La Confitería y Café Taoro, más conocida como Casa Egon, es una empresa familiar de La Orotava que cumple en mayo 103 años. El actual encargado de esta emblemática pastelería, Ángel Luis Rocío, trabajó con su padre, Benigno Rocío, durante años y, en la actualidad, trabaja con su hijo Francisco Aday Rocío García, quien llegó a coincidir en la empresa con su abuelo y con su padre. Quizás sea por las milhojas, los tambores o los almendrados, pero ambos disfrutan del día a día y no tienen "ninguna queja" por trabajar juntos. La suya es una dulce relación laboral y familiar.

Ángel Luis Rocío tiene mucha experiencia respecto a relaciones familiares y laborales, no sólo entre padres e hijos, pues a lo largo de su trayectoria profesional ha trabajado con su padre, pero también con su madre y con cinco hermanos: "Y aquí seguimos, con una empresa saneada, a punto de cumplir 103 años y sin perder la esencia".

Respecto a las ventajas de trabajar con su hijo, Ángel Luis valora "la confianza, por supuesto, y el plus que te da tener raíces en el negocio, conocer su historia de cuatro generaciones, que también implica que hemos atendido a varias generaciones de clientes".

"Igual que yo ahora trabajo con mi hijo, al otro lado del mostrador he visto comprar dulces a padres y ahora los que vienen a pedir los dulces son los hijos o los nietos", relata.

Francisco Aday recuerda que "desde pequeñito" acudía a Casa Egon a "echar una mano, en épocas como Navidad, con mis primos. Armábamos cajas y ayudábamos en lo que se podía. Luego empecé a trabajar por horas y desde hace 6 años este es mi trabajo. Y la verdad es que aprendo mucho con mi padre y no tengo queja. Se enrolla bien".

El fundador de la Confitería Taoro, Egon Wende, se casó con Luisa Rocío y tuvieron un hijo en 1926, pero falleció muy pronto. El lugar de aquel hijo que perdieron lo ocupó un sobrino de Luisa, Benigno Rocío, que residió en su casa y trabajó con ellos desde 1939.

Egon murió en 1970 y desde entonces Benigno se hizo cargo del negocio, con la ayuda de su esposa Pastora, y sus seis hijos: Ángel Luis, Benigno, Francisco Javier, Emilio, Jesús Manuel e Isidro. Benigno falleció en 2010, pero su familia continuó el negocio, ahora con miembros de la cuarta generación, como Francisco Aday.