"Ahora lo difícil es ver quién quiere venir al programa". Como una confidencia, Carlos Alsina (Madrid, 1969) valora, con sabor agridulce, la popularidad cosechada en las últimas semanas a raíz de dos entrevistas: Quim Torra y Adolfo Suárez Illana. De la primera, con el presidente de la Generalitat, se dijo que le desarmó su discurso; del segundo, que dejó fluir la conversación y el número 2 del PP en Madrid acabó metido en un charco al decir: "Los neandertales también usaban el aborto, esperaban a que naciera y le cortaban la cabeza", por lo que horas después pidió perdón.

En la primera vez que emite desde Tenerife su programa Más de uno, de Onda Cero, le toca ahora llenar silencios a las preguntas, para analizar el ejercicio del periodismo o la política.

¿Volvería a estudiar Periodismo?

Por supuesto. Me lo pasé muy bien cuando estudié Periodismo.

Lo decía más por el oficio.

Ahora lo difícil es encontrar un trabajo que permita vivir y mantenerte haciendo Periodismo. Los de mi edad tuvimos la suerte de que cuando estudiamos surgieron muchos medios de comunicación; entonces no había internet. Salieron nuevos periódicos y radios, y comenzaron las televisiones privadas, lo que permitió ampliar mucho el mercado laboral, aunque eso no significaba que cuando te incorporaras te hicieran un contrato fijo o cobraras mucho... Estuve un año de becario, gratis, en un periódico, y encima parecía que tenías que estar agradecido. Y cuando empezabas no te hacían un contrato fijo.

¿Animaría a un hijo a estudiar Periodismo?

Si es lo que le gusta... Creo mucho en lo que te pide el cuerpo. Tú notas lo que te mueve y te interesa.

¿Y qué le pidió el cuerpo cuando escuchó a Adolfo Suárez Illana decir: "Los neandertales también lo usaban, lo que pasa es que esperaban a que naciera y, entonces, le cortaban la cabeza"?

(Se ríe). Hay un momento en las entrevistas en las que tú como entrevistador eres consciente de lo que está pasando y el entrevistado, a veces, no. Seguramente porque el entrevistador, como lleva todos los días un programa, se da cuenta de la repercusión de lo que le están diciendo; y ese fue uno de esos momentos. Creo que en esos momentos hay que dejar fluir al entrevistado. Se trata de saber qué piensa cada uno.

¿Por una metedura de pata se pueden perder unas elecciones?

No creo que tanto. Creo que te complica mucho una campaña electoral. Me parece más interesante que las entrevistas sirvan para saber lo que piensan las personas, más allá de los argumentarios. Y el jueves quedó claro lo que piensa Suárez Illana, y está en su derecho a expresarlo con libertad. El entrevistador tiene que no distraer al entrevistado cuando está explicando abiertamente lo que piensa. Si lo interrumpes o le repreguntas sin necesidad, pierdes la oportunidad de que siga expresándose o recule, o esté menos transparente. Cada entrevista es un mundo. Hay veces que cuando estás rebatiendo lo que está diciendo es más productivo para saber lo que piensa esa persona, y otras veces es mejor apartarse un poco y dejar que hable. Al final lo has invitado al programa y debes dejar que acabe sus frases y sus pensamientos. Soy muy poco de acribillar a preguntas cuando no han acabado de explicar lo que piensan.

También fue muy comentada la entrevista con Quim Torra.

Fue muy diferente a la de Suárez Illana, que tienes delante a un candidato que se presenta por primera vez a unas elecciones generales. Ahí es mejor no interrumpir ni discutir al entrevistado, para que se sienta cómodo y pueda decir lo que dijo. Con Torra es distinto. De él hablo todas las mañanas. Y también opino sobre lo que dice y hace. El día que lo tengo sentado a mi lado no puedo ser distinto al resto. Le tengo que decir lo mismo que cuando no está, porque si no, haría trampa. Por eso la entrevista sale más confrontada, porque es un protagonista de la actualidad sobre el que yo me manifiesto muy crítico, pues creo que en muchos casos distorsiona la realidad, porque no ejerce su papel; no son discrepancias puntuales, sino generales con lo que hace. La entrevista pudo ser tensa pero nunca maleducada.

¿El periodista debe opinar o informar?

Hay quien te reprocha que opines demasiado y hay quien lamenta que no te mojes suficientemente; siempre estamos en esa tensión. Yo en seis horas de programa hago papeles diferentes. No es tan importante que yo opine como que explique lo que sucede, y en otro momento me dedico a entretener más. Genera una dificultad entender que puedes hacer todo eso en el mismo día sin dejar de ser honrado en cada momento del programa.

¿Hay periodistas casados con un color político?

Sí. No porque sea un casamiento bastardo. No es tanto que haya periodistas que están al servicio de, sino que tienen tal identificación ideológica con un color determinado que en muchos casos acaban haciendo política o activismo de lo que ellos sienten o creen. Difiere de lo que estrictamente yo creo que es el periodismo, que naturalmente tiene que ver con la independencia y el criterio propio. Cuando tienes criterio propio es muy difícil que siempre te parezca bien lo que hace uno, de un color determinado, y siempre te parezca mal lo que hace el color distinto. Hay días que me parece que está muy acertado Pablo Iglesias sobre Villarejo y otros que me parece que está muy desacertado en otras cosas, o Pablo Casado, sobre el tema catalán o el aborto... Creo en la honradez del que habla. Me parece menos natural que ocultes determinadas cosas que le suceden a aquel con el que sintonizas más ideológicamente y des relevancia mayúscula a aquel con el que discrepas.

¿Qué busca hoy el periodismo: transparencia o retuits?

(Se ríe). En mi caso participo poco de Twitter. Los medios digitales y aquellos que tienen presencia en internet están muy pendientes del click en la noticia. Eso no es negativo; indica el interés. Cuando iba a la universidad me insistían mucho en que una cosa es la importancia y otra el interés. No me parece mal siempre que el titular sea una noticia. Soy poco de teclear el titular que es un juego o una pregunta, como... las diez cosas que no sabes de Quim Torra, pero tiene mucho tráfico. Si todo lo fías al click, los asuntos importantes y poco interesantes casi van a desaparecer de tu oferta informativa. Ahí está el equilibrio: puedes abrir con una información importantísima que si no te la lee nadie estás fastidiado. Dirigir ahora mismo un medio de comunicación es muy complicado.

¿Se oye más la radio?

Estamos en los niveles de lo que ha sido siempre si miras el histórico del EGM. Se está resintiendo más la radio musical. La radio sigue funcionando muy bien, pero tiene una dificultad para los menores de 25 años porque los hábitos han cambiado. Los chavales de 20 años están más pendientes de lo que les llega por redes sociales. Es difícil conseguir que se enganchen a un espacio de larga duración. La radio es más estable, al menos más que otros medios.

¿Qué pasará después de las elecciones nacionales del 28 de abril?

No tengo ni idea qué pasará. Lo normal es que te respondiera con las encuestas, pero también las teníamos en Andalucía y pasó lo contrario de lo que todos decíamos que iba a pasar. Nos puede pasar lo mismo, o no.

¿Quién lo ha decepcionado más al entrevistarlo?

(Silencio). De los políticos es difícil, porque los tienes muy vistos. No te daré nombres porque sería poco educado por mi parte. Sí te pasa que crees que hay alguien que tiene más fondo del que tiene.

¿Su entrevista más difícil?

Soy muy malo para acordarme de lo que he hecho.

¿A sus nietos qué entrevista le va a contar de las que ha hecho hasta ahora? ¿La de Quim Torra?

En esta temporada, la que más me sorprendió -porque fue en la que mejor me lo pasé- fue la de José María Pou, que es un actor como la copa de un pino y que fue muy sorprendente que se emocionara tanto, con la cantidad de entrevistas que ha ofrecido.

¿Cuál es su entrevista soñada?, al estilo de Jordi Évole con el papa.

Hasta ahora todos decíamos el papa, pero ya la ha hecho Jordi. ¡Qué perro! (Se ríe). Me gustaría entrevistar al rey, sin ninguna duda, y si se deja Leonor, también. Es la heredera. Sería una entrevista muy interesante porque es la única adolescente de España que no puede decidir gran cosa sobre su futuro, y eso me parece humanamente muy interesante. Y por supuesto el rey, porque España está como está. Se me ocurren muchas preguntas que plantearle, y porque no se ha prodigado.

¿En qué franja horaria prefiere trabajar en la radio?

Para vivir, la noche (se ríe). Para organizar tu vida es más cómodo el programa de la noche. Tienes todo el día para ver lo que va sucediendo y elaborando unos razonamientos. La mañana tiene más público e influencia, es el programa al que vienen los presidentes, y desde ese punto de vista es más atractivo. Además, tiene el ritmo que me gusta, pero vitalmente es muy complicado, no tanto por la hora que te tienes que levantar como a la que te acuestas.

¿Echa de menos por la mañana a Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo?

Les echaría de menos si fuera oyente y no me gustara nada lo que hay (se ríe). Los que estamos ahora somos continuadores de... Me siento muy continuador de lo que ellos consiguieron hacer grande, con Martín Ferrand, Antonio Herrero, Carlos Herrera, José María García... Ellos convirtieron la radio en una cosa muy relevante en este país y se inventaron la radio que hacemos; casi todo lo que hacemos es una versión de lo que ellos hicieron antes que nosotros. El objetivo es no empeorarlo mucho. Creo que en conjunto no lo hacemos mal. De lo que hablo con Luis o Iñaki sobre la radio, no están descontentos por cómo les gestionamos la herencia (se ríe).