La iglesia del Pilar acogió en el mediodía de ayer una de las procesiones de la Virgen de Las Angustias más numerosa, lo que consolida el auge que ha experimentado en los últimos años esta cita del mediodía del Viernes Santo.

Centenares de personas se dieron cita a la salida de la iglesia que regentan los padres claretianos, así como en las inmediaciones de colegio Montessori, centro que volvió a colgar de su balcón la bandera republicana en recuerdo de cómo se denomina popularmente esta procesión el recuerdo del alcalde republicano que pagó de su bolsillo la banda de música para acompañar la Virgen a comienzos del siglo XX.

Otro de los altares de obligada referencia fue la antigua Librería La Católica, cerca de la parroquia de San Francisco, donde la Banda Sinfónica de Tenerife, dirigida por el maestro Felipe Neri Marrero, volvió a cumplir con la tradición e interpretó el "Adiós a la vida".

Otros dos momentos añadieron frescura este año a esta procesión del Pilar, protagonizado por Vanessa y Elvira, dos voces jóvenes del coro parroquial. En ambos casos interpretaron una plegaria en forma de canción. Ni una malagueña ni una saeta. Más una oración, con guitarras en ristre que embargó la emoción al inicio del recorrido, para tomar el testigo la banda de música. De la modernidad, a la tradición.

Con la solemnidad que huele a incienso, mantillas y la representación de las autoridades, entre las que se encontraba el alcalde de Santa Cruz y una nutrida representación de concejales -y entre el público el exalcalde José Emilio García Gómez, como es habitual-, la procesión cumplió su recorrido establecido. Ya de regreso, Elvira cerró con otra oración cantada la procesión de Las Angustias.