Un fragmento de un planeta que ha sobrevivido a la muerte de su estrella ha sido descubierto por astrónomos de la Universidad de Warwick (Reino Unido) en un disco de escombros formado por planetas destruidos, que la estrella en última instancia consume.

El planetesimal, rico en hierro y níquel, sobrevivió a un cataclismo en todo el sistema que siguió a la muerte de su estrella anfitriona, ''SDSS J122859.93 + 104032.9''. Se cree que una vez fue parte de un planeta más grande y su supervivencia es tanto más sorprendente a medida que orbita más cerca de su estrella de lo que se creía posible, dando vueltas una vez cada dos horas. Se trata de la primera vez que los científicos utilizan la espectroscopia para descubrir un cuerpo sólido en órbita alrededor de una enana blanca, utilizando variaciones sutiles en la luz emitida para identificar el gas adicional que está generando el planetesimal. El descubrimiento ha sido publicado en la revista Science.

Usando el Gran Telescopio Canarias en La Palma, los científicos estudiaron un disco de escombros orbitando una enana blanca a 410 años luz de distancia, formada por la ruptura de cuerpos rocosos compuestos de elementos como hierro, magnesio, silicio y oxígeno: los cuatro bloques de construcción clave de la Tierra y de los cuerpos más rocosos. Dentro de ese disco descubrieron un anillo de gas que fluía desde un cuerpo sólido, como la cola de un cometa. Este gas puede ser generado por el propio cuerpo o por evaporación del polvo al chocar con pequeños residuos dentro del disco. Los astrónomos estiman que este cuerpo tiene que tener al menos un kilómetro de tamaño, pero podría tener un diámetro de unos cientos de kilómetros.