El retraso en la convocatoria de subvenciones a la investigación del Plan Nacional de I+D+i para 2019 está provocando que al menos 40 grupos de investigación adscritos a diferentes centros de la Universidad de la Laguna (ULL) hayan tenido que detener sus investigaciones y acumulen ahora facturas de los últimos cuatro meses.

Esta convocatoria debía haberse resuelto a 1 de enero de 2019, pero a día de hoy sigue sin tener visos de hacerlo antes de mayo. A esta circunstancia se une el retraso de siete meses que ya sufrió la convocatoria del año pasado. La falta de esta financiación estatal es una merma que afecta a un tercio de los grupos de investigación de toda España, obligando a despedir temporalmente a científicos, a empezar de cero muchas tareas que ya tenían adelantadas y, en definitiva, a perder dinero y tiempo.

Esta situación ha motivado la publicación de una carta al Gobierno firmada por representantes de 30 centros de investigación y 44 sociedades científicas, la mayoría especializados en biomedicina, donde se advierte del "colapso" del sistema científico español afirmando que la "desinversión" tendrá un efecto negativo sobre "la capacidad del país para desarrollar una economía competitiva". Además de la pérdida de inversión para el Plan Nacional de I+D+i, que los científicos sitúan en el 25% en cinco años, los firmantes afirman que los "vaivenes políticos y retrasos presupuestarios" han provocado que la financiación de proyectos de investigación sea "caótica".

Y es que la principal razón por la que no se ha concedido la ayuda ni publicado una lista de proyectos aceptados es el retraso en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los investigadores hacen hincapié en que esta situación provoca que aún no se conozca cuándo se van a convocar estos proyectos, en qué momento comienzan los periodos de ejecución o qué fondos se van a aportar a cada grupo.

Una de las instituciones firmantes de esta declaración es el Instituto de Tecnologías Biomédicas de Tenerife, adscrito al Centro de Investigaciones Biomédicas de Canarias (Cibican), que actualmente cuenta con una decena de grupos que se benefician de esta financiación pública. No todos ellos están afectados actualmente, como afirmó el director en funciones del centro, Tomás González Hernández, pues algunos se encuentran inmersos en la convocatoria anterior -cada una dura tres años-. Pero como alegó González, "si no tienen el problema ahora, lo tendrán después".

Hay voces que afirman que a partir de mayo o junio el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades podría resolver el listado de proyectos beneficiados en 2019, lo que significará una demora mínima de cinco meses. Mientras, el vicerrectorado de Investigación de la ULL pretende poner en marcha un paquete de subvenciones por valor de 250.000 euros. Con este montante, la universidad pretende ayudar a los 40 grupos que actualmente están siendo evaluados por el Plan Nacional de I+D+i para sufragar los gastos más inmediatos, es decir, las facturas que se les han acumulado en estos meses.

Las investigaciones afectadas en la ULL son de campos diferentes, como remarcó Francisco Almeida, vicerrector de Investigación. Así, hay afectados en proyectos de biomedicina, química, ingeniería o ciencias sociales, aunque "no en todos los campos el problema ha tenido el mismo impacto", afirmó Almeida. El vicerrector hizo hincapié en que aquellas que tienen mayores dificultades son las que deben sufragar la compra de materiales específicos o el pago de contratos.

La financiación del Plan Nacional de I+D+i se encuentra entre los 120.000 y los 250.000 euros para tres años. Un montante "muy justito", según González Hernández, con el que se deben abonar salarios, materiales -la compra de reactivos para un proyecto de biomedicina puede alcanzar a los 3.000 euros-, transporte de mercancías a la Península y mantenimiento de aparataje. Todo ello sin tener en cuenta que la insularidad genera gastos aún mayores.

El parón que supone el retraso en la convocatoria también genera pérdida de dinero en otros sentidos. Por ejemplo, si una investigación requiere de una cepa concreta de un animal, tendrá que desecharse por no poder mantener las condiciones adecuadas. Lo mismo ocurre con aquellas con cultivos celulares en marcha que requieren una atmósfera específica imposible de mantener sin financiación.

Para algunos la solución ha pasado por "estirar sus presupuestos" pidiendo una prórroga del proyecto. Otros han podido solicitar una ayuda complementaria autonómica, a través del Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información (ACIISI); o tienen proyectos de investigación dirigida, que sufraga el Instituto de Salud Carlos III a través de Farmaindustria. No obstante, esto solo supone una pequeña parte de todos los que, como afirmó el director de Cibican, sufren este "retraso terrible".