Las proteínas son parte fundamental de nuestra existencia. Encargadas de prácticamente todas las funciones que regulan el cuerpo humano, una de las más importantes reside en la sintetización de la información genética alojada en las células. Sin embargo, hay ocasiones en las que hasta las proteínas son capaces de pasarse al lado oscuro.

En una gran parte de tumores, las proteínas actúan de tal forma que acaban defendiendo a la célula maligna. No lo hacen aposta: probablemente el mareo de la replicación rápida y constante que provoca el propio cáncer es la que ha conseguido convertirlas. Lo que los investigadores de la Unidad de Investigación del Hospital Universitario de Canarias (HUC) buscan ahora es una forma de deshabilitar esa respuesta automática para poder hacer que el cáncer salga de su pequeña fortaleza proteica.

La catapulta que tratará de derribar esta inusual fortificación será el biólogo especializado en proteómica, Juan Ramón Hernández Fernaud. Tras ocho años fuera de la isla especializándose en este campo, el investigador tacorontero ha vuelto al centro hospitalario que le vio dar sus primeros pasos con una beca de cuatro años de la Fundación Científica de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC).

"En las células tumorales se activa un mecanismo de defensa por un problema de las proteínas, que protegen a la célula frente a su entorno, provocando que, a pesar de esas condiciones adversas, sobreviva", explica Hernández Fernaud. "Sabemos que existe ese mecanismo de protección, pero no entendemos aún de qué forma actúa protegiendo a la célula". En estos próximos años, el investigador, que es el único especialista en este campo en Canarias, tendrá que descubrir cómo están actuando "las manitas de los genes" para posteriormente "desactivar esa protección y desensibilizar a la célula tumoral" ante la quimio y la radioterapia.

Cuando el tumor comienza a crecer dentro del organismo, "todo su entorno se vuelve anormal". Por ejemplo, "dificulta el acceso del sistema inmune" hasta su posición para evitar que lo liquiden, pero también cambia el riego sanguíneo para evitar que "entregue adecuadamente el oxígeno y los nutrientes". En todo ese microambiente alterado, las células normales acaban muriendo, mientras que los tumores se vuelven más activos.

La pregunta reside en cómo consiguen los tumores sobrevivir en estas condiciones.

Y la teoría más probable es que el crecimiento acelerado que los caracteriza esté enloqueciendo al mecanismo de sintetización de proteínas y su posterior pliegue. ¿Qué ocurre cuando las proteínas, que se tienen que plegar de una forma determinada, se encuentran en un contexto de saturación en la intensidad de fabricación? "No se lo hacen bien", explica Hernández Fernaud, lo que se conoce como Unfolded Protein Response (UPR).

En un entorno normal, este mecanismo ayuda a las células "buenas" a sobrevivir al problema, sin embargo, con este ambiente a quien ayudan es al tumor. Además, en este contexto, los investigadores se dieron cuenta de que también la replicación del ADN reduce su velocidad. "Por un lado tenemos a las proteínas mal plegadas y por otro, la copia del ADN, ambos físicamente separados" y entre ellos, hay una conexión, una "caja negra que se debe resolver".

Este proyecto de investigación pretende "descubrir los pasos intermedios entre la activación del mecanismo de protección y la reducción de la replicación", de tal forma que se pueda diseñar una "droga" que permita que esta señal antinatural se detenga.

El biólogo proteómico Juan Ramón Hernández Fernaud ha vuelto al HUC tras ocho años en el extranjero para estudiar cómo desactivar un mecanismo proteico que protege los tumores.