Con cinta adhesiva negra, un conductor barcelonés cambió la matrícula de su coche para evitar multas. La historia de cómo fue descubierto comenzó cuando otro conductor, de Palma de Mallorca, recibió una multa en su casa. Un radar había captado su matrícula en una carretera catalana y le habían denunciado por exceso de velocidad. Había varios peros. La placa del coche coincidía, pero no había pasado por allí en esa fecha y la marca y el modelo del coche eran diferentes. Algo extraño estaba pasando.

El conductor mallorquín presentó un recurso ante el Servei Català de Trànsit (SCT), el organismo que lo había denunciado. El hombre explicaba en sus alegaciones que su coche tiene la misma matrícula que el verdadero infractor -terminada con las letras JMS-, pero que mientras el suyo es un Toyota Yaris, el que había captado el cinemómetro era de la marca Nissan. La imagen del radar no dejaba lugar a dudas.

Los responsables del SCT comprobaron que el vecino de Palma tenía razón. Ante las sospechas de que habían suplantado su automóvil, remitieron el caso a los Mossos d''Esquadra. El Grup de Recerca i Documentació (GRD) de la división de tráfico de la Policía catalana inició una investigación para aclarar lo ocurrido.

No fue tarea fácil. Los agentes certificaron que el coche cazado por el radar era un Nissan Qashqai. ¿Pero cómo era posible que tuviera exactamente la misma matrícula que el turismo de Palma? Los investigadores sospecharon pronto que alguien había falseado la placa de su vehículo para endosar las multas a otro, en este caso el conductor mallorquín.

Los Mossos realizaron una criba. Aplicaron diferentes combinaciones alfanuméricas y verificaron vehículos Nissan Qashqai hasta dar con un sospechoso. Su matrícula real tenía los mismos números que la del conductor mallorquín, pero acaba con las letras JVS. Había que examinar ese turismo.

Los policías encargados del caso se dirigieron entonces a La Llagosta, la localidad del extrarradio de Barcelona en la que estaba domiciliado el vehículo. Los agentes del GRD certificaron que la matrícula había sido manipulada y la retiraron para estudiarla con detenimiento. Así comprobaron que había restos de cinta adhesiva negra en una de las letras. Las dos tiras habían convertido la V en una M. Un plan casi perfecto para eludir las multas.

Los Mossos han acabado denunciado al jeta barcelonés. Han elaborado un atestado, remitido ya a un juzgado de Mataró, en el que acusan al hombre de alteración de documento público, penado con hasta tres años de cárcel. El conductor mallorquín respira aliviado.