DS1 fue descubierto el 28 de febrero de 2019 por el programa de búsqueda Catalina Sky Survey cuando estaba aproximadamente a 1.000.000 km de la Tierra y desde entonces se fue alejando rápidamente de nuestro planeta.

GTC lo observó a más de 50.000.000 de km y, gracias a los datos obtenidos, se ha podido prever que el 26 de febrero de 2082 el asteroide pasará entre la Tierra y la Luna, a una distancia aproximada de 165.000 km. Javier Licandro, coordinador del Área de investigación del IAC, asegura que "esta colaboración IAC-ESA coloca al GTC en la primera línea del programa de Defensa Planetaria".

"El seguimiento de estos asteroides es de fundamental importancia para el programa de Defensa Planetaria", señala Julia de León, Investigadora Principal del grupo del Sistema Solar del IAC. Y añade: "La determinación temprana de un posible impacto permitiría tomar las medidas necesarias para evitarlo o minimizar sus efectos". Estas observaciones y misiones espaciales como Hera (misión que está planificando la ESA y en la que participan investigadores del IAC), son esenciales para proteger a nuestro planeta del impacto de un asteroide. Por ejemplo, 2019 DS1 tiene entre 20 y 40m de diámetro y, en caso de impactar con la Tierra podría generar una catástrofe similar a la que generó el objeto que impactó en Tunguska en 1908.

Cúmulos

Por otra parte, el IAC ha sido noticia estos días por el descubrimiento de un sistema de cúmulos globulares en el disco de una galaxia. Un estudio internacional, realizado con el instrumento OSIRIS del Gran Telescopio Canarias (GTC), ha descubierto en la galaxia espiral Messier 106 un sistema de cúmulos globulares cuya insólita distribución y movimiento, alineado con el disco de la galaxia y girando a su misma velocidad, revela que podría tratarse de una reliquia de la época de máxima formación estelar en el Universo, el llamado mediodía cósmico. Los resultados se publican en la revista The Astrophysical Journal.

Los cúmulos globulares son aglomerados de entre cien mil y un millón de estrellas, en los que todas sus componentes son aproximadamente coetáneas y tienen una composición química similar. Son objetos muy viejos, se formaron hace aproximadamente 11,500 millones de años, 2,300 millones de años después del Big Bang. Estos cúmulos se encuentran habitualmente en galaxias grandes y aparecen distribuidos en el halo de las galaxias, una especie de esfera alrededor de las mismas.

Una investigación internacional, liderada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y realizada con el instrumento OSIRIS del Gran Telescopio Canarias (GTC), ha descubierto en la galaxia espiral Messier 106 (también conocida como M106 o NGC4258) cúmulos globulares que, en lugar de distribuirse en una esfera, parecen estar dispuestos en un disco alineado con el disco de gas de la galaxia y girando prácticamente a la misma velocidad que éste.

"Esto no se había visto nunca antes; es uno de esos hallazgos totalmente inesperados y sorprendentes que ocurren en la ciencia", explica Rosa Amelia González Lópezlira investigadora del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA-UNAM) que ha liderado el estudio. "La forma en la que se mueven estos cúmulos y su distribución es similar a los discos de galaxias durante el período de máxima formación estelar, hace 10,000 millones de años, lo que se conoce como el 'mediodía cósmico', por lo que pensamos que el disco de cúmulos de M106 podría ser una reliquia de esa época", aclara.