Manuel se levanta a primera hora de la mañana. Durante el primer café prepara el chorro de pastillas que tendrá que consumir justamente a las 8:00 de la mañana. Los nombres se le olvidan, son demasiados. Su hija se ha tomado la molestia de escribir en las cajas para qué es cada cosa: hipertensión, diabetes, corazón, migrañas... Las debe tomar para siempre. Todos los días. Es una rutina cansada y a menudo se le olvida "alguna que otra". Tampoco pasará nada por una o dos, se dice a sí mismo cada noche, cuando mira la caja y sabe que no ha seguido la pauta indicada por su médico.

Esta situación, aunque ficticia, es la que podría vivir cualquier persona de más de 70 u 80 años. Y lo que para él o ella es un simple olvido o una percepción fugaz de mejoría, para el sistema sanitario supone un agujero millonario que asciende a 11.000 millones de euros al año según la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), además de un quebradero de cabeza para los sanitarios, que desesperan al comprobar que los tratamientos acaban sin tener ningún efecto en el pacientes.

El problema de la adherencia terapéutica fue descrita por la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace años, definiéndola como el grado en que el paciente cumple con las recomendaciones de un sanitario a la hora de tomar una medicación, seguir una dieta o modificar sus hábitos de vida. La OMS estima que, en los países desarrollados, solo el 50% de los pacientes crónicos cumplen con su tratamiento; cifras que se incrementan al referirnos a determinadas patologías con una alta incidencia. De hecho, según la encuesta sobre adherencia terapéutica en España publicada por FarmaIndustria, el incumplimiento llega a ser del 75% en enfermedades psiquiátricas, del 70% en pacientes asmáticos, del 50% en pacientes con hipertensión, colesterol o diabetes.

Concretamente en lo que se refiere a cardiología, los enfermos con hipertensión no siguen sus pautas terapéuticas en el 42,3% de los casos, y en otras enfermedades del corazón no las siguen en un 30,5%. En este contexto, dos cardiólogos del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, Marcos Farráis y Luis Álvarez, se han puesto manos a la obra para crear un método que mejore la adherencia terapéutica en sus pacientes. Y los primeros resultados de su estudio han constatado una mejora que asciende hasta el 60%.

"Nos dimos cuenta de que el problema no reside en que nos empeñemos en el tratamiento del paciente, sino que son ellos los que no cumplen ni las medidas higiénico-dietéticas ni el tratamiento que le pautamos", afirma Álvarez. Para paliar el problema, los cardiólogos han diseñado una aplicación móvil que avisa directamente al paciente del momento en el que debe tomarse las pastillas y cuyo control está en manos de los propios médicos. Bautizada como Recordis, la app permite al facultativo trasladar la receta directamente desde el ordenador del facultativo hasta el móvil del paciente. "Te prescribimos en la aplicación para que sea una cosa tan sencilla que el paciente no tenga que hacer nada", explica Álvarez.

Una vez diseñada la aplicación, hace ya unos cuatro años, los cardiólogos realizaron un estudio para constatar su utilidad. "Utilizamos la experiencia de pacientes que se iban de alta -en total unos 26- y medimos durante seis meses cómo evolucionaba la adherencia con y sin la aplicación encendida", relata el cardiólogo.

"Decidimos utilizar una aplicación móvil por la evolución que estos dispositivos han tenido en el último lustro", insiste Farráis, quien explica que Recordis avisa al paciente de la hora concreta a la que tiene que realizar su toma, y cuenta con un botón para introducir los datos sobre la toma.

Así, el estudio se basaba en contar la cantidad de pastillas que los pacientes tomaban durante tres meses sin la app para compararlas con otros tres meses de utilización de la aplicación. "Nuestra hipótesis era que conseguiríamos una mejora del 30%, pero nos sorprendimos al ver que este porcentaje alcanzaba el 60%", alega Álvarez. "Este porcentaje de mejora denota que mucha gente toma mal sus tratamientos", aseguró.

Actualmente preparan un nuevo estudio, con más pacientes, que permita comprobar los efectos beneficiosos de la app. "Empezamos el reclutamiento de pacientes en mayo del año pasado y, cuando tengamos 240 voluntarios, empezaremos a evaluar durante dos años su adherencia a las terapias", explica Álvarez. Este último estudio no solo medirá la mejora de la adherencia al tratamiento, sino que también evaluará "si los pacientes ingresan menos, padecen menos patologías asociadas y mueren menos".

Los cardiólogos han presentado su aplicación al Servicio Canario de la Salud (SCS) para intentar integrarla con el programa actual de prescripción y de historias médicas: Drago. Ambos están convencidos de que la integración de esta tecnología en el sistema sería clave en el avance de la adherencia terapéutica, y que acabará siendo "una herramienta fundamental para los sistemas de salud", como concluyó Marcos Farráis.

Olvidos, desidia o una simple falsa mejora en la salud son a menudo excusas perfectas para dejar de tomar tantas pastillas, cosa que afecta gravemente a la economía y la salud de la población.