Arancha es doblemente máster -sin ninguna duda, ni siquiera académica-: por su condición de veterana y por ser una maestra en el deporte que práctica, la natación. Han sido cientos de miles de kilómetros en largos de piscina o en enormes distancias en aguas abiertas -no sabe calcular cuantos- hasta llegar a ganar multitud de campeonatos a nivel nacional e internacional. A sus 61 años pertenece al club Tenerife Máster (antes militó en el Teimar) en el que está federada en la categoría de 60 a 65.

Detrás de la timidez de Aránzazu Arenaga Benítez, el nombre que aparece en su DNI, se esconde Arancha, una ondina cuando nada, su gran afición en un medio acuático que casi domina como algo natural. Pero no siempre fue así. Lo recueda: "Mi padre era deportista y a los siete u ocho años aprendí a nadar en los cursillos de la piscina Acidalio Lorenzo. Competí hasta los 15 y lo dejé a los 16 o 17 por distintos motivos, "entre ellos que al agua estaba fría", bromea: "Le tenía miedo al mar; ahora le tengo respeto". Y añade: "Lo retomé veinte años después porque tenía problemas de espalda y me lo recomendaron". En el intervalo estudió en Madrid.

Resume qué supone para ella nadar: "A veces una obligación, porque si abandonas pierdes la disciplina, pero un placer inmenso porque yo desconecto en el agua. No nado todos los días, sino tres veces en semana y una cuarta opcional. Tener un objetivo ayuda a mantener la disciplina. Soy competitiva, pero voy mucho a lo mío. No tengo aspiraciones de entrada, pero luego me encuentro lo que me encuentro". Reconoce que "hay que aprender bien a nadar porque es un medio antinatural e incluso hostil". Asegura que necesito visibilizar sus miedos. Menciona al entrenador, Tomás Hernández, cuyos consejos son "fundamentales".

Arancha recuerda "la pájara del año pasado en el campeonato de Eslovenia". O la mala pasada que le jugó el miedo en Kazán: "No veía ni había oxígeno, pero seguí adelante. Mis inseguridades salen a flote, pero ahí está siempre Tomás".

Arancha recuerda de entre su amplio palmarés La I Travesía El Reto: "19.400 metros desde Corralejo, en Fuerteventura, hasta la Isla de Lobos, dar la vuelta y regresar. Fui invitada por el Club Herbania, de Puerto del Rosario, con motivo del XX aniversario de la primera vez que una mujer, en este caso yo, nadó hasta Lobos, el 14 de octubre de 2007".

Sobresale su humildad, pese a haber ganado 14 medallas en campeonatos mundiales y europeos. Insiste en nombrar a sus compañeros de club, aunque este sea un perfil individual. Relaciona a "Amparo o don Paco, que siguen nadando con cerca de 90 años". Tiene un recuerdo para compañeras y entrenadoras, como Conchita Fernández de Misa o Fátima Padrón, y para su amigo Rafa: "Siempre me ha acompañado en esta aventura". También para otra nadadora, María Luisa Cabañero, "compañera de fatigas, pionera en la larga distancia, de Ciudad Real y primera mujer bombero de España".

Concluye con una reflexión: "Fuera he comprobado cómo se le da mucha más importancia que aquí al nadador máster".

Brillante trayectoria

Libre, mariposa o estilos. Desde 100 a 1.500 metros en el Índico, el Atlántico o el Pacífico, en mares o ríos, y una larga lista de campeonatos nacionales, le han permitido recorrer el país, y varios récords de España, son muestra de la versatilidad de esta funcionaria de la Administración estatal, destinada desde hace 30 años en el Ministerio de Defensa, en concreto en la sede de la Capitanía General de Santa Cruz, en cuyo barrio de Buenavista reside. Sin olvidar los ocho europeos, de Palma 2011 a Eslovenia 2018, donde fue campeona en cinco kilómetros de aguas abiertas; seis campeonatos del Mundo e innumerables travesías a nado por toda Canarias, la Península o el extranjero. Solo como ejemplos, las ocho veces de la Lanzarote-La Graciosa (2.300 metros); la frustrada del Canal de La Mancha (Inglaterra-Francia) con el apoyo de la AECC, reto que no logró por las malas condiciones climatológicas, o el cruce del mítico Estrecho de Gibraltar (19 kilómetros). En esta última cita ha sido la primera canaria, tiene la mejor marca de mayores de 50 años (femenino y masculino) y es la mujer con mayor número de cruces (tres). Ha sido tres veces nominada (2002, 2003 y 2004) a mejor deportista del año por la APDT que le dio su premio honorífico en 2017.