Precisión de... robot cirujano. En el día de ayer, el Da Vinci Xi acometió dos nuevas intervenciones quirúrgicas -la tercera y la cuarta- en el Hospital Universitario de Canarias, después de las llevadas a cabo la pasada semana, la del estreno de la tecnología en la geografía canaria. Tomás Concepción, jefe de Urología del HUC, ayudado por su colega Ana Plata y el resto de su equipo, siguió acumulando kilómetros con el prototipo americano en la realización de sendas prostatectomías radicales robóticas.

El Día tuvo el privilegio de acudir a buena parte de la primera de ellas, realizada en horario matinal, cuya duración apenas sobrepasó las dos horas y media.

El proceso comienza unas horas antes, con la aplicación de la preanestesia al paciente. Una vez en el quirófano, el anestesista entra en acción. Mientras, las enfermeras preparan el robot, colocando las fundas estériles a los cuatro brazos del Da Vinci; e instalando los trócares, los tubos por los cuales se introducen los instrumentos de trabajo, entre otros aspectos.

Ayer se trató de unas tijeras, conectadas a una energía monopolar; unas pinzas de disección, acopladas a una energía bipolar; otra pinza para separar los tejidos -denominada prograps-; y, por último, la cámara tridimensional. En la punta de esta hay dos ópticas -a modo de ojos-, lo que otorga profundidad de campo y, por ende, muchísima precisión.

Este instrumental es manejado por el doctor Concepción, a través de la consola, mientras que se dispone de otros dos trócares, dirigidos por la doctora Plata, en los que pueden usar pinzas de separación, tijeras...

Con todo preparado, llega la hora de comenzar. El urólogo Gregorio Pérez -residente-, las enfermeras Flor Sánchez -instrumentista-, Ana Haro y Emilia Ruiz -circulantes-; Gundela Ferres -anestesista-; y Juan José Gutiérrez -auxiliar- completan el equipo de Concepción. En estas primeras intervenciones con el Da Vinci se le adhieren Carlos de Jesús y Salem Labrass, especialistas clínicos del robot pertenecientes al fabricante -Abex, en Europa; e Intuitive Surgical, en Estados Unidos-.

El neumoperitoneo -se le hincha la barriga con aire al paciente- aporta un campo esférico destacable. El interés está en la zona pélvica, donde se halla la próstata y el cáncer a combatir.

La prostatectomía radical -estirpación de la glándula- se practica con el objetivo de preservar los nervios correspondientes a la erección. El Da Vinci logra que la recuperación del paciente, en cuanto a continencia y potencia, sea mucho más rápida.

En cualquier caso, el proceder es calcado al que se hace habitualmente con cirugía abierta o con laparoscópica -esta última, implantada en el HUC desde el año 2003-. La ventaja es que la robótica es sumamente menos invasiva, dada la mejor visión para una mejor precisión. Esto cristaliza en mejor disección de los espacios, menor sangrado, mayor preservación nerviosa o mejores suturas, entre otras características fundamentales.

La dificultad del proceso estriba en acceder al espacio donde está localizada la próstata, protegida por el peritoneo. Hay que ir liberándola lateralmente de todas las ataduras vasculares que tiene, a la vez de ir sellando los distintos vasos con las citadas energías bipolar y monopolar, además de con los llamados clip metálicos -de titanio-. En la zona, es preciso utilizar muy poquita energía eléctrica para no lesionar los nervios que producen la erección del paciente.

Una vez liberada la zona, el último paso consiste en separar la próstata tanto de la uretra como de la vejiga. Solo queda sacar la glándula, unir la uretra con la vejiga -anastomosis- y cerrar las pequeñas hendiduras del torso del enfermo de 63 años de edad.

La intervención ha transcurrido "bien", señala a El Día el doctor Tomás Concepción en pleno quirófano y tras dejar a unos metros la consola del Da Vinci. Todo, a pesar de que "potencialmente, todas las operaciones tienen complicaciones que están descritas: estadísticamente se cumplen. Si bajas de eso, estas alcanzando la excelencia. Si estás en estos números, estás en lo normal. Si te pasas, hay unos comités que revisan qué es lo que ha ocurrido. Cuando aumentan las complicaciones es porque estamos operando pacientes más complejos", explica.

El cirujano asegura que "este señor se puede ir para casa mañana por la mañana -por hoy-". ¿Qué hubiera pasado tras una operación con tecnología laparoscópica? "Hubiera estado en el Hospital por lo menos tres días". En el caso de ayer "se puede hacer un protocolo de alta precoz o corta estancia", manifiesta.

Esta intervención se trata de la primera que Tomás Concepción realiza sin la presencia de su denominado proctor, una especie de mentor. La pasada semana, el doctor Antonio Alcaraz -jefe de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, uno de los mejores de España, además de catedrático de la Universidad de Barcelona- supervisó sus dos primeras intervenciones con el Da Vinci.

En aquellas, Concepción y Alcaraz pudieron probar la doble consola. No se trata de que ambos intervengan a la vez, sino que hay "un botón bidireccional" que activa y desactiva la potestad de uno o del otro. "No podemos tener el control de mandos los dos a la vez", alerta. Ayer, Pérez apenas podía seguir el transcurso de la operación desde su consola.

Las medidas de seguridad son importantes. Desde que el cirujano saque la cabeza del visor que le traslada a la tridimensionalidad del interior del enfermo, el robot deja de responder a las órdenes, avisado por unos sensores. Del mismo modo "está conectado directamente a unas centrales -en Suiza y en la estadounidense San Francisco-, de tal manera que estas registran que se está utilizando. No solo te ayudan a corregir cualquier cosa sobre la marcha, sino que tienes una línea directa con unos técnicos que están permanentemente disponibles", apunta. ¿Y si el sistema se para? "Hay una simulación. La gente está ya entrenada por si hay una parada general, sacarlo todo y recuperar la intervención, bien por vía laparoscópica, que es lo lógico, o por cirugía abierta".

De momento, hay pocos problemas con la adquisición. "Nosotros hemos tenido bastante suerte. Creo que hace ocho años que la doctora Plata empezó un entrenamiento en un centro de alto rendimiento de robótica. Lo que más cuesta es arrancar, colocar el robot. Todo eso es nuevo, pero lo han cogido muy bien tanto ella como las enfermeras. Lo hacen muy rápido. El tiempo quirúrgico de hoy -por ayer- es el mismo que utilizamos en cirugía laparoscópica. Todos los días terminamos la cirugía a la misma hora. No hemos notado un impacto, que es lo que pensábamos que iba a ocurrir, pero estamos al mismo ritmo", arguye el cirujano.

Otra ventaja se encuentra en el hecho de que en Estados Unidos, por ejemplo, "pasan de la cirugía abierta a la cirugía robótica", directamente. "En Europa, casi todos hemos pasado por la fase de laparoscopia. Por lo tanto, nos es bastante más sencillo adaptarnos al robot". Empero, "nunca se deja de aprender. Las curvas de aprendizaje están cifradas en los 20 pacientes. Cuando han hecho 20 intervenciones -robóticas-, dicen que ya se reconocen como cirujanos", cierra Concepción.

María Soledad Pastor, gerente del Hospital Universitario de Canarias -HUC-, señaló a El Día que la adquisición del robot Da Vinci "ha supuesto una base importantísima en toda la Comunidad Autónoma, además de situar a Canarias en una situación privilegiada. Todos los grandes hospitales van a poder disfrutar de este equipamiento, que nos coloca en la cresta de la mayor innovación que en estos momentos hay a nivel quirúrgico a nivel mundial. Supone un gran avance", precisó.

Pastor estima el valor del aparato para los usuarios. "Si lo que estamos operando son procesos cancerosos, aportará más calidad y más cantidad de vida. Si lo que estamos interviniendo son procesos más banales, más calidad de vida". La gerente valora la mayor "exactitud en la intervención", así como "el menor tiempo en la recuperación del paciente". Aunque de entrada la inversión es muy alta -por encima de los dos millones de euros-, lo que se espera es que esto disminuya los costes sanitarios en un periodo de medio plazo", concretó.

Tomás Concepción

JEFE DE UROLOGÍA DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO

Ginecología se prepara para el próximo día 15

La especialidad de Ginecología del Hospital Universitario de Canarias está casi preparada para intervenir con el robot Da Vinci Xi. De hecho, las primeras operaciones están previstas para el lunes 15 del presente mes. Los doctores José Luis Trujillo y Miguel Carrancho están en el epílogo del proceso de adiestramiento y certificación -junto a los urólogos Tomás Concepción y Ana Plata, que ya lo concluyeron, son los únicos cirujanos del complejo que están inmersos en él-. Precisamente, Trujillo compareció en la cirugía urológica llevada a cabo en la mañana de ayer. Tanto él como su equipo podrán realizar con el Da Vinci "todas las cirugías ginecológicas pélvicas", manifestó a El Día. A saber, "histerectomías, operaciones sobre los anejos, cánceres de ovarios o de cuello de útero", entre otras. Los beneficios del robot son iguales para todas las especialidades, que se irán sumando a un programa formativo que tiene una duración de unos dos meses. Comienzan con un adiestramiento en el que las consolas simulan las intervenciones y alertan de errores o de situaciones forzadas. Tras superar esta fase, desde la excelencia, llega el momento de afrontar la experimental en centros de Italia, Bélgica o Francia. En estos quirófanos, los cirujanos experimentan con animales -principalmente, cerdos-. Luego llega el momento de acudir a un centro de alto rendimiento en este tipo de operaciones, en el que se sigue las directrices de un tutor denominado proctor. Ya acreditado para intervenir a humanos, la fase clínica concluye el proceso. Ahí, el proctor acude al centro propio -en este caso, el HUC- para juzgar cómo se realiza la cirugía y si se está capacitado para ello.

La novedad del Table Motion y del Dual Console

Carlos de Jesús, especialista clínico del Da Vinci, explicó a El Día las novedades arribadas a Canarias, con respecto a los otros robot que hay por el resto de la geografía española -unos 60 en total-. La Table Motion, o mesa de operaciones, permite el movimiento rápido del paciente, ajustándolo a lo que la intervención requiera en cada momento. Mientras, el Dual Console da opción a que dos cirujanos alternen en el proceso de operación o bien usarlo para el proceso formativo de otros profesionales. El propio robot o carro del paciente y la torre de visión completan una tecnología "toda integrada por unos cables de fibra óptica y la por red de frecuencias -la mesa-", explica De Jesús. Según asegura, "no solo se forma a los cirujanos, aunque es la más "importante y larga", sino también a "enfermería, esterilización y anestesia". Su soporte terminará cuando se haya intervenido entre unos "10 y 20 casos".