Apertura a la sociedad, en concreto al sector empresarial, para mostrar "un equipamiento único en Canarias" y "la excelencia de nuestro personal cualificado". Estas fueron las grandes premisas que marcaron ayer la "jornada de puertas abiertas" para los medios de comunicación en la sede central del Servicio General de Apoyo a la Investigación (SGAI) de la Universidad de La Laguna (ULL) en el Campus Anchieta. El vicerrector de Investigación, Francisco Almeida, y el director del SGAI, José Luis Rodríguez, ejercieron de cicerones en esta visita guiada. Almeida especificó que "aparte de la singularidad del edificio y de lo ya dicho la intención es desvelar todo el conocimiento que se genera entre estas paredes".

Rodríguez y Almeida recalcaron que "muchas empresas canarias mandan sus encargos a la Península y tenemos la capacidad para hacerlos aquí. Eso supondría un ahorro para ellas, no solo en el transporte, sino en la fundamental interacción con el laboratorio. Un ejemplo sería la artemisina, un fármaco fundamental para la vacuna contra la malaria".

Almeida afirmó que "posiblemente se trate del polo científico más importante del Archipiélago", con miles de solicitudes, tanto de entidades externas como del profesorado investigador de la ULL, que utiliza esta infraestructura para hacer muchas de las mediciones de sus proyectos científicos.

Rodríguez, apoyándose en un power point, valoró dos fortalezas en la teórica. Por un lado, son equipos de altas prestaciones y afrontan análisis que un laboratorio común no puede realizar. Por otro, "el equipo humano que lo gestiona". Técnicos especialistas, muchos doctores, que sacan máximo provecho a la infraestructura.

Gracias a los fondos del Fdcan, con hasta 600.000 euros de inversión, buena parte de este equipamiento ha sido renovado recientemente, financiación que también ha servido para llevar a cabo nuevas contrataciones. Estos servicios cuentan, además, con diversos sellos de calidad.

Los servicios del Segai están divididos en cuatro grandes áreas: análisis elemental y molecular; caracterización de materiales y superficies; tecnologías biomédicas y apoyo científico técnico.

La primera abarca un conjunto de técnicas que permiten obtener información sobre los elementos y las moléculas de las muestras. Es el caso de los servicios de análisis lípidos, espectroscopía de absorción atómica, espectroscopía infrarroja, espectroscopía de masas y análisis elemental, resonancia magnética nuclear y técnicas agroalimentarias.

El segundo tipo de servicios, en torno a la caracterización de materiales y superficies, atiende las propiedades físicas y determina la composición de materiales sólidos y superficies. En ellos se pueden conocer las propiedades de los sólidos, su densidad, viscosidad, tamaño de la partícula o su porosidad.

La tercera división corresponde a las tecnologías biomédicas y aglutina el estabulario y animalario; el laboratorio de física médica y radioactividad ambiental; genómica; resonancia magnética para investigaciones biomédicas; el herbario y la instalación radioactiva del campus de Anchieta.

Entre los servicios de apoyo científico técnico figuran los que posibilitan estudios de un vasto campo de actividades como la restauración de obras pictóricas; el apoyo a la criminalística forense; la lingüística; el diseño y fabricación digital; la electrónica; el nitrógeno líquido o la mecánica.

Como casi siempre, lo mejor era comprobar todo esto en la práctica e "in situ". Será en la segunda parte -en estas misma páginas- de la visita a la casa del científico.

Un aumento de 900 micras permite percibir como "un monstruo" a lo que solo es una muy pequeña (un milímetro) larva de pulpo. Bajo la guía del científico Juan Luis González, conservador de los microscopios desde 1997 -todavía hay uno de la época- se ven ojo, boca y hasta las ventosas. Cosas de la tecnología y de los equipos de última generación. Fue el resultado de la visita al laboratorio de Microscopía Electrónica, donde también se pudo ver con nitidez el dibujo de una moneda de dos euros. Espectros, estudios tridimensionales... La ruta siguió por la trastienda del SGAI, la entrañas del edificio. Allí está Técnicas Agroalimentarias, donde Mónica González, doctora en Química, explicó qué hacen. Desde análisis de plaguicidas a cereales y vino. La ruta continuó por Difracción de Rayos X, donde los también doctores Celso Hernández y María Déniz explicaron su labor con estructuras cristalinas de origen similar y propiedades tan distintas como el diamante y el grafito. Como anécdota, "nos trajeron uno y en 20 minutos descubrimos que era falso". También diseccionan cemento, acero, productos para las farmacéuticas o papel para descubrir pruebas sobre autenticidad de documentos. Una pasada.