A Yuri Usachov (Donetsk, Rusia, 1957) se le ilumina la mirada al relatar sus hazañas en el espacio, desde donde disfrutó durante 553 días de contemplar absorto la "belleza" de la Tierra y donde encontró materiales cristalizados para obtener medicinas más puras capaces de curar enfermedades sin producir efectos secundarios y desarrollar las tecnologías del futuro. "Cuando estás ahí fuera relativizas todos los problemas", asegura este cosmonauta retirado, afable y parlanchín que llevó a un acaudalado norteamericano a la Estación Espacial Internacional a cambio de 20 millones de dólares, una iniciativa considerada una provocación por Estados Unidos, que incluso amenazó con abandonar los proyectos en el cosmos compartidos con Rusia. Bregado en el manejo de las naves espaciales, acostumbrado a vivir en la ingravidez, enamorado de Málaga y fuertemente sacudido por el reciente descubrimiento del contraste asturiano, Usachov se muestra muy crítico con la idea de la NASA de llegar a Marte en 2030 y tacha de "estupidez" planificar viajes turísticos al planeta rojo. "El cosmos ni te oprime ni te humilla", reflexiona ante Epipress, tras participar en Madrid en una conferencia de la Obra Social 'la Caixa' y el Centro Ruso de Ciencia y Cultura.

¿Cómo se vive en el cosmos, Yuri, con la experiencia que le da haber estado 553 días en el espacio y salido al exterior de nuestro planeta siete veces?

El día en el espacio es muy parecido al de la Tierra. Nos levantamos, lavamos, desayunamos, arreglamos la estación, trabajamos, hacemos experimentos y ejercicio físico, comemos, descansamos media hora, volvemos al trabajo, cenamos y organizamos las tareas del día siguiente. A las once nos acostamos. Es igual que en la Tierra pero en ingravidez.

¿Cómo se vive en esa situación?

Uno se acostumbra. No hay horizontalidad ni verticalidad, así que cuando queremos estar quietos y no flotando nos amarramos los pies con unos anclajes que hay en el suelo. Salen muchos callos encima de los dedos, pero los talones y la planta del pie se quedan como la piel de un bebé.

¿Qué ejercicios físicos hacen en esas condiciones?

Tenemos cintas para correr. Nunca he corrido tanto como en el espacio. Hacemos bicicleta sin ruedas, pesas y estiramientos. El ejercicio físico es fundamental.

¿Cómo han afectado a su salud los vuelos espaciales?

A mí no me han afectado en nada. No he sentido nunca un cambio sustancial en mi organismo, y eso que en medio año de vuelo se recibe la misma radioactividad que en dos años en la Tierra.

¿Cuál fue el momento más crítico, cuando realmente sintió miedo por su vida en estos viajes?

El 14 de noviembre de 1994 cuando una nave que tenía que acoplarse a la estación chocó contra nosotros. La carcasa de una nave espacial es de solo tres milímetros y comenzó a balancearse. Parecía que iba a ser el final.

¿Cómo le afectaba el sentimiento de soledad en la estación?

Con tanto trabajo, 12 horas al día, la soledad no aparece. Contactamos a diario con el centro de la Tierra y tenemos conexiones con la familia. A veces me gustaría no tener tantas conexiones con el exterior para disfrutar de un poco más de descanso. Lo más complicado son los días de fiesta en los que hay menos trabajo y tienes más tiempo para aburrirte.

¿Qué hacía esos días?

Leer, escribir y pasar la aspiradora. En las estaciones espaciales no tenemos a nadie que nos haga la limpieza.

¿Dónde nos encontramos en la carrera de exploración del espacio, pues da la impresión de que ahora no hay una meta concreta?

Estamos en el comienzo. Si la Tierra tuviese un metro de diámetro, nosotros solo habríamos logrado volar a 3 milímetros de ella. Estamos en el espacio cercano y el reto es alejarse para llegar primero a la Luna y después a Marte.

¿Qué nos han aportado los viajes espaciales como contrapartida a las enormes inversiones realizadas?

Hemos llevado satélites que pronostican el tiempo y erupciones volcánicas, pero lo más importante es que podremos hacer medicamentos más efectivos y, con los cristales que hemos obtenido, impulsar toda la industria tecnológica.

¿Sería entonces el espacio el lugar ideal para emprender la producción industrial de nuevas medicinas y para desarrollar nuevas tecnologías?

Desde luego que sí. Ese será el siguiente paso. Gracias a los viajes espaciales todo el mundo tiene internet con los satélites.

¿Cómo influirá la ausencia de gravedad en esas actividades?

Lo que consigue la ingravidez es dividir las partículas que obtenemos en partículas más puras. En la Tierra eso es muy difícil de hacer. La ingravidez puede dividir la materia y así producir medicamentos puros que no tengan efectos secundarios. La ingravidez traerá medicinas puras para curar enfermedades.

¿Prueban ustedes esos experimentos?

Claro, los cosmonautas somos gente muy sana que experimentamos con lo que descubrimos. Somos como conejillos de Indias, objetos de investigación.

¿Qué función están haciendo las estaciones orbitales?

Son lugares de trabajo e investigación donde las tripulaciones hacen pruebas de todo tipo y desarrollan nuevas tecnologías en la ingravidez.

¿Cuáles son sus conclusiones tras haber vivido varios meses en la Estación Espacial Internacional?

Allá arriba todo adquiere una nueva dimensión y ves que ante cualquier problema hay que poner un poco de distancia para no desfallecer. El espacio te enseña a no caer en el desánimo.

La distancia que puso usted se las trae...

Es cierto. Soy un afortunado y una persona muy feliz por poder ver todo con tanta distancia.

¿Qué estaciones están volando de forma autónoma sin personas dentro?

Los satélites del tiempo. Los de seguridad de los países. Hay muchas.

¿Tendría sentido crear una base espacial en la Luna?

El único objetivo de esa base sería observar la Tierra. No sabemos cuánto costaría ese proyecto pero quizá sería más barato, rentable y limpio que seguir lanzando cada dos por tres satélites aislados al espacio.

¿Por qué es usted tan escéptico con el proyecto de la NASA de llegar a Marte en 2030?

Soy crítico porque no sé qué se quiere conseguir con esa misión. No veo sentido a ese proyecto. Si lo que se quiere es ir a Marte a poner una banderita y pisar su suelo es una memez.

Si se tarda año y medio en llegar a Marte, otro año y medio en volver y hay que estar allí un tiempo para hacer algo concreto, ¿es realista pensar en viajes turísticos como los que planean algunos multimillonarios?

Si lo anterior era una memez esto es una estupidez que además no es viable con la tecnología que tenemos ahora. Sería absurdo e irreal atender caprichos de este tipo.

¿Cómo fue la experiencia vivida por usted con Dennis Tito, el primer turista americano que viajó a la Estación Espacial Internacional dirigida por usted?

Dennis es un norteamericano que nos pagó a los rusos 20 millones de dólares por viajar a la Estación Espacial Internacional. Eso no gustó nada a los norteamericanos, que amenazaron con romper con nosotros todos los proyectos espaciales que había en marcha. Al final, Dennis pudo cumplir su sueño y yo, como comandante de la misión, garanticé su seguridad y conseguí que disfrutase.

Hábleme de las reacciones del turista americano en la estación espacial.

Estaba pletórico. Nada más llegar dijo "me gusta el espacio". No se imaginaba cómo era la estación y se pasó el tiempo pegado a la ventanilla viendo la Tierra.

¿Qué se siente al ver la Tierra desde el espacio?

Es asombroso. Te puedes pasar horas y horas viendo la Tierra y cada vez te enamoras más de este planeta que es un organismo vivo que además nos siente. Cuando estás en el espacio te das cuenta de que el cosmos ni te oprime ni te humilla.

¿Cómo funciona la diplomacia espacial?

Muy bien. Hay memorandos y acuerdos parciales entre países, pero cuando se abre la compuerta de la nave todos sabemos cuál es el territorio ruso y cuál el de otra nación. Nunca hay las trifulcas que se producen en la Tierra, porque el cosmonauta que quiere viajar al espacio se prepara durante mucho tiempo y sabe que tiene que dar lo mejor de sí.

¿Puede reproducirse la batalla espacial con personajes como Trump y Putin al frente de los Estados Unidos y Rusia?

No lo creo. No conozco a Trump pero le aseguro que Vladímir Putin trata siempre de aliviar las tensiones. Estados Unidos ha impulsado muchas sanciones económicas injustificadas contra Rusia y nosotros podríamos haber roto los acuerdos en materia espacial que tenemos con ellos. Estados Unidos se vendría abajo, pero la sabiduría rusa no va a entrar a ese trapo.